Mirándola

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Quién sabe si no sea éste el eje único de toda la existencia,
una espesa red de jadeos y esfuerzos anudados,
creaba en torno suyo una mentira de actividad con sus movimientos inútiles,
uno se mareaba mirándola,
repasaba las imágenes que dibujaban mi existencia.
El llamado era más imperioso,
lanzó un grito desgarrador
y miles de estrellas saltaron
desde su cabeza,
cubrieron el cielo negro
con dibujos fulgurantes.

El momento llegó;
tarde y sorpresivo
yo completamente perdida
abrumada por el humo que
tu dulce boca emanaba
"insano" pensé,
eres puro y pretendes mucho
sabes cuanto me gusta ver caer cenizas
sobre nuestros cuerpos
buscando más
quémame más
trato de saciar un libro sin líneas.

AutorretratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora