Capitulo 3

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Tristen.

Me paseaba por el despacho como un loco mientras esperaba la llamada de mi secretaria.

Había llamado a West con urgencia después de toparme por segunda vez con esa maldita morena de ojos violeta llamada Dea.

Los rumores de que había una nueva chica en el bar de Jeff me perforaban los oídos y me entraban ganas de correr a buscarla.

Amigos que venían y me invitaban amablemente a tomar unas cervezas en el bar y contemplar el culo que tenía Dea. Me estaban poniendo rojo de tanto escucharla.

No era capaz de dormir sin que sus ojos apareciesen en mi jodido sueño. Ella me estaba descalificando.

Nadie era capaz de tocarme una sola cosa de mi vida planificada.

Tal vez suene como a tontería, pero desde pequeño sabía exactamente lo que tenía y no que hacer. Y encontrarme con un monstruo diminuto no estaba en mis planes. Nunca lo estuvo.

-Chavalín, ¿cómo llevas tu cargo? - preguntó West entrando por la puerta.

Detrás de él, Munera, su mujer, entraba con los brazos cruzados y examinando cualquier cosa que yo hiciese.

Me apoyé en la mesa de mi escritorio mientras señalaba con la cabeza las dos sillas delante de mi.

-Te había llamado a ti - repuse mirando a mi amigo.

No odiaba a Munera, tal vez un poco.

West tenía su vida tan planificada como la mía, él iba a ser uno de los concejales y dejó el cargo cuando se topó con esa estúpida.

Su vida cambió, tiene un campo de golf bastante importante, eso no era tan bueno como ser uno de los concejales del pueblo.

Munera también tenía el mismo sentimiento sobre mi, los dos éramos capaces de respetarnos por West.

-Sé por que lo has llamado y yo tengo que ver sobre ello, no él - Munera señaló a su marido mirándome con mirada dura y fría.

-¿Dea? - ladeé la cabeza mirándola con sorna - algo me ha llegado.

-Ella se fue hace tiempo, no sé que mierda quieres ahora de ella - se lamió los labios.

-¿De quien estáis hablando? - preguntó West.

-¿Crees que soy idiota, Munera? Escucho los rumores como todos. La gente me viene diciendo que hay una forastera llamada Dea - le pinché.

-Ni siquiera se llama Dea - Munera rodó sus ojos - ella se llamaba Sunny - dijo casi convencida.

-¿Estás segura? - alcé las dos cejas - es decir, que si yo decido ir algún día a ver a Jeff no voy a encontrarme con ella, ¿no?

-No, te encontrarás con la nueva camarera, Dea, una chica simpática - sonrió con maldad.

-Mientes - gruñí.

Munera se puso de pie mirándome clavando esos ojos afilados en mi rostro. Ella sabía como poner nervioso a un hombre.

-No tolero que nadie me llame mentirosa, si no me crees, ve a ver a Jeff, pregúntale por su nueva camarera - su rostro se volvió de un rojo tomate.

-¿Y si la veo? - ladeé la cabeza divertido.

-Ni la toques, por que juro que te mato Tristen. Ella no te hizo nada - gruñó Munera.

-Basta, Munera, ve fuera, por favor - West se llevó a su mujer mientras la tranquilizaba.

Irresistiblemente diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora