Una disculpa

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—¿Un novio? —preguntó algo incredula. No sabía si eso era algo bueno o malo.

—Sí. Tengo un novio —dije lentamente mientras veía sus expresiones.

No sabia si estaba enojada o feliz, confundida o determinada. Su cara no me lo dejaba saber.

—¿Entonces? ¿Que piensas al respecto? —tenía mucho miedo, si era verdad que me había aceptado pero nunca habíamos hablado más sobre el tema y nunca había traído a ninguna pareja durante todo este tiempo.

Vi en su mirada una lucha interna y tenía que admitir que me dolía un poco el que ella este pensando en que decirme en estos casos. Pero agradecía que no fuera como la madre de Kibum así que este tipo de reacción era mucho más aceptable que cualquier otro. Al ver que nada salía de ella decidí volver a tomar la palabra.

—Mamá, se que es incomodo para ti y no te culpo, solo te pido que me entiendas. Y que me ayudes.

Suspiró mientras tomaba su cara entre sus manos, se veía muy estresada y decidí que si no volvía a hablar yo me retiraría, ya era bastante tarde y también estaba cansado. Un minuto después y la sala seguía en un completo silencio, así que supuse que era hora de marcharme, pero antes de que pudiera moverme, comenzó a hablar.

—Quiero conocerlo —murmuró sorprendiendome, eso no lo esperaba.

Podía sentir como una gran sonrisa se formaba en mi rostro y rápidamente corrí a abrazarla, ella solo río y me abrazó de vuelta, sin duda era la mejor, me separé de ella para poder mirarla a los ojos. Se veía emocionada como si quisiera llorar.

—Te va a encantar, su nombre es Kibum y es muy tierno pero también se enoja con mucha facilidad. Pero incluso hasta cuando se enoja, ¡sigue siendo tierno! —cualquier persona podía notar a distancia mi felicidad y es que no podía ocultarlo.

Mi madre río y revolvió mi cabello mientras me miraba con orgullo, era la mejor.

—Ok, ok. Hablemos sobre todo esto mañana, ya es demasiado tarde para seguir hablando y pensar en como regañarte por llegar tarde consumió toda mi energía —solté un risa, y los dos comenzamos a subir las escaleras para llegar a nuestros respectivos cuartos.

La alarma sonó mostrando las 7:00 am. A decir verdad, había olvidado por completo que aún no terminaban las clases, a pesar de estar en Diciembre, aún faltaban algunos días para conseguir vacaciones. Me levanté rápidamente, a pesar de haberme quedado dormido tan tarde, no me sentía cansado, al contrarió. Me sentía emocionado por contarle a Kibum lo que había pasado en la noche con sus padres y mi madre. Podía imaginarme lo feliz que estaría.

Ya una vez preparado, salí de mi casa para comenzar a dirigirme al instituto. Llegué en menos de veinte minutos, cosa que me sorprendió pues por lo general siempre llegaba con retraso.

Pasé directamente hacia el aula de Kibum, y ahí lo encontré, se veía un poco tenso y se notaba como no había dormido nada. Eso me preocupo un poco puesto que hace un día había salido del hospital a causa de haberse descuidado y ya se encontraba igual. En el aula solo nos encontrabamos nosotros dos y él parecía no haber notado mi presencia, por lo que me acerqué a él y lo abracé, pude notar como se sobresalto pero luego se relajo al sentir mi risa.

—Hola —habló él mientras reíamos. Me gustaba estar con él.

—Hey, ¿cómo te sientes? —pregunté mientras lo liberaba de mis brazos.

—Me siento bien, no pude dormir muy bien pero dejando de lado eso, me encuentro bien.

—Pues me alegro, y tengo que decirte algo más —dije mientras sonreía de oreja a oreja, estaba muy emocionado por contarle.

Amo tu indiferencia  [JongKey] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora