la verdad sale ala luz

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Eso fue hace 1 mes y una semana exactamente, no había vuelto a verle desde entonces y para colmo 2 semanas después de aquel encuentro ella comenzó a sospechar que estaba embarazada, durante estas semanas ella había conseguido ocultárselo a sus amigos, pero no podría ocultarlo para siempre, ella pensó mucho en sus opciones, podía reunir a sus amigos y contarles lo del embarazo, pero ellos querrían saber quien era el padre y ahí estaba el problema, ella al principio pensó que podía ocultarles que el padre era Sesshomaru, pero luego se dio cuenta que cuando el bebe naciera seria evidente quien era el padre, el bebe seria un hanyou como Inuyasha y su parecido con el aria evidente quien era el padre, además ni siquiera estaba segura de cuánto duraría su embarazo, para completar el lio ella no savia si debía contarle a Sesshomaru lo del bebe, que se acostaran no los convertía en pareja y el odiaba a Inuyasha, así que dudaba que le fuera a gustar la idea de tener por hijo a un hanyou, pero la idea de ocultárselo tampoco le gustaba, para bien o para mal era el padre y merecía saberlo y decidir si quería formar parte de la vida del bebe.

Se sentía tan perdida que comenzó a llorar de la misma frustración, las malditas hormonas no la estaban ayudando nada, por suerte no estaba teniendo muchos malestares por ahora, solo cambios de humor y algún que otro pequeño mareo, bueno eso sin olvidar que andaba siempre con sueño y tenía un poco mas de hambre de lo normal.

Sus amigos la miraban desde la distancia, preocupados por su amiga, todos la habían notado rara últimamente pero ninguno savia el porqué y cuando le preguntaban ella respondía con evasivas, desde que Naraku murió y la joya desapareció, todos habían decidido vivir en el pueblo de la anciana Kaede y eran como una familia, pero algo tenía a su amiga preocupada y ellos no entendían porque de repente no confiaba en ellos para ayudarla con lo que estuviera pasándole

Sesshomaru

El no conseguía entender porque aquella humana no se iba de su mente

Cada vez que cerraba los ojos recordaba, su sabor , su olor y el sonido de sus gemidos que conseguían hacer que el la deseara cada vez más, su bestia tampoco estaba ayudándole, con sus constantes y molestas suplicas para que fueran a buscar a la h...

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Cada vez que cerraba los ojos recordaba, su sabor , su olor y el sonido de sus gemidos que conseguían hacer que el la deseara cada vez más, su bestia tampoco estaba ayudándole, con sus constantes y molestas suplicas para que fueran a buscar a la humana, el se maldecía por haber sido débil y sucumbir al deseo de su bestia por esa humana, si bien a él también le atraía, no podía negárselo a sí mismo, el creyó erróneamente que si la hacía suya una vez su interés moriría como siempre pasaba, pero no fue así, ella era como una droga para él y comenzaba a sospechar que si cedía otra vez el estaría perdido y se negaba a ser como su padre

" Vamos a verla " pidió su bestia

" Me niego, eso no se repetirá " le dijo el molesto

" A quien quieres engañar, tienes tantas ganas de verla como yo " dijo su bestia riendo

" Te dije que no, así que no seas molesto " respondió el a su bestia

" Yo solo hablo de ir a verla, eres tu el que no deja de imaginarla desnuda gimiendo tu nombre" dijo su bestia riendo muy divertida

Todo por una decisión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora