Henry Bowers no es como todo Derry piensa, el solo es un adolecente con grabes problemas que necesita ayuda y consejos, todos lo ven como un monstro, a excepción de mí.
Conozco a Henry desde que teníamos 9 y 10 años, justo 4 años después de que su madre falleciera. Lo conocí en el cementerio, el solo lloraba sobre la tumba de su madre y yo quise ayudarlo, después de todo, esa escena era demasiado triste para un pequeño niño. Me acerque a él y se formó un vínculo de confianza y cariño al instante, a tal grado de qué me menciono sus penas más grandes y empezamos a frecuentarnos más, a salir juntos para jugar futbol, comencé a curar sus heridas después de sus peleas o las palizas que le daba su padre, se empeñó en protegerme de los chicos y chicas que me molestaban, salíamos para comer en la cantera o a molestar a Greta, ayudarlo en las materias que le costaban o simplemente pasábamos el rato juntos recostados en el sillón de mi casa viendo una película como ahora.
-Hey, mocosa, tráeme un refresco-ordeno con autoridad, sabe que odio que usen ese tono.
-¿Y qué te hace pensar que te haré caso, homúnculo mal desarrollado?- solo soltó una carcajada y acaricio mi cabello con un poco de brusquedad mientras volvía su mirada hacia la televisión, haciendo que se forme una sonrisa en mi rostro.
-¿pequeña?- llamo mi atención con ese apodo que diariamente usaba en mí el cual encendía las mariposas en mi estómago, y si, por si no lo mencione, estoy enamorada de Henry Bowers hace 2 años. Solo me limite a mirarlo a los ojos indicando que siguiera- Recuerda que hoy, hace siete años nos cocimos.
-¡Es cierto!, hace siete años te encontré soltando mocos.- el solo se limitó a sonreír, mientras yo me acomodaba para mirarlo mejor- es increíble como ha pasado el tiempo.
-sí, es todo muy loco, y por eso quiero darte un regalo, ya sabes, por aparecerte en mi vida y toda esa mierda.-okey, esto es raro.
-Pero... ¿no deberías hacerlo cuando se cumplan 10 años o algo así...?
-Shhhh, mejor cállate si quieres recibir regalo.-levante mis manos en señal de rendición.
Me levanto a la fuerza del sillón y salimos de la casa, si no lo conociera creería que busca asesinarme o violarme, ya que eran alrededor de las 10 pm y nos dirigimos hacia una plaza cercana a mi casa.
Al llegar allí me obligó a sentarme en una banca, todo estaría oscuro si no fuera por la luna llena que alumbraba, era particularmente grande y brillante.
-La noche es muy hermosa-dije tratando de sacar un tema, ya que solo permanecíamos sentados sin emitir palabra alguna.
-Sí, tienes razón, es como tú- lo mire sorprendida, ¿acaba de llamarme hermosa?-oscura, casi vacía y da un poco de miedo.-olvídenlo.
Lo golpee con mi codo y reímos por su estupidez.
-Eres un idiota-mencione rodando los ojos con una sonrisa.
-Sí, pero un idiota que te trae loca- quede en blanco, no emití palabras, ósea si en ocasiones anteriores bromeábamos así y tal, pero uso un tono especial, uno ¿coqueto?, no lo sé.
-Aja, como digas- dije mostrando desinterés.
-Sabes que te amo, ¿no?- preguntó con mirada tierna mientras tomaba mi mano, algo bastante raro en él.
-Sí, y gracias por eso, yo también te amo.- conteste revelando mis sentimientos, aunque él no lo supiera.
-Psss ya lo sabía.-Henry Bowers, arruinando momentos desde... siempre.
-Okey nariz de cerdito, volvamos a casa, ya es tarde y tengo frío.
-Oh, ya lo había olvidado, aún no te doy el regalo.- lo mire con curiosidad
-Pero tengo frioooo- dije actuando como niña pequeña y berrinchuda.
Me ignoró totalmente y aventó su chaqueta hacia mi cara mientras buscaba algo en los bolsillos de sus pantalones y en todos lados, después del impacto me la puse con mala cara, aunque debo admitir que amo cuando me presta sus chaquetas o playeras.
-Okey, toma.- extendió un pedazo de papel mal rasgado y arrugado con su no tan buena caligrafía y una cajita.
Primero abrí la caja encontrándome con una pulsera, demasiado linda a decir verdad, analice todo y lo mire con una ceja alzada.
-Tranquila, lo compre, no lo "tome prestado"-dijo mientras rodaba los ojos con una sonrisa, solo me limite a reír ante su respuesta.
-Ja, tranquilo rubio, ¿que crees que pienso de ti? jaja.
Me dispuse a tomar el papel,lo leí y quedé en blanco, lo releí y lo mire con una sonrisa mientras él agacho la mirada avergonzado esperando una respuesta.
-Gracias por los años de amistad,
Pero me gustas mucho, creo que me enamore
¿quieres ser algo más que mi mejor amiga?
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