Las estrellas, la luna, él y yo

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Los labios de Jungkook chocan contra mi mejilla, he girado a tiempo.

Oigo su suspiro, esta frustrado.

—Debería irme.

—No.

Me separó para mirarlo, sus ojos no abandonan los mios cuando vuelve a responder.

—Voy a hacer que olvides a aquel que te hizo llorar.

La sonrisa burlona vuelve a su rostro, ruedo los ojos y vuelvo a mi asiento, Jungkook arranca.

—¿Donde vamos?

—A cenar.

Me acomodó mejor en mi asiento y miro los discos que tiene Jungkook en el coche.

—Puedes poner música si quieres.

Su mirada esta fija en la carretera y su sonrisa aparece cada vez que me habla.

Pongo el disco de Justin Bieber y Jungkook me mira sonriendo, es su disco favorito, cuando la canción empieza le oigo cantar, y toda la paz del mundo vuelve a mi. Su voz siempre me ha calmado, oírle cantar es como volar, y estar con él es como estar en él cielo, una voz dentro de mi me recuerda que también en el infierno.

Su mirada sigue en la carretera y su sonrisa no se va, sigue cantando, y yo no puedo apartar mis ojos de él, su perfil es todo lo que puedo ver por la posición en la que estamos. Cuando miro por la ventana veo que nos hemos alejado de la ciudad.

—¿Estas seguro de que esto no es un secuestro?

Lo oigo reír.

—No es un secuestro si quieres venir.

Razón no le falta, pero no pienso decírselo.

Ruedo los ojos y vuelvo a mirar por la ventana, no consigo leer los carteles que indican a dónde vamos.
Miró la hora en mi móvil, Yoongi llamará en cualquier momento así que decido apagarlo, no sé cómo podría explicarle que mi ex novio me lleva en su coche a quien sabe donde. Jungkook me mira pero no dice nada.
Llegamos a un bar de carretera, esta cerrado, aún así Jungkook entra en el aparcamiento, hay tres coches más, vacíos.

Jungkook sale del coche y me abre la puerta, una vez fuera veo como saca comida de la parte trasera del coche, no me había dado cuenta. Saca una pizza y me sonríe.

_¿Vamos a cenar aquí?

Él asiente y me da la mano.

—Ven, vamos a subir.

Lo miró extrañado y él rueda los ojos divertido.

—Dame la mano.

Se la doy con algo de desconfianza y él tira de mi. Subimos al techo del coche y Jungkook coloca todo para empezar a comer.

Cenamos en silencio, no me atrevía a decir nada, no sabía si sería capaz de controlarme, o si empezaría a llorar y a gritarle que había sido un idiota por hacer lo que hizo.

Sentí una punzada de dolor sólo de recordarlo.

Giré un poco la cabeza para mirarlo, se veía concentrado mirando al suelo del aparcamiento, las líneas pintadas se veían desgastadas, aunque el sitio estaba tan alejado de todo que no parecía pasar mucha gente por el.

Jungkook se veía tan perdido en sus pensamientos que sentí que no estaba aquí conmigo, que estaba en otro lado, tal vez en el pasado. No sabía dónde, pero notaba su facilidad para dejarme.

Y dolía.

No sabía porqué no dejaba de doler.

—Lo siento si esto no era lo que esperabas.

No me había dado cuenta de que Jungkook estaba mirándome de vuelta.

Mire hacia otro lado para que no notará mi sonrojo por pillarme mirándolo.

—Cualquier persona puede llevarte a un restaurante a cenar, yo te he traído a este aparcamiento, mira a tu alrededor y imagínate las muchas historias que han pasado aquí, besos, peleas, rápidas sesiones de sexo, un hombre llorando en él asiento de su coche, una mujer demasiado ocupada con su trabajo, y ahora estamos las estrellas, la luna, tu y yo.

Nunca antes me había parado a mirar al cielo, las estrellas brillaban y yo me perdía en la oscura noche.

—Tu nov...tu marido puede llevarte a restaurantes lujosos, eventos, al cine, yo sólo quiero mirar las estrellas contigo, y espero que eso sea suficiente.

Lo era.

No podía entender su mirada insegura.

No dije nada y sólo sonreí, para él pareció ser suficiente.

En una noche oscura, en un aparcamiento casi abandonado, me di cuenta de que las estrellas no eran las únicas que brillaban, Jungkook tenía luz propia.
Y en medio de esa oscuridad yo no me di cuenta de que su luz se estaba apagando.

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—¿Te dirá algo por llegar tarde?

Jungkook me había traído a casa y ahora se estaba despidiendo.

—Le diré que estaba en el trabajo.

No sé porqué sentía la necesidad de no decirle la verdad a Yoongi.

Él asintió y me abrazo rápidamente, cuando se apartó caminó hasta su coche y yo me gire para entrar a casa.

—Jimin.

La voz de Jungkook me hizo parar en mi misión de entrar en casa sin hacer ruido.

Me gire y en sus ojos vi desesperación, una desesperación que se fue cuando volvió a parpadear, y supe que no iba a decirme lo que de verdad quería, o lo que yo quería oír.

—Espero que hayas olvidado a ese por quien llorabas, ya sabes seguramente no mereciera la pena, mira el lado bueno, ahora me tienes a mi.

Subió al coche y se fue, sin dejarme responder.

Después de Jungkook | Kookmin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora