Prólogo

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El oscuro manto de la noche se alzaba sobre la torre T, que con sus luces iluminaba esporádicamente el océano frente a esta.

Era una fría noche, pero, aun así, la mayoría de los inquilinos de esta habían decidido salir, y los que aún estaban en esta, ya tenían planes para salir.

Era el día del padre, y la mayoría de los adolescentes iban a visitar al suyo, Jaime tenía una cena familiar, donde intentaría mantener al margen a aquel insecto que seguía en su espalda, Garfield, se había ido unos días antes a visitar a Mentó, a pesar de no ser su padre biológico, le tenía un gran apreció al hombre que lo había criado. Incluso Jon que no era completamente parte del grupo (por no ser un Teen como se lo repetía una y otra vez Damian), había informado sobre su ausencia ese día en la torre.

Raven por su parte, pasaría la noche en casa de Starfire, aprovechando el hecho de que Richard, y Damian tenían una reunión obligatoria familiar. A la cual la pelirroja a pesar de tener algunos años viviendo con Dick, no estaba invitada.

Antes de irse, Raven decidió pasar primero por el cuarto del nuevo chico maravilla.

Sin detenerse a tocar, la semi demonio entró a la habitación, encontrando al chico en traje negro, aun con el antifaz puesto, y la camisa a medio abotonar.

Damian no se molestó en mirarla, toda su atención estaba puesta en el espejo frente a él, odiaba esos trajes, y estaba seguro que solo él, su padre, Alfred y tal vez Dick llevarían uno. Sus otros hermanos no eran muy formales... Incluso Jason era la definición perfecta de informalidad.

Pero, aun así, él debía llevar el apellido Wayne en alto. Aunque eso significaba estar toda la noche en una aburrida cena.

—¿Ya te vas? _Raven se acomodó en la cama, acariciando a Titus que no dudó en saludarla.

—Sí, Grayson me pasara buscando en unos minutos, padre quiere que todos sus hijos estemos presentes _Damian rodó los ojos al tiempo que se deshacía por tercera vez del nudo de su corbata— Pidió también que dejará mi arma, sabe que con el imbécil de Todd y Drake no dudaré en usarla.

Raven sonrió, al tiempo que el joven intentaba anudar nuevamente la corbata.

—¿Quieres que te ayude? _Sin esperar la aprobación de parte de esté se puso de pie comenzando acomodar la corbata.

—Creí que ya estabas en camino al departamento de Starfire _Sus ojos debajo del antifaz chocaron con los de ella, y noto algo, cierta duda estaba dibujado en su casi siempre inexpresivo rostro— ¿Pasó algo?

—Nada de lo que tengas que preocuparte ahora _Raven término de anudar la corbata, dejando sus dedos acariciar momentáneamente la tela, mientras se dejaba perder en sus pensamientos.

—¿Segura? Te noto algo más pálida de lo normal _Damian llevó sus dedos hasta debajo del mentón de ella, acariciando con sus pulgares ambos extremos del rostro de Raven, alzándolo levemente para que lo viera.

—Estoy bien _Lo dijo apartando su rostro del tacto, aún no se acostumbraba a esas sensaciones, y menos de parte de Damian, que simulaba ser un engreído, ocultando su lado más "blando" (como él mismo lo catalogaba)

—Bueno, mañana temprano volveré, espero que para ese momento dejes de aparentar que todo está bien _Damian antes de voltear a ver el espejo, beso el cabello de Raven.

No la presionaría, pero tampoco rogaría, cuando ella quisiera hablar, allí estaría.

Con su antifaz fuera, miro el reflejo de Raven de reojo, teniendo que parpadear varias veces por lo que veía, esta se mordía el labio, mientras sus dedos acariciaban una extraña caja de regalos rectangular, que estaba seguro no haber visto antes.

Anidar del PetirrojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora