- Capítulo 8: Hielo y Fuego-

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No era fácil, nadie dijo que lo sería tampoco. Allí se encontraba ante los hombres que debía entrenar, eran más de dos docenas de fuertes y aguerridos soldados de piel negra.

- ¡Filas! – ordenó Atargas, a su lado estaba Elir con su corpulencia demostrando que la autoridad y las ordenes que el pelirrojo diera en aquél campo de entrenamiento se encontraban completamente respaldadas por él.

A lo largo de aquella mañana los soldados mostraron la rigurosa obediencia y técnica en conjunto que habían logrado desarrollar bajo el entrenamiento de Atargas. Escudos, formaciones, avances, el lograr una marcha continua e infatigable a pesar de sus pesadas armaduras y, demostrar después de aquello, que aún así eran capaces de abatir con fuerza contra un enemigo. Luego continuaron con rondas en que se demostraba su habilidad con la espada y el escudo; dando, esquivando y deteniendo duros golpes de forma tal que muchos hubieran imaginado que se encontraba completamente ensayado.

Al terminar todo aquella Elir colocó su pesada y negra mano en el hombro del capitán.

- Lo haces bien – las palabras sonaban sinceras y de todo corazón – Deseo que vengas junto a Neití ésta noche al palacio, quiero compartir con todos ustedes – señaló.A pesar de ello había algo en sus palabras que no lograba Atargas descubrir, como si hubiera algo que tuviera asustado al rey de Nueva Cactilia. Por un momento pensó en hablarle de Alezkar. Pero luego, viendo a los veinticuatro hombres que tenía a su mando, desistió. Sabía, o al menos esperaba, que aquellos soldados pudieran frenar al legítimo heredero de Cactil.

Cuando Neití despertó se encontró sola en la habitación, y con la cabeza retumbándole al levantar el cuerpo para sentarse la venda remojada cayó en sus piernas. Recordaba parte de la pelea de entrenamiento y también al chico, sabía y tenía claro que debía sacarlo de sus pensamientos si quería poder luchar bien, ya había demostrado Atargas que si no mantenía clara su mente sería cosa de tiempo para que en un enfrentamiento acabara muerta.

Así que se levantó y miró por la ventan. Allá fuera, comenzaba a verse como retrocedía la inmensa oscuridad nocturna dando paso a los primerizos rayos del sol. Entonces tocaron a su puerta, dos golpes seguidos, una pausa y luego uno largo, aquél había sido el lenguaje secreto que había formado con Atargas para indicar su llegada, por lo cual se sorprendió al abrir la puerta y encontrarse al muchacho sin nombre de la biblioteca, aquél mismo que invadía sus pensamientos tras el beso de la noche anterior.- Disculpa – dijo entonces el muchacho al ver que la chica se encontraba confundida – Tengo claro que no me esperabas pero tengo que hablar contigo –la pelirroja hizo el ademán de cerrar la puerta y el piel se interpuso, lo que obligó a Neití a retroceder, debía buscar su daga – Es urgente – señaló entonces, respiraba agitado como si algo le asustase – Si no me escuchas muchos morirán esta misma noche –

- Habla rápido idiota – dijo entonces Neití, la verdad era que en situaciones como esa se le olvidaba que debía seguir fingiendo que no dominaba del todo la lengua común.

- Mi padre piensa atacar a Elir, de lograrlo toda Nueva Cactilia correrá peligro – entonces la pelirroja le quedó mirando sin entender, sólo confirmaba la idea de que no sabía nada de aquél muchacho.

- ¿Quién es tu padre? ¿Quién eres? – en ese momento el chico miro nervioso el suelo de piedra y un silencio se extendió entre ambos.

- Por ahora sólo puedo decirte que mi nombre es Orome, necesito que informes al capitán y al rey mismo de ser necesario. – el miedo se podía ver fácilmente reflejado en el rostro del chico que se acercó un paso y al ver retroceder a Neití se arrodilló – Por favor, te lo suplico, si no hacemos algo el reino entero caerá... no sabía a quién acudir, eres la única persona que conozco –- ¿De qué hablas? Tú vives aquí – el joven negó con la cabeza.

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⏰ Last updated: Nov 25, 2018 ⏰

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