ESPERANZA

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Se hace tarde, nos tenemos que ir le grité mientras corría hacía el auto, lo cierto es que estaba lloviendo, no era el mejor día para sacar una cita al médico.
Lucía llegó sin ganas, pero llegó, ella se negó a ir durante meses pero ya no tenía otra opción, su cuerpo me lo pedía a gritos, yo había abierto los ojos y me di cuenta de lo mucho que estaba rota, deteriorada, devastada, estaba consumida y mi deber era cuidarla y protegerla, no pude hacerlo en su momento, sólo espero que no sea tarde para que ella logre salir de esta.

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