III

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Canto de aves enjauladas



Yo escuché una triste balada

con menos notas que silencios

con más cielos que infiernos

movido, le presté mi cantar


¿De dónde provenía tal voz?

tierna ronda de maravillas

tal vez que no pertenecía

ni al amanecer ni a su esplendor


Entre frías barras de metal

se esconde una tímida voz que

yo ya la considero mía

y a la vez, mi voz como suya


Más cuando extendemos las alas

o les gritamos a los vientos

volvemos a nuestra soledad

a la distancia y al silencio


Dos aves enjauladas se escriben cartas

guardando sus cantos, guardando sus llantos

y cada noche sueñan con juntas volar...


Cuando escriba con los ojos cerrados veré poesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora