Cap. 17

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—¿Entonces no estoy loca? —pregunté a lo que el psicólogo negó lentamente.

—No. Es el inicio de una Narcolepsia. Esto es normal, pues como es tu primera vez en esto, no estás acostumbrada a un nuevo síntoma. —dijo y luego observó a la policía con una ceja alzada. Estaba enfadada porque su caso ha sido una estupidez de seguro.

—¿Estará bien? —preguntó hacia el psicólogo que luego asintió.

—No le sucederá nada. —dijo y luego hizo una reverencia para alejarse por la puerta de la oficina.

—Bien... No puedo creer que esto esté pasando. —dijo y luego se sentó en su escritorio. —Puedes irte. Aquí no ha sucedido nada y tu caso está resuelto.

—¿Liberarán a mi amigo? —pregunté y ella asintió.

—Los llevaremos devuelta a donde estaban. —dijo. Ella ordenó unos papeles y luego se levantó del lugar. —Vamos.

—______. —Jiwoo corrió hasta mí y luego sonrió para abrazarme.

—Seulgi, el chico no quiere salir. —el policía que estaba detrás de Jiwoo parecía asustado incluso preocupado.

—Maldición. —dijo la policía, ella se giró y se fue del lugar hasta donde supongo que era donde estaba Xiao.

—¿Qué te han dicho? —preguntó Jiwoo.

—Tengo Narcolepsia. —dije soltando un suspiro.

—¿Qué es eso? Una enfermedad de Narcos? —preguntó confundida Jiwoo.

—No, es una enfermedad que no me permite diferenciar los sueños con la realidad. —dije encogiéndome de hombros.

—Es mejor que tener una enfermedad terminal. Al menos estás bien. —dijo Jiwoo para luego abrazarme. Yo asentí y correspondí el abrazo.

—¡Me llevarán a la cárcel! ¡Soy inocente! ¡Les juro que no he sido yo! —Xiao venía arrastrado junto con la oficial Seulgi y el antiguo oficial que ha venido a informarle. Xiao daba pataletas exigiendo ser liberado.

—No te llevaremos a la cárcel, ya cállate. Johnny, sácale las esposas. —dijo a lo que el oficial obedeció rápidamente liberando a mi amigo.

(...)

—Entonces tienes una enfermedad de Narcos. ¿Te dan asco o algo así? —preguntó Xiao una vez que el auto se detuvo fuera de las cabañas.

—¡Qué no! —dije y salí de ahí dejando a Xiao con la duda.

Ha sido el día más largo de toda mi vida y no dudé en tirarme en la cama y taparme hasta la cabeza con las frazadas debido al frío de la nieve. Suspiré y salí de mi escondite cuando Jiwoo apareció en la puerta.

—¿Te gusta Xiao? —pregunté. Jiwoo detuvo su camino hacia la cama y luego me observó con una ceja alzada.

—¿En serio lo preguntas? Sabes que lo odio. —dijo sentándose a los pies de mi cama.

—Los vi ese día. Se estaban besando... Comiendo la boca del otro. —dije levantando mi torso para ver de mejor forma a Jiwoo.

—Está bien, creí que estuviste dormida todo el tiempo en que nos besamos. Y ¡Sí! Me gusta, maldición. —dijo y no pude evitar reír pues porque ella lo odiaba totalmente.

—¿Por qué no salen juntos? —pregunté a lo que Jiwoo cambió de expresión a una más triste.

—Él gusta de ti. —dijo. Me observó dejando una línea recta en sus labios y unos ojos tristes a mi vista.

—Sabes que me gusta Minhyung. —confesé a lo que Jiwoo asintió.

—Claro que lo sé. No has dejado de lloriquear por él. Pero... El caso es que no lo puedo obligar a cambiar de opinión. —dijo. Su cuerpo ahora estaba estirado y sus ojos ahora observaban el techo de madera.

—Puedes intentarlo —dijo levantándose para luego mirarme y sonreír. —Dormiré un rato.

—Está bien. —dije observando como Jiwoo se adentraba en la cama. —Iré a dar una vuelta.

—Ten cuidado. —dijo antes de cerrar la puerta tras de mí.

La nieve a la luz de la noche parecía agradable, aunque no podíamos salir de nuestra cabaña en la noche, no dudé en caminar y vigilar si algún inspector aparecía por sorpresa. No quería tener ahora una mala noche... Aunque las he tenido desde que Minhyung desapareció.

¿Que debería hacer?

Olvidar a Minhyung es una buena opción. El psicólogo ha dicho que tengo Narcolepsia, eso quiere decir que Minhyung es solo parte de un sueño y no es real. Y yo creyendo que todo el amor que he tenido es real. Me lo inventé yo creyendo en una fantasía, en una mentira, en algo que jamás existió.

—¡Te juro que la vi ese día! Era ella. —escuché decir a alguien. No quise entrometerme hasta que oí mi nombre salir en una de aquellas dos bocas.

—Si habías visto a ______, me lo pudiste haber dicho antes. ¿Has visto lo que provocaste? —preguntó la otra voz, la había escuchado antes. Juro que me fue tan familiar escuchar aquella voz que no dudé en asomarme para ver a dos chicos sentados en la entrada de una cabaña.

—Lo siento, Mark. No creía en todo lo que me habías dicho. —dijo el otro. Uno de ellos estiró los brazos y se abrazaron.

—No querrá verme. —dijo el otro sin soltarse del abrazo. Me pareció extraño ver cómo ellos hablaban de mí, no los conozco jamás los había visto en mi vida. Así que el miedo me comió lentamente hasta huir de ahí. Pueden ser unos delicuentes, unos secuestradores o incluso unos violadores que solo se metieron dentro del viaje para cometer un crimen.

No volvería a esa estupidez de comisaría.

Between Dreams |Mark Lee (NCT) & tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora