Lucía estaba muy grave, había perdido más de 15kg, estaba sin fuerzas, sin energía.
Me siento muy culpable por no haberla frenado antes.
Sentía que sólo era un capricho de adolescente, que no llegaría tan lejos.
Ahora se encuentra recostada en una camilla de hospital con cables que sirven para darle oxígeno y suero para alimentarla, hace 5 días no despierta y no tengo certeza de que lo hará, sólo espero que sí y sea pronto.Narra Martina:
Me encontré a Lucía en el baño tratando de vomitar, al principio le creí cuando me dijo que sólo se sentía mal, que no era de que preocuparse. Al rato la ví en el medio de la pista, bailando entre la multitud, me acerqué a ella y la ví caer, fue en ese instante donde comprendí lo que le pasaba, me necesitaba más que nunca.Narra Lucía:
Luego de los 15 años de Mónica todos se empezaron a focalizar en mí. Yo seguía con la idea de perder peso y lo iba a hacer cueste lo que cueste.
Martina me insistía en ir al médico, me molestaba que insista tanto pero mucho más me molestó cuando habló con mi mamá sobre lo que me estaba pasando, a causa de eso no la hablé por varios días y no me interesaba hacerlo, no me importaba perderla para que me dejara tranquila, no entendía que sólo quería verme bien, no valoraba lo que hacía por mí.¿Realmente estaba muy mal?
No sabía que tan mal estaba hasta el día que mi mamá me obligó a ir al médico, él le dió una series de vitaminas y me mandó nuevamente a casa para así volver dentro de una semana. Cuándo volví había perdido medio kilo más "las vitaminas no funcionan" dije sarcasticamente. Lo cierto es que no tomé ni una, no quería hacerlo porque me "engordarían".
Logré escucharle al médico decir a mi mamá que una opción era internarme pero no me interesó en lo absoluto, mi peso era lo único que importaba, lo único que a mí me importaba.¿En qué momento comencé a odiarme a mí misma?
Al comenzar la secundaria con en ese entonces 12 años empezamos a ver aspectos nuestros que antes no tenían relevancia, el pelo, las uñas, depilación, cejas, esteriotipos que la sociedad nos inculca y prevalecen en el tiempo.
Era verano y con Martina estábamos invitadas al cumpleaños de Saúl, en su invitación decía "Traer muchas ganas de divertirse y bañador".
Estaba muy contenta de asistir, era el primer cumpleaños del año, estuvimos días organizando que bikini ponernos, hasta que elegimos la correcta, claro, para nosotras.
Al llegar a casa de Saúl, le dimos su regalo y nos metimos directamente a la piscina, mis demás compañeras estaban ahí.
Se acercó a mí Juan, que ni más ni menos era el chico que me gustaba, y me dijo "estás hermosa, si fueras más flaquita sería tu novio", en ese momento no me afectó, seguí disfrutando de la piscina y comiendo las papitas que tanto me gustan.
Al día siguiente todos estaban pendiente a su celular, yo desconocía cualquier cosa que estuviese pasando, miré el celular de Martina y me encontré con una foto mía comiendo y un pie de foto diciendo "Se escapó la vaca del corral", el mundo se me vino abajo, era la burla de todos.
Claramente Juan había difundido la foto, en ese instante comencé a odiarlo, pero eso no era lo peor.
En ese momento comencé a odiarme pero particularmente odiar mi cuerpo.
Todavía no entiendo la necesidad de burlarse de alguien, la necesidad de dañar al otro, sólo me pregunto una y otra vez.
¿Por qué?.
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REFLEJOS
Teen FictionUna adolescente que busca un "cuerpo perfecto", pasando por alto su personalidad bondadosa y deteriorándose a medida que corre el tiempo. ¿Logrará darse cuenta que los reflejos son sólo eso, REFLEJOS?