Pensamientos impuros

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Las hormonas eran algo con lo que los adolescentes tenían que lidiar quieran o no. Aunque algunos podían fácilmente fingir que no les molestaba, tarde o temprano iban a caer.

No solo eran los enamoramientos, la mayoría de los adolescentes descubren su sexualidad en la adolescencia.

Por más que lo intentara, Ochako luchaba contra todos sus impulsos de no girar a mirar a Izuku cada vez que éste entrenaba. Debía admitir que le gustaba, aunque intentara alejar ese sentimiento.

Al comienzo, el enamoramiento de Izuku fue debido a su determinación, a su fuerza. Él la hacía sentir segura, él era amable con ella, con todos.

Además, debía admitir que era lindo. Lindo en el sentido de tener grandes ojos verdes que brillaban cuando hablaba. Que una bella sonrisa adornaba su rostro calentando cualquier corazón. Y las pecas daban una sensación de suavidad en sus mejillas.

Sin embargo, Ochako comenzó a tener un anhelo más carnal.

Con tal de mejorar su forma física de pelear, le pidió a Izuku que la ayudara a entrenar.

Grave error.

Podía ser una jodida distracción con la malditas hormonas.

Izuku tenía un muy buen cuerpo. Teniendo dieciséis años, tenía buenos músculos y grandes brazos. Ochako podía sentir el calor de sus manos cuando apretaba sus muñecas en el suelo, dándole una sonrisa triunfante. Ochako se quedaba embobada viendo su boca aquellos labios que se veían tan suaves que después le preguntaban cómo se encontraba.

Podía observar y fantasear con sus brazos alrededor de ella, apretando en un fuerte abrazo, sintiendo su calor sobre ella. Ochako anhelaba pasar sus dedos por cada músculo, por cada cicatriz y darle suaves besos mariposa a cada marca.

Soñaba con escuchar su nombre de él, no su apellido. Tenerlo sobre ella besando su cuello mientras ella pasaba sus manos por sus hombros y sentir la tensión de sus músculos y los vellos erizados debajo de sus dedos.

Tenerlo bajo ella, Ochako sentada en su cadera, las manos de Izuku acariciando su cintura mientras ella pasaba sus manos por sus abdominales. Mientras meneaba su cadera y ambos gemían de tango placer.

Jadeó tan fuerte en el mundo real por sus fantasías que se sobresaltó cuando Tsuyu le puso una mano en el hombro.

—¿Estás bien, Ochako? —le preguntó su amiga. Ochako desvió la vista de Izuku, el cual se estaba quitando la camiseta distraídamente mientras entrenaba junto a Kirishima dejando ver sus buenos músculos.

Era interesante que solamente Izuku fuese el que atrajera la atención de Ochako, siendo que la mayoría de sus compañeros tenían un increíble cuerpo.

Tal vez fuese el ya conocimiento que los muslos y trasero de Iida fueran tan firmes (cortesía de aguda vista de Hagakure). O que Kirishima se pasara sin camisa casi a diario por su traje de héroe y ya uno sabía de sobra que tenía músculos. Al caer en cuenta que su amigo más cercano, ese que parecía la cosita más pura del mundo, también tenía un cuerpo increíble.

Ochako no fue la única que se dio cuenta.

Antes de responderle a Tsuyu, escuchó el silbido de Mina.

—Vaya, no sabía que Midoriya guardaba gran paquete —comentó la chica. Ochako se sonrojó, de repente quería colocarle una camiseta a Izuku para que nadie más lo viera. Enrojeció aún más ante sus pensamientos posesivos y cubrió su cara con sus manos.

Malditas hormonas.


Nota: Adoré escribir esto!! Se me hizo super divertido imaginarme a una Ochako fantaseando sin querer con el cuerpo de Izuku XD

Discúlpenme si el capítulo pasado fue algo fuerte, por eso hago este para aliviar la tensión.

Espero que les haya gustado, a mi personalmente se me hizo super divertido.

Disculpen la demora con el Week. Me atrasé XD

Tazas de té verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora