➡THIRTY FIVE️🌟

1.7K 230 70
                                    

El teléfono de Yoongi había marcado el número de Jungkook más veces de las que podía contar con los dedos de sus manos.

No podía creer que aquel niño le esté fallando de tal manera. ¡Era increíble!

Tenía altas ganas de pegarse un tiro.

Los ingredientes y elementos de cocina estaban perfectamente oeganizados sobre la mesa, pero parecían mera decoración porque Yoongi tenía hasta miedo de tocarlos por si se caian, se mezclaban y hacian un desaatre.

No quería perder mas tiempo del que ya estaba perdiendo.

Por como décima tercera vez, Yoongi asomó su cabeza por la ventana, girando hacia cada lado en busca del menor, bufando al no encontrarlo.

¿Le estaba tomando el pelo?

¡Le hubiera dicho que no podía venir y así él se hubiera organizado con otra persona!

Hasta Jimin tenía más idea de la cocina que él, ¡él le hubiera servido más!

Sin más, era algo mejor que nada, ¿no?

Desbloqueó su celular, ignorando los mensajes entrantes que llegaban de Seokjin. No tenía ganas de lidiar con él en este momento, ¡estaba demasiado ocupado salvando su propio pellejo!

Debía cocinar algo bueno, algo de calidad, de restaurante de cinco estrellas.

Realmente creía poder lograr eso... con Jungkook.

Pero Yoongi sólo sabía hacer fideos con manteca.

Puso youtube y empezó a buscar resetas piolas y fáciles para cocinar, especialmente fáciles.

Aún así, no entendió un choto.

Bufó y se tiró sobre el sofá. Tenía muchas ganas de llorar, pero demasiadas. Aún no se sentía listo para ser totalmente independiente, no podía, era un fracasado, no sobreviviría ni dos días solo.

En eso, el timbre de la puerta suena, bastantes veces a decir verdad. Descartó la idea de que era jungkook porque el boludo nunca se acordaba del timbre y siempre golpeaba la puerta.

— No tengo plata ni ganas de comprarte algo — dijo ni bien abrió, esperando encontrarse con un vendedor ambulante.

Pero lo que se encontró fue mucho más brillante.

— Lo único que tenía a la venta era mi corazón, pero vos ya me lo robaste.

Deslumbrante.

Yoongi le quiso cerrar la puerta en la cara, pero el pie de Seokjin se interpuso en el camino.

— ¡Au, au, au! ¡Yoongi, vine a ayudarte, no me eches!

Y de pronto recordó.

SEOKJIN ERA COCINERO.

Le abrió la puerta enseguida, tomándolo del brazo y trayéndolo para adentro, cerrando la puerta tras él.

— Wow, Yoongi, no sabía que me tenías tantas ganas.

— Callate, idiota, dale, vamos a cocinar.

Yoongi guió a Jin hasta su cocina, mientras este último aprovechaba para mirar cada detalle de la casa de yoongi, notando que los cuadros familiares brillaban por su ausencia, y sólo pinturas abstractas que parecían bastante costosas decoraban las paredes.

Una fotito de yoongi de pequeño se encontraba en un portaretrato sobre una mesita de esquina que había, obviamente, en una esquina, detrás de un llamativo florero.

LIKE ME • JINSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora