Fantasmas del pasado

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-Retomemos -dijo el fiscal mientras entraba en la sala de interrogatorios. Esta vez llevando la carpeta con el expediente de Tomás.

Se sentó y los muchachos se quedaron en silencio mirándolo. Tomás estaba un tanto nervioso pero había recuperado la compostura.

-Tomás. ¿Porqué no me cuenta del incidente de su padre?

-¿Qué tiene que ver mi viejo con esto?

Esta vez fue Gustavo quien se inquietó.

-Es sólo un poco de charla mientras esperamos que venga alguien con quien quiero que hable.

-¿Quién?

-A su debido tiempo. Primero responda mi pregunta.

-No hay mucho que contar. Mi viejo era un violento y un alcohólico. Una noche salió y no volvió más. Nos abandonó.

-¿Y que hay de las sospechas de que usted lo mató?

-¿Qué sospechas? Nunca supe nada de ninguna sospecha.

-¿Nunca nadie le preguntó al respecto?

-Tenía doce años. Mi madre prefirió no involucrarme en la investigación.

-¿Qué recuerda de esos días?

-No mucho.-respondió mecánicamente e intentó recordar pero su respuesta automática era cierta. Tenía muchas lagunas del momento en que desapareció su padre.

-¿Piensa volver a Rosario algún día? Se dice que allá todavía hay quien sospecha que usted sea un asesino.

-¿Quién?-preguntó molesto-¡¿Quién tiene los huevos para acusarme de algo?!

El oficial volvió a asomarse por la puerta.

-Doctor...

-¡¿Qué quiere ahora?!

-Tiene una llamada.

-Ahí voy -dijo con resignación. Estaba bastante seguro que había logrado tocar una fibra sensible y salir del cuarto en ese momento podía ser contraproducente. Pero, por otra parte, podía dejar al muchacho masticando su verdad hasta que se le deshiciera. Esperaba que fuera la segunda.-Discúlpenme un segundo.

Secreto de hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora