Capítulo 6 "Resignación"

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Error

(Nota: Lo subrayado sera solo cuando se haga algún cambio de narrador)  


La piedra cayó al agua y formo unas ondas que deformaron mi reflejo. La ira y la frustración cayeron pesadamente en mí.


La canción de System of a Down: Toxicity retumbaba en mis oídos mientras con paso lento y desinteresado paseaba la mirada por entre las filas y filas de discos.

En realidad, yo no había querido venir, pero Geno y Killer insistieron tanto en ello que acabe por aceptarlo. Así que aquí estaba, con mi tonto hermano menor y el idiota de Killer.

Tome entre mis manos un disco de Metallica, solo para fingir que me entretenía leyendo las canciones que venían atrás. De repente me di cuenta de que las releía una y otra vez y sin embargo las palabras no eran procesadas por mi mente.

Al fin y al cabo, tendría que admitirlo: Mi concentración estaba en las nubes, porque no podía dejar de pensar en Ccino y la manera en que habíamos discutido hace unas cuantas horas. Inmediatamente apreté los dientes y las yemas de mis dedos perdieron su color al apretarlos contra el estuche del disco.

Todo era culpa de ese estúpido enano azabache, ese tal Nigthmare. ¿Qué podía ver Ccino en él? Parecía que le hubieran tirado desde lo alto una cubeta de petróleo. Además tenía una expresión de que le aburría todo y que no descansaba nada. Era pequeño y estaba tan blanca como un fantasma. ¡Eso! Ese tonto azabache parecía un fantasma de un joven idiota que había muerto de leucemia. ¡¿Qué podía ver Ccino en él?

Sé (muy en el fondo) que no debería de comportarme así. No debería de sentirme amenazado por él. Eso sería admitir lo que por mucho tiempo he negado... Sería admitir que siempre estuve locamente enamorado de ese idiota de Ccino. Nunca quise admitirlo, incluso sabiendo que Ccino era gay. Porque algo de mí siempre me lo dijo. Era quizá la manera en que miraba a los chicos. Era quizá la manera en que me veía a mí. Pero...

No le dije nada por cobarde. Habíamos sido amigos tanto, tanto tiempo.

Y ahora él estaba enamorado de ese pedazo de...Se estaba enamorado de Nigthmare. De su Nigth.

Lo único que yo estaba haciendo mal era preocuparme por él. Sólo eso. Sólo eso, maldita sea.

– ¡Hey, Crayon!– me gritó Killer acercándose a mí – ¡Encontré uno de los discos que tanto te gustan!

Gire hacia él. Killer me extendía un disco de Beethoven y me sonreía como si se hubiese hallado un tesoro perdido. Suspirando, deje el disco de Metallica y tome el que me ofrecía Killer.

– ¿Y bien?– pregunto él.

– ¿Qué?– le pregunte arqueando una ceja.

– ¿Cómo que "qué"? ¿No deberías de darme las gracias?

– ¿Por? ¡Cielos! ¿Me lo vas a comprar tú? ¡Qué gesto tan amable!– dije sarcásticamente ante su mirada molesta.

–Te le he encontrado.

Sonreí, burlón.

–Ah... Bueno, yo también pude hacer eso.

– ¡Joder! A ti con nada se te da gusto.

Asentí y me di media vuelta. Tome un disco que hace unos minutos (mientras mis cavilaciones no era demasiado profundas) había visto y volví hacia Killer que examinaba un disco de My Chemical Romance.

Remember meWhere stories live. Discover now