Creyente.

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Me es divertido como mi madre cree que me conoce. Siempre piensa que las cosas la calcula de tal manera que lo sabe todo, es exasperante verla presumir de eso cuando en realidad no entiende ni una puta mierda.

Yo solo hago como que le presto atención y me río cuando llego a mi habitación cada vez que la escucho. Y es que, ¿Acaso no se da cuenta de que soy la maestra ocultando cosas y que para saber que debes ocultar, tus sentimientos debes conocerlos al revés y derecho?

Ella piensa que me gusta Faraón, pero está en un error total. Yo no siento nada es solo un juego para mi y era divertido ver como caía cada vez que lo molestaba o miraba.
Él estaba contestando a todas mis llamadas de faros y ni se ha dado cuenta, sigue creyendo que el juego lo va ganando él cuando la que reparte las cartas mirándolas antes de entregarlas soy yo.

Estaba en una fiesta bailando con alguien que no era él y me movía de arriba a abajo, lo miré y pasé la punta de mi lengua por mis labios y sus ojos se abrieron sorprendido. Me giré con el fin de que el pobre chico con el que bailara creyera que era para que sintiera mi trasero cerca de él y así recordara algo distinto en su paja de la noche; Bailaba al ritmo de una canción que la había escuchado hace mucho tiempo pero aún así no lograba aprendérmela, moví mi trasero hacia atrás mirando a Faraón  todo el tiempo y me giré para mirar por un segundo al tipo desconocido y comencé a mover mis caderas bajando lentamente, volver a subir y girar para bajar mi cuerpo apoyando mi trasero en la entre pierna del chico y levantar mi cabello cuando el sonido del tambor fue más fuerte y yo disfruté cuando intenté volver a girar y Faraón me giro hacia él tomándome del brazo y lograr acercarme.

Yo reí con malicia al ver como gané y lo besé con todas mis ganas abrí sus labios y introduje mi lengua en su boca haciéndolo saber que tanto lo deseaba y sabía que a él le gustaba porque no se quejó o me alejó. Era nuestro primer beso y era glorioso. Tomé su labio inferior entre mis dientes y lo tiré arrugando mi nariz para que supiera que lo disfrutaba. Desde lejos podía escuchar a mis amigos gritar por nuestro beso, pero yo estaba concentrada en él y como quitaba mi dolor y lo que quedaba de mi cordura lejos. Avanzamos y antes que me diera cuenta ya estábamos en el baño y yo estaba siendo torpe tratando de quitar la blusa transparente que llevaba para volver a sus labios, pero el me levantó y me dejó sobre él lavamanos mientras dejaba salir el aire de mis pulmones, quité su polera admiré su piel bronceada y lo marcado que estaba su abdomen para poder volver a acercarlo y besarlo como antes, pero sus labios se dirigieron a mi cuello y yo dejé salir un gemido de placer. Quité mi polera y él me ayudó mientras hacía hacia un lado mis pantaletas con uno de sus dedos y introducía sus dedos en mi, yo gemí fuerte y agradecí tanto el hecho de que llevaba una falda. Me afirmé de su hombro y enterré mis uñas cuando ya no había un solo dedo sino que dos. Arqueé mi espalda y lo dejé continuar.

Un par de cosas que no estaba pensando en ese momento: Primero, ni siquiera me había fijado si le habíamos puesto seguro a la puerta del baño y segundo no estaba ni siquiera pensando en que pasaría después, pero ahí estaba haciendo mi cabello hacia un lado y regalándole mi virginidad en bandeja de plata al hombre que juré una y otra vez que no lo dejaría entrar, pero mierda se sentía tan bien. Podía tocar el cielo con mis dedos y muchos dicen que duele cuando es la primera vez, pero supongo que este no es el caso. Lo sentía en cada rincón de mi y esto era desesperante porque necesitaba aire, sentía como mi cuerpo temblaba y cuando el susurro esas palabras me volvió loca.

— Vamos Cassie vente para mi. -yo cerré mis ojos y me dejé ir sentí un escalofrío recorría todo mi cuerpo y caí rendida y a los segundos después él estaba ahí tratando de recuperar el aliento. Yo sonreí y pude jurar que él también lo hacía. Besó mi cuello y salió se mi, y se acomodó la ropa yo me puse mi polera, y la camisa transparente acomodé mi ropa interior y comencé a caminar hacia la puerta mientras  el se ponía su polera.

— ¿Cassie? -dijo cuando ya no me veía a su lado y yo giraba mi rostro para ver su impresión, le sonreí y le di a entender que él no había ganado. Que a pesar de que había perdido algo esa noche, había ganado mucho más y salí del baño para caminar a la pista de baile y esconderme detrás de una pared. Sentí como él me seguía y cuando ví que salió del pasillo que llevaba a los baños lo tomé de la polera y lo acerqué a mi para besar sus labios y marcar territorio que era de otra mujer. Lo que había hecho era asqueroso, pero teníamos este tema desajustado y necesitaba ajustarlo antes de que me volviera loca.

El verlo sonreír, hablar y hasta no decir nada me daban ganas de morderle esos labios y hacerle cosas que no debería pensar en hacerlas, pero lo hacía. Había cometido el error de mi vida, pero si era tan malo entonces, ¿Por qué se sentía tan genial?, ¿Por qué me sentía completa? Y ¿Por qué no sentía culpa?
Lo alejé de mi y comencé a caminar a la mesa en dónde estaban nuestros amigos para tomar un  trago de tequila y dejarlo sobre la mesa. Faraón llegó como si nada a la mesa con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡Hermano! Creímos que te había tragado la tierra -dijo Renato detrás de su trago de pisco con bebida y yo tomé otro chupito.

— Estaba ocupado. -dijo un tanto serio.

—¿Y tú dónde estabas?- dijeron hablándome a mi. Yo sonreí y dije

— Estaba hablando con el chico que estaba bailando. Nada importante. -dije picando a Faraón y el arrugó su entrecejo molesto de que no dijera lo que erámos o lo que estábamos haciendo, pero él no sabía que esa era mi manera de hacer que toda su atención estuviera en mi. Lo dejé solo y fui a bailar una canción distinta mientras los tres chupitos de alcohol hacían efecto.

—Xoxo Cassie

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