A la mañana siguiente, Andrea y Samuel despertaron abrazados en su cama. Andrea seguía durmiendo en el pecho de Samuel, cuando él despertó y quiso ir cuidadosamente al baño para no despertarla. Andrea alzó su brazo y buscó su cuerpo en la cama. -Samu, ¿dónde estás?- preguntó, apenas pudiendo abrir los ojos. - Aqui estoy, mi amor, iba al baño. Necesito pegarme una ducha rápida e irme al banco- le explico. -Samuel...- dijo pícaramente ella- ¿y si tomamos un baño en el jacuzzi?- propuso, tapandose luego con la almohada, tímidamente. Samuel la miró con una sonrisa gigante en su rostro, y acercándose a ella, se metió por debajo de las sabanas: -Mmm... ¡Olvidaba lo picara que podia ser mi novia!-exclamó, mientras ascendía sobre ella bajo las sábanas, y comenzaba a hacerle cosquillas. -¡Samuel, no! Cosquillas en la panza, no. Sabes que no las resisto- protesto ella, mientras no podia evitar reírse a carcajadas.-Mi pequeña- suspiró él, acariciando los cabellos de Andrea y perdiéndose en su mirada- mi chiquita linda. -Samu, vamos al Jacuzzi- volvió a pedir ella. Y Samuel lanzo otra carcajada. Mientras la cargaba en sus brazos y la llevaba a upa al baño. La tina estaba preparada con todas sus sales, cuando Andrea y Samuel entraron a darse un baño. -Ven aquí, mi amor, cargate sobre mi cuerpo- dijo él. Andrea se sentó de espaldas, delante de Samuel. Apoyando su cuerpo sobre este. -¿Que haces, mi amor?- sonrió ella, al notar un líquido sobre su espalda- se siente frío. -Es una crema descontracturante y relajante, de esencias. La compre en el spa - respondió Samuel- Ayer dijiste que habías tenido un dia pesado y quisiera reconfortante con unos masajes. -Que rico se siente- se relajo, mientras Samuel le pasaba la crema por toda la espalda y le daba besitos- es hermoso despertarse por la mañana con un esposo tan consentidor- aseguro- yo tambien quiero agradarlo mucho- comentó divertida. -Entonces solo tienes que darte la vuelta y mirarme- le pidió él. Andrea asi lo hizo, volteo sobre el agua y la espuma cubierta de sales. Giro hacia él, viendo como su mirada se iba justo al punto donde Andrea lo hubiera imaginado. -Esposito mio, mis ojos están aquí arriba- noto, divertida. Mientras tomaba su mentón y hacia que la mire. -Es que esas de ahí abajo se saben preferidas- respondió, haciendo que Andrea echara una carcajada. Samuel beso sus labios profundamente, mientras sus labios descendían por su cuello, acariciaba sus senos suavemente. - Sa..Samuel- suspiro Andrea- ¿no tenías que ir al banco? -Ya ni me acuerdo que era el banco- contestó, haciendo que ella volviera a reír. Beso sus pechos, haciendo que Andrea lanzara un gemido y se subiera sobre él. -Se siente muy rico en el agua- dijo él. -Tendríamos que probarlo de esta manera siempre- siguió diciendo ella.Samuel ingreso en el cuerpo de su mujer y ambos sintieron las explosiones de gemidos inundando el cuarto. Cuando salieron, se cambiaron y Andrea ayudó a Samuel con su corbata. -Se me acaban de ocurrir algunas cositas- dijo ella, pícaramente- pero está vez en la cama. Los ojos de Samuel oscurecieron: -Acabamos de vestirnos, mi amor- le señalo- además, no me tientes porque sino cierro la puerta con llave y ni siquiera vuelven a verme en el Financial Bank. - ¿Durante todo el dia de hoy?- preguntó ella, sonriendo. - Ni hoy, ni mañana, ni por unos cuantos días- respondió Samuel. En eso estaban, cuando golpearon la puerta: -Mi niña, no encuentro a Marina Rios por ninguna parte- le informo Soledad, desde el otro lado. Ambos se miraron y Samuel se sintio contrariado con esas palabras. Miro a Andrea: -¿Quien?- pregunto, confundido. Andrea salio de la habitacion corriendo, con Soledad tras ella. Samuel las siguió, y apenas estaba cruzando el pasillo, cuando sintió que alguien golpeaba su cabeza con un jarrón. - ¡Auch!- se quejo, casi perdiendo el conocimiento. Andrea y Soledad regresaron al pasillo. -¿¡Que haces, muchacha!?- preguntó Soledad, mientras ayudaba a Samuel a mantenerse de pie- ¿Como le pegas asi al patrón? -Lo siento- dijo Marina, aturdida- creí que era el hombre malo. Perdon...perdon. -Tranquila- le pidió Andrea- él no es ningún hombre malo, es mi esposo Samuel Gallardo y es el hombre más bueno que he conocido. Él solo podría ayudarte, Marina. Creeme. Samuel estaba confundido, sintió que tenía un chichón en la cabeza. - Luego te curo eso, mi hijo- le dijo Soledad. Samuel las miro como esperando una explicación: -Van a tener que explicarme esto, lo saben, ¿no? Andrea y Soledad llevaron junto con Samuel, a Marina al cuarto de huéspedes una vez más. Está vez, Samuel no iba a irse sin que le expliquen. -¿Como que la encontraste secuestrada en el sótano de tu casa? ¿Y como que crees que tu madre la puso ahí? ¡Andrea!- Samuel no entendía nada. Estaba cada vez más confundido con el relato de Andrea. -Y lo peor vino después, mis niños- les contó Soledad- cuando ustedes ayer se fueron a la fiesta de aniversario, llego el doctor. Tal como Andrea había pedido que el medico personal la viera. Él dijo que la chica no presenta ninguna secuela ni que está fuera de sus cabales. En otras palabras, ella no está loca. Solo que, al parecer, la han mantenido drogada y dopada por mucho tiempo. Y eso hace que haga que diga cosas que puedan parecer sin sentido. Pero la chica está con sus perfectas condiciones mentales. -¡Andrea! ¿Como no me dijiste esto? ¡Es una locura! ¡Por favor!- dijo Samuel. -¡Perdon, mi amor! Iba a decírtelo, solo que quería encontrar el momento oportuno para hacerlo. - Por favor, no se enoje con su esposa- le pidió Marina- ella es una mujer muy linda, es buena. Ella me salvo de la bruja y del hombre malo. Samuel paso sus manos por su rostro: -A ver...- dijo, sentándose al lado de Marina en su cama- cuéntanos, por favor, lo que sea, lo que te acuerdes. Pero desde el principio, de una forma coherente, para que podamos entenderte. -Está bien- respondió ella- yo vivia en un pueblo muy cercano de aquí, el pueblo de Carmelitas, no se si lo conocen. Es un pueblo pequeño. Yo vivia en una humilde casa con mi Tatita. Él era mi padre, era todo para mi. Eramos muy felices hasta que mi Tatita enfermo y tuve que llevarlo al hospital del pueblo. Allí me dijeron que mi tatita tenía una enfermedad muy peligrosa, y que necesitaba un tratamiento muy costoso para poder curarse, de otra manera no iba a poder sobrevivir. Yo me sentí muy mal, porque no tenía el dinero para pagar el tratamiento de mi padre. Pero ese dia, lo conoci a él. Él me dijo que había oído mi caso y se había compadecido del mismo. Que iba a ayudarnos y que le permitiera entrar en nuestras vidas. Yo al principio desconfíe de él pero luego me dijo unas cuantas cosas que me hizo creerle. Él de verdad empezó a pagar el tratamiento de mi tatita. Despues me pidio que seamos novios y me llevo a pasear a un sitio que decia que era donde él vivia. Me regalo un colgante que dijo que era sobre una leyenda muy importante para él, que significaba mucho y que quería que yo tuviera ese colgante porque quería convertirme en su esposa. Ese mismo dia, hicimos el amor por primera vez, en un establo que yo no conocia y que ni siquiera era de él. Samuel se agarro la cabeza y se puso de pie, empezando a dar vueltas sin sentido, nervioso. Andrea cerro los ojos: -¡Desgraciado!- dijo. -¡Voy a matarlo!- alzo la voz Samuel, asustando a la muchacha. -Tranquila, mi niña, no pasa nada- la calmo Soledad- tu sigue contándonos. ¿Esa noche fue hace unos seis años?- quiso saber. Marina asintió. -El tratamiento de mi tatita no funciono. Y él se marcho, dejándome muy solita. Pero el hombre malo seguia visitandome y me pidió que me casara con él. Me dijo que quería que fuera su esposa y llevarme a vivir a su casa. Así paso. Pero, en su rancho, las cosas nunca estuvieron bien. Conocí a su hermana, Isadora. Ella es igual o más perversa que él. Ambos peleaban mucho. Y siempre querían dominarme. Él prácticamente no me dejaba salir de la casa y lo único que le importaba era que me quedara embarazada. Después me entere porque, su padre había hecho un testamento que decia que quien iba a heredarlo seria el hijo que se casara y le diera un nieto. Que solo podia heredar su fortuna aquel Valverde que le diera un heredero a su fortuna. Y que hasta ese momento, ninguno de los dos vería un solo centavo de él. -¿¡Pero cual es la mania de esta gente de ponerle condiciones a su testamento!? ¿Es una moda del lugar o que?- protesto, Samuel. -Al parecer, Emilio Valverde, estaba cansado de que tanto su hija como su hijo adoptivo vivieran la vida en grande sin hacer absolutamente nada. Por eso quiso darles una lección. El problema era que, por más que Isadora lo intento, no podia quedar embarazada. Ella es estéril. Y por eso es una mujer muy amargada. frustrada. Ella hizo que yo perdiera mi embarazo, y ella quiso deshacerse de mi, cuando Leonardo se canso de tenerme. -Entonces...- dijo Andrea, entre lagrimas, conmovida por la pobre vida que le había tocado sufrir a la muchacha al lado de los Valverde- ¿ellos practicamente te tenian encerrada? Marina se lo confirmo. - Leonardo me trataba de la peor forma. Y lo peor era que, despues me entere, estaba enamorado de una mujer que no le hacia el menor caso. Ella lo había rechazado una y otra vez. Su idea era convertirla a ella en su esposa para tener un hijo. Pero esa mujer nunca le hizo caso y por eso me eligió a mi. Pero nunca dejaba de nombrarla. Me decia que yo no le llegaba ni a los talones. Esa mujer se llama Andrea. Samuel enfureció. - Tranquila, mi niña- le pidió Sole- tu sigue contándonos. Andrea la miro con ternura: -Que caprichoso es el destino- expreso. -Me tuvieron encerrada durante estos seis años. Isadora me tenia drogada prácticamente. Y a Leonardo ya nada de lo que hiciera su hermana conmigo, podia interesarle. -Yo le dije que me estaba drogando para no poder quedar embarazada pero él nunca me escucho. Ella me trataba cada dia peor. Hasta el dia que quiso matarme. Entonces Leonardo la descubrió. Se compadecio de mi y me llevo a ese otro rancho, con la otra señora rubia. Cayetana Del junco. Ella lo ayudo enseguida porque él se lo pidió. No se que le habrá dicho, pero esa señora no me escuchaba. Él solo dijo que yo estaba loca y era peligrosa. Y ella le creyó. Esa señora hace todo lo que él le pide. Andrea se sentó en la cama, cerca de ella, y la tomo de las manos: - No estás sola, quiero que lo sepas- la animo- eres muy valiente por lo que nos estás contando y muy fuerte por haber soportado todo lo que has pasado. Quiero que sepas tambien, que soy esa otra mujer de la que te hablaba Leonardo. Yo soy Andrea, y dejame decirte que, aunque a mi, gracias al amor de Samuel, nunca logro alcanzarme la maldad de Leonardo. Si me hizo daño. Y si, su maldad también casi acaba con mi vida. Marina la observaba fijamente y acaricio la mejilla de Andrea, quien no dejaba de derramar lagrimas, sintiéndose sumamente compadecida de aquella mujer. -Las dos fuimos victimas de ese delincuente- dijo Marina. Andrea asintió. -Si- reafirmo- pero lo que te hizo a ti no tiene nombre. Y te juro que va a pagarlo. Los tres salieron de la habitación, dejando descansar a Marina. - Todavia no puedo creerlo- decia Samuel, desconcertado. - Leonardo es un monstruo- dijo Andrea- su ambición no tiene limites. -Es peor que eso, mi niña- le hizo notar, Soledad- es un ser inescrupuloso, capaz de cualquier cosa por lograr sus objetivos. No siente empatía por nadie, ni el menor remordimiento con lo que hace. Es un ser peligroso, igual que Isadora. -Lo que no entiendo- agrego Samuel- es porque tu madre ayudo en algo asi a Leonardo.
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Presa de tu amor
Roman d'amourAndrea Del Junco y Samuel Gallardo son dos personas, en apariencia, completamente opuestas. Ambos se profesan un odio intenso, producto de los malentendidos y engaños que fueron surgiendo entre los dos durante años. Se conocían desde niños, se amaba...