Capítulo 3- Sufrimiento

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Ya había pasado una semana y todavía Lucía no despertaba, nos empezamos a preocupar mucho y era imposible que una lágrima no cayera de nuestros rostros.
Estaba sentada en un sillón del hospital junto a Martina, mirando las horas pasar lentamente, no sabíamos que hacer, sólo quedaba esperar mientras recordaba lo maravillosa que era Lucía.
Recuerdo un día cuando fuimos a la iglesia, ella tenía 10 años, vió a un niño de la calle, le regaló el poco dinero que tenía y le compartió de sus galletitas, realmente Lucía tiene un gran corazón, ella merece salir de esto, merece estar bien.

Narra Lucía:
Al cumplir 15 años sólo me interesaba salir y divertirme con amigos.
En los 15 años de Martina, ella me presentó a su primo Esteban, rubio de 16 años, con ojos claros y sonrisa muy hermosa, bailamos un rato juntos e intercambiamos números. No sé que intenciones tenía conmigo en realidad, yo no quería novios, pero hacer amigos siempre esta bien, al menos eso dice mi mamá.
Al día siguiente estuvimos escribiendonos, me resultó una persona muy interesante y a decir verdad, era entretenido. Hablamos hasta que quedamos en ir al cine, fuimos y estabamos pasandola muy bien hasta que me insinuó que estaba delgada, sólo me pregunté porque no lo había hecho por mensaje, tal vez no me hubiera hecho sentir incómoda, sólo inventé que me tenía que ir para deshacerme de él y no responder nada a su comentario.
Al día siguiente Martina se había enterado de lo ocurrido y entre regaños me largó que ella le había hablado a Esteban sobre mí, al escucharla sentí que todo había sido plan suyo, que él realmente no se fijaría en mí, sólo fue para darle el gusto a su prima adorada.
Dicho y hecho, así era, Martina me explicó que sólo era para verme feliz. Pero...
¿En qué momento olvidé ser feliz?
Después de lo sucedido con la foto, que de hecho no me gusta recordarlo, mi mamá de una u otra manera se enteró de lo ocurrido y me dió miles de charlas, hasta la opción de cambiarme de colegio.
Pero no, decidí enfrentarme a eso, las burlas de mis compañeros, y demostrarles que ya no sería más la nenita indefensa que dejaba pasarse por arriba, y sobretodo dejar de ser "la vaca del corral".
Sólo miré a Martina con cara de enfado y me largue sin decirle ni una sola palabra.
Y si, ahora estoy dormida y no entiendo nada de lo que ocurre a mi alrededor, sólo observo sin poder escuchar nada.

Narra Martina:
No sé porqué pensé que presentarle a Esteban iba a resultar bien, sabía lo empecinada que era Lucía y aún así lo hice.
¿Realmente pensaba que un chico la iba a hacer feliz?
Definitivamente no, sólo quería verla bien y lograr que se ame a ella misma, que las personas también pueden amarla por como es, y ella es una persona maravillosa pero no lo quiere ver, sólo quiere observar un reflejo más delgado cada vez que se para al frente del maldito espejo.
Hace tiempo no la veía feliz, sólo quería lograr eso, fue lo único que pude decirle al enfretarnos, yo sólo quería ayudarla.
Más de 7 días que no despierta, su familia se ve muy angustiada al igual que yo.
Admito que lo de Esteban no fue una muy buena idea, yo no sabía que causaría tantos problemas, me arriesgue sólo para verla feliz.
Ahora sólo quiero que despierte, ya no puedo verla así.
Ayer me senté al lado de su camilla y la observé mientras la tomaba de la mano, no podía hablarle mucho pero lo poco que lo hice sentí que ella me escuchaba.
¿será así?

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