La morena caminaba hacia el hospital donde Aless se encontraba por el accidente en su casa. Había estado hablando con su padre para poder hablar con los doctores para que ella se mudara con ellos, para poder cuidarla ya que su padre estaba en paradero desconocido, así como el cuerpo de Heather, la chica que había desaparecido que se dudaba que continuara con vida.
Entró en el hospital y subió las escaleras de dos en dos, como acostumbraba a hacer en cualquier escalera, las paredes blancas y verdes le causaban mareo, así como el olor del hospital, el cual le causaba náuseas. Al llegar al piso se encaminó con tranquilidad a la habitación de Aless, tocó a la puerta y asomó su cuerpo.
—¡Hey pelirroja! ¿Cómo estás cariño? —entró dejando la mochila del instituto en el suelo y sentándose en el pequeño sillón junto a la camilla donde Aless estaba sentada con un libro en las manos.
—Sigo encerrada aquí así que... Mal, pero bueno tengo el libro que me regalaste y el que me trajo Ethan así que no me quejo —suspiró acomodándose de manera que pudiera ver a Lauren.
—Tengo una buena noticia, cuando hable con el doctor creo que vas a pasar a vivir con nosotros, tu padre sigue en paradero desconocido y así podemos cuidarte —sonrió cuando a su amiga se le iluminaron los ojos por unos instantes.
— ¡Eso es magnífico, Lau! Te lo agradezco mucho, estoy harta del hospital y de la comida de aquí —bufó y observó cómo su amiga sacaba un paquete de galletas y se las daba —Te amo, Lauren Lockwood.
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Al entrar el doctor se encontró con la imagen de dos adolescentes jugando al Uno y riendo por las ocurrencias de la morena, carraspeó y las dos muchachas se giraron a mirarlo. Lauren se acercó al doctor para hablar con él.
— ¿Puedo hablar con usted doctor? —Sacó unos papeles de la mochila y se acercó a la puerta por donde ambos salieron, le dejó leer los papeles que su padre y ella habían rellenado, el doctor asentía levemente — está todo bien o ¿hay algún problema?
—No, de hecho venía a darle el alta. Para que pudiera irse a casa, si usted se va a encargar de ella, estas son las recomendaciones que deberían seguir para que se recupere —le dio unos papeles mientras firmaba los que ella había dado, y se retiró a seguir con sus pacientes.
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De camino a casa de Lauren, Aless iba callada, algo que a su amiga no le gustaba nada de nada, así que se puso ella a hablar de cómo iban sus clases previas a las pruebas de Roseward y cómo últimamente parecía que Dante había notado su existencia y hablaban por mensajes de forma muy fluida.
—La profesora ha dicho que probablemente pase las pruebas sin problema, lo agradezco porque estoy que no puedo más con los nervios. Mañana vamos a visitar la academia, ¿te apetece acompañarme? Y así te distraes antes de volver a las prácticas
Sonrió al ver cómo la pelirroja asentía. Entraron en casa donde su padre Richard, las esperaba en la cocina con la comida lista. Se sentaron una junto a la otra y comieron mientras el padre de Lauren les contaba su día en la universidad y las clases que tenía que dar aquella tarde, por lo que no podría llevarla a la academia.
—Pero no te preocupes, me encontré a la madre de Dante y dijo que podría llevarte él, que seguro que no tenía ningún problema. Por cierto, Aless dormirá en la habitación de invitados, que va a ser la suya hasta que encuentren al padre. Cariño, puedes decorarla a tu gusto para que te sea más familiar.
Lauren sonrió viendo lo mucho que Richard se preocupaba por su amiga, hasta que reparó en las palabras que su padre había dicho.
— ¿Dante va llevarme a la academia? —exclamó, incrédula— Oh, vaya, eso es genial. Por cierto, voy a llevar a Aless a su habitación para que descanse.
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La luna, la muerte y el inocente
Fantasy«La luna llena se alza y los muertos surgen ansiando otras almas» El momento en el que leyeron aquello, fue el momento en el que todo lo que los rodeaba cambió. Criaturas fantásticas, seres malignos y juegos con la vida y la muerte de los que no con...