•2•

514 43 12
                                    

Lo de anoche fue algo raro e incómodo en cierto modo. Luego de el último mensaje simplemente no contesté nada más, no pensaba hablar con un extraño.

Ayer, luego de ayudar a Jimin con las cajas de azúcar, café e ingredientes para la cocina, le conté acerca de ese chico guapo y me fui tranquilamente. Ahora, sobreviviendo a dos horas de trabajo y sin clientes hasta el momento, me encuentro contándole a mi amigo sobre el mensaje de anoche. Él está detrás de la barra de entregas con sus codos apoyados sobre esta y yo del otro lado, estando así enfrentados.

—¿Estás seguro de que no le pasaste a nadie tu número? —hace énfasis en el "nadie"— Al menos a alguien a quien le hayas coqueteado en los últimos días.

—No le he coqueteado a nadie en los últimos días —respondo por enésima vez—. Ni en las últimas semanas ni meses.

—Esto es raro, JK —levanta las cejas volviendo a leer el mensaje en mi teléfono como si no pudiera creerlo—. ¿Y sólo dijo que se llama V? —asiento— ¿Es un chico o una chica?

—No tengo la más mínima idea. —digo con total sinceridad mientras me encojo de hombros.

La campanilla sobre la puerta suena. Jimin y yo volteamos notando que dos chicas de nuestra edad o un poco menos entran. La rubia y la pelirroja están bastante abrigadas por la baja temperatura del día de hoy. El par de amigas se ubican en una mesa y me acerco para entregarles el menú. Vuelvo con Jimin y pero el no me mira. Sí, estaba concentrado en las chicas.

—Que guapas. —comenta en un susurro.

Volteo, les doy una mirada rápida y vuelvo a mirarlo.

—No tanto. —suelto algo incómodo, bajando la mirada.

Jimin suelta una risita.

—¿Lo dices en serio? A ti porque te asustan las mujeres, yo me las llevaría a ambas a la cama. —comentó sin sacarles la mirada de encima.

—Ugh. —comento con asco y el ríe, dándome un golpe amistoso en el brazo.

Camino hasta donde esas chicas se encontraban charlando. Ambas me miran y me sonríen.

—Buenos días —saludo—. ¿Ya saben que van a ordenar?

—Buenos días —saluda la rubia—. Una malteada de fresa y una de chocolate.

Me mira de arriba a abajo y trago en seco incómodo.

—Enseguida —hago un gesto con la cabeza y vuelvo donde Jimin estaba—. Una malteada de fresa y una de chocolate. —le paso la orden.

Se da la media vuelta y va hasta la cocina a preparar los pedidos. Me doy cuenta que mi teléfono recibe un mensaje cuando oigo la campanita de la las notificaciones. Lo desbloqueo y leo.

Desconocido: ¿Por qué no contestas? ¿Acaso te asusté?

Abro los ojos con asombro y suspiro. Pienso unos segundos en que responder y luego tecleo algo.

Jungkook: Ni siquiera sé quién eres, ¿qué te parece?

El mensaje se marca como leído al instante, como si estuviera esperando mi respuesta con ansias.

Desconocido: Oh, que tierno.

Desconocido: Solo quiero conocerte.

Desconocido: Tranquilo, no muerdo.

Desconocido: A no ser que quieras, claro.

Jimin aparece con una copa de malteada en cada mano y las apoya en la barra delante de mí. Dejo el teléfono sobre esta y se lo señalo con la mirada mientras levanto copas.

—Lee. —ordeno llevo los pedidos a la mesa de las chicas.

Ellas me agradecen y vuelven a su charla. Yo vuelvo con Jimin.

—Dios. —suelta.

—¿Qué hago? —le pregunto.

—Pregúntale como se llama.

Tomo el aparato y escribo.

Jungkook: ¿Cómo te llamas?

Desconocido está escribiendo...

Desconocido: ¿Acaso importa?

—Maldición, ¡sí! —se cabrea él.

—Shh. —lo callo y hecho una rápida mirada para verificar que las chicas no nos estén oyendo, pero se encuentran charlando animadamente.

—¿Es hombre o mujer?

Sin responderle, vuelvo a teclear.

Jungkook: ¿Eres hombre o mujer?

Desconocido: ¿Te asurarías si te digo que soy hombre?

Sonrío inconscientemente.

Jungkook: Aunque suene como un idiota, me tiene más tranquilo jaja.

Desconocido: Hey, no es idota. Cada uno tiene sus gustos y comodidades.

—¿Vas a hablarle? —pregunta Jimin como si no pudiera creerlo.

—No. —bloqueo mi celular al darme cuenta lo que estaba haciendo.

—Disculpa... —volteo ante el sonido de la tercera voz, encontrando a ambas chicas. La rubia continúa hablando:— Lamentó interrumpir, solo quería avisarte que dejé el dinero sobre la mesa.

—No se preocupen —habla Jimin despacio, intentando coquetearles—. ¿Cómo se llaman?

—Yo soy Yeri —sonríe, causando ternura— y ella es Joy. —mira a la pelirroja.

—Bueno, yo soy Jimin y este es mi amigo Jungkook. Encantados de conocerlas.

—Bueno, seguramente volveremos algún día y quizá podemos hablar un rato... —coquetea de vuelta la rubia, esta vez, a Jimin.

—Cuando quieras, linda. —le guiña el ojo y ella ríe como idiota.

—Nos vemos. —sonríe y ambas salen del local.

—Cuando quieras, linda. —repito con una voz graciosa haciéndole burla a Jimin y comienzo a guiñar repetidamente como si tuviera un tic.

—Era linda, ¿Sí? —se avergüenza un poco.

Otra vez la campanilla. Una familia entra y se sientan en una mesa junto al ventanal.

—Mejor nos ponemos a trabajar. —suelta Jimin y yo asiento.

Coffee [Taekook/ KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora