Capítulo 18

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Samuel estaba nervioso, ansioso y al mismo tiempo entusiasmado, porque todos volverían a ver a Andrea. También quería cuidarla, protegerla y hacer que se sintiera segura. Llegaron al Rancho Alcázar y cuando entraron a la casa, se dieron cuenta que todos estaban allí. Habían preparado una gran y sencilla bienvenida. - Mi niña, no puedo creerlo. Gracias al cielo!- exclamo Soledad, para luego abrazarla fuertemente. Andrea los veía asombrada y cada uno se acerco a ella. - Que alegría que estés aquí con nosotros, cuñada. Te tenemos muchas sorpresas y buenas noticias- le informo Flavio, simpático, como siempre, y estrechándola con cariño. - Ni te imaginas todas las cosas buenas que tenemos para mostrarte- siguió diciendo Kimberly- para empezar: el rulito y yo somos novios, puedes creerlo!? Y yo soy una modelo famosa e internacional. - Lo de modelo está por verse- la contradijo enseguida Flavio. -y quien te pidió opinión?- le echo Kim. - No se les ocurra empezar a pelearse- les pidió Sofia- no es el lugar ni el momento. - Ya, si solo son bromitas. En el fondo, nos encanta echar pelea porque saben a buenos besos de reconciliación- dijo Flavio, bien seguro. Para luego, tomar a su novia y besarla- verdad que por eso lo hacemos, mi amor? - No les prestes atención a estos dos tarugos, cuñada.  Permite e decirte que cuentas con nuestro total apoyo para lo que haga falta y necesites- le dio la bienvenida Arturo. - Si, todos estamos muy felices de que estés aquí con nosotros. En especial...- dijo Sofi acercándose a la carreola y tomando al niño- alguien que moría por conocerte. Andrea vio a aquel hermoso niño y no pudo evitar sonreírse y emocionarse. -Es nuestro sobrino, amor- dijo Samuel, mientras la veía como lo cargaba y le echaba besos. Se sentio estremecer de la emoción, no podía creer que todo aquello estuviera pasando. Había recuperado a Andrea, a su Andrea, por fin estaba con ellos y ya no se iría de su lado. Kim y Sofia acompañaron a Andrea a nuestro cuarto. Juanita se fue a la cocina con Sole, tenían mucho de que hablar. - De verdad ese chico tan guapo es mi marido?- preguntó Andrea, curiosa. Kim se río:- claro que si, Andrea. Ustedes se adoran. Y de toda la vida, EH. Desde siempre. En los próximos días, Andrea y Samuel pasearon por los alrededores de la hacienda. Samuel quería llevarla a cada rincón que había sido importante para ellos, en su historia. - En este árbol nos dimos nuestro primer beso?- quiso saber ella, sintiendo cuan especial era aquel sitio para ambos. - En realidad fue un poco más allá, cerca de la casa. Aunque se podría decir que aquí empezó todo. Samuel le contó cada una de sus historias, con mucha paciencia y amor, veía como iba resultando en Andrea, ya que ella sentía florecer cada uno de aquellos recuerdos en su interior. Sin embargo, a Samuel le preocupaba que Andrea no se recuperase del todo. Por eso, hablaba con el medico siempre, queriendo saber todo lo posible para poder cuidarla. Una noche, recibieron la visita de Cayetana Del junco, quien estaba preocupada por su hija. Se impresiono mucho al verla así. Y se ofreció a cuidarla y a ayudarla en todo lo que le sea posible. Una tarde, salieron a cabalgar por el campo y él caballo de Andrea se asustó al ver una víbora. Echo a galopar sin sentido y con Samuel corriéndolo con su caballo atrás. El caballo perdió el total control y dio un salto que tiro a Andrea, de espaldas, al suelo. - Andrea!-, grito Samuel, desesperado. Cuando Samuel fue a socorrerla, no reaccionaba. - Andrea, mi amor, por favor, despierta!- pedía, desesperado. Cuando Andrea reacciono en su habitación, donde Samuel la había llevado en brazos. Recordó cada momento vivido y les relato la pesadilla que había vivido en el yate, el día que Leonardo murió y ella desapareció. Andrea y Samuel lloraron abrazados de que Andrea pudiera tener todos sus recuerdos con ella. Andrea supo que Marina Ríos estaba viva, y sana y salva. Trabajando en el rancho de Sofia y Arturo, muy contenta, como nana del pequeño Arturito. Samuel llevo a cenar a Andrea a un lugar muy romántico, sorprendiéndola con un anillo. Andrea le dijo divertida que ya estaban casados. Pero Samuel le dijo que está vez quería hacerlo de verdad y por la iglesia. Sabia lo importante que era para ella. Andrea le dio un gran beso, muy feliz. La boda se celebró en la iglesia del rancho. Andrea se encontraba bellísima. Radiante y emocionada como toda novia. Kim y Sofia la habían ayudado a arreglarse. Serian sus damas de honor. En ese momento, llego Cayetana, emocionada, viendo a su hija por dar ese paso tan importante, al borde de las lágrimas, le pidió perdón. Andrea seco sus lágrimas. - No tengo nada que perdonarte, mamá- le manifesto- eres el ser que me dio la vida, eres muy importante para mi. Y también eres humana y cometes errores como todo el mundo. Se que todo lo que has hecho por mi, ha sido pensando que era lo mejor. Y quizás muchas veces no nos entendimos por ser tan diferentes, pero no tengo nada que reprocharle, más que aceptarte y pedirte que me acompañes en este momento tan especial en mi vida. Cayetana lloro con las palabras de su hija y Andrea la abrazo. - Que lindo que se lleven así, con mi madre tampoco nos hemos comprendido nunca. Creo que por eso fui una aventurera- dijo Sofi. - No, con la mía todo intento de acercarme es inútil!-retruco Kimberly- soy un dolor de cabeza para ella! - Vengan aquí!- les pidió Cayetana- hoy me toca cuidar de las tres y eso haré. Ya no seré más una desconocida para mi hija ni tampoco la maltratare o le intentare imponer mis deseos sobre los de ella. Las cuatro se abrazaron y Andrea sintió como se regocijaba su corazón. Entro a la iglesia sabiéndose la mujer más feliz, y llego al altar para que la recibiera el amor de su vida. El niño que siempre había querido, el hombre que siempre había amado. Era feliz en sus brazos, sintiéndose amada por él. Samuel y Andrea encontraron la dicha plena y vivieron juntos toda su vida. Teniendo dos hermosos hijos y poniendo en primer lugar a su familia, por sobre todo. - Te amo, Samuel- suspiro ella, luego de volver a hacer el amor en el lago. - Yo te amo más, mi amor. Mi pequeña. La niña que un día me desafío con que no sabia tirarme al agua desde la rama más alta. Beso su frente y durmieron en la hierba. Eran inmensamente felices, disfrutando del amor que los había unido siempre. Fin/

Presa de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora