Capítulo 5 "Secretos"

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Me extendió la mano. La mire y lo mire a él. Suspire y se la sujete, él estrechó la mía con fuerza y entonces comenzamos a caminar.


Siguió estrechándome contra sí. A mí se me antojaba pensar que sus bus brazos eran una muralla impenetrable, donde nunca tendría que sentir dolor. Aspire el aroma de madera que expedía su cuerpo mientras hundía más la cara sobre su pecho.

–Está bien– me susurro al oído –Todo estará bien, Ccino.

La simple caricia de su aliento en mi oreja me hizo asentir levemente.

Pero yo no veía cómo podría resultar así. Error se había enojado conmigo y me había dicho que me dejaría en paz, y si algo sabía hacer él era cumplir sus promesas y amenazas. Era eso a lo que yo más temía de Error Crayon.

Sorbí por la nariz y sentí como Nigthmare respiraba de mis cabellos. Me tragué más sollozos y levanté mi mirada, separándome de él.

–Lo siento– le dije con la voz todavía quebrada –Te he empapado tu uniforme con mis lágrimas.

Bajé la cabeza y mire el suelo, por el rabillo del ojo pude ver que Nigthmare se echó un vistazo rápido. Se encogió de hombros. Con una de sus manos me tomo del mentón y me hizo enderezar la cabeza, mis mejillas comenzaron a arder. La intensidad de su mirada me hizo temblar de arriba abajo.

–Descuida. Eso no es importante. Me importa que tú estés bien, ¿ok?

Asentí lentamente, sin apartar la mirada de la suya. Con el dorso de los dedos, Nigthmare me limpió las húmedas mejillas.

–Creo...Creo que ya estoy mejor– le dije tratando de sonreír.

Levanté mis manos y tome las suyas que aún descansaban sobre mi rostro. Nigthmare había dejado de sonreír un poco, como si se hubiera quedado reflexionando, mirando un punto en la nada en dirección a mis ojos. Instantes después su mirada regreso a la realidad y me sonrió. No pude evitar sentir mariposas en mi interior.

– ¿Por qué será?– susurro de repente Nigthmare, aún sin apartar sus manos de las mías – ¿Por qué será que siento la necesidad de ayudarte, Ccino?

– ¿Necesidad?– repetí y él asintió –Si no lo sabes tú, ¿cómo podría saberlo yo?

Nigthmare asintió una vez.

–Creo que tienes razón– dijo sonriendo levemente –Y es que tú te metes en cada cosa... resulta increíble pensar en cuántos líos andas metido.

–Debe ser mala suerte– le dije tratando de no tartamudear –Y... al final... qué bueno que mis problemas te inspiren a ayudarme.

–Qué bueno.

Asentí.

– ¿No quieres seguir almorzando?– le pregunte en un susurro. Nigthmare se encogió de hombros, me soltó y se sentó en la banqueta, palmeo el suelo a su lado y me senté junto suyo –Gracias.

–No hay de qué.

Nigthmare continúo comiendo su sándwich mientras me dedicaba a explorar su cuerpo con la mirada. Él miraba hacia los edificios de enfrente, al parecer sin percatarse de mis cavilaciones. Su piel era tan blanca como el marfil, no estaba para nada manchada ni un poco tostada por el sol (aunque estábamos en épocas de un fuerte sol). Y mientras la brisa jugaba con sus negros y ya de por sí desordenados cabellos me causo envidia, yo quisiera ser el que jugara con esos mechones mientras esos labios me besaran.

Remember meWhere stories live. Discover now