Parte I

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Faltaba poco para la media noche. El muchacho de pelo oscuro y ondulado estaba sentado en su escritorio revisando informes de su PC que se le colocaban en el cerebro sin dejar el menor rastro de haber sido leídos.

Estaba realmente cansado, y entre más esfuerzo ponía en concentrarse en aquellas palabras que a su vista resultaban sin sentido, su mente más se empeñaba en divagar sobre las cosas que habían sucedido esa tarde.

Su novia, Chrissie, había ido a su casa, vestida con un vestido rosa chillón y el pelo perfectamente planchado a verlo. Al principio creyó que iba para preguntarle sobre que iban a hacer las siguientes vacaciones o si el fin de semana se iban a ir a su casa de campo, pero cuando la vio entrar con una sonrisa triste y el anillo de compromiso en las manos, intuyó que nada bueno podía salir de ahí.

"Esto es todo Brian, nunca tienes tiempo y yo necesito alguien que me acompañe" y dicho eso, le había entregado el anillo de oro puro y con una incrustación de diamantes que hacía más de tres meses le había regalado, y había salido por la puerta, tal como había entrado.

A May se le aceleró el pulso al pensar en aquella escena, y un pequeño — gran — nudo se le instaló en el estómago al darse cuenta que ni siquiera había podido hacer nada para evitar aquel final.

Él sabía que no tenía tiempo para casi nada, y que quizás debía haberle prestado más atención a aquella relación, pero el hecho de ser dueño y heredero de una de las empresas de energía más importantes de Inglaterra no le daba mucho margen de ocio y goce. Era indignante que Chrissie insinuara que él simplemente no quería estar con ella cuando sabía que los ineptos de sus empleados siempre cometían errores que le valían el tiempo de toda la semana.

Respiró profundo, el dolor de cabeza comenzaba a hacer presencia, así que se alejó un poco del monitor de la PC y buscó con la vista sus lentes. La habitación en la que se encontraba era su estudio y a veces le resultaba ridículamente grande y elegante para solo utilizarla él. Con las paredes pintadas de blanco con detalles en negro, grandes cuadros de arte impresionista — del que su padre era fanático — y vinilos de los Beatles colgados por todos lados, y una enorme biblioteca con más libros de los que jamás podría leer en su vida.

Se removió en su asiento cansado, y abrió el cajón del escritorio encontrando los lentes perfectamente guardados en su estuche. Se los puso y justo cuando estaba por volver al informe, escuchó que el móvil a su lado comenzaba a sonar.

Miró la pantalla y se le escapó una sonrisa. El celular se iluminaba con un número conocido y que siempre estaba ahí para animarlo, aún sin saber.

— Farrokh —. Atendió con un tono de voz más relajado del que en realidad era su estado de ánimo.

— Brian, querido, ¿como estás?— La voz del africano se escuchaba cansada, sonmnolienta—. Estaba a punto de dormir cuando me acordé de ti. Hoy me crucé a Chrissie e iba con semblante triste—.

Y ahí estaba, el punto que May quería evitar. Suspiró con pesadez, porque aunque quisiera explicarle al mayor lo que había sucedido, no podía encontrar las palabras necesarias sin recibir un regaño como respuesta.

Farrokh, o también conocido como Freddie, era su mejor amigo, quién siempre incentivaba a Brian a "vivir", como él decía. Se conocían desde que eran pequeños y mantenían casi el mismo estatus social; el padre de Farrokh, el señor Bulsara, era un diplomático de África que se había ido a vivir a Londres para trabajar de embajador, además de ser el sub-gerente de la empresa de su padre.

Cuando Freddie había confesado su homosexualidad y había presentado su primer novio, su familia y sobre todo el señor Bulsara lo habían casi desterrado de la mansión en la que vivían y le habían quitado toda la herencia. Fue una suerte para él que su hermana fuera la que recibía todo, y en un gesto de humanidad, haya dividido todo el dinero como era estimado en un principio luego de la muerte de su padre.

Hace ya unos meses que a Freddie le habían detectado el virus del VIH, y aunque tenía las posibilidades de mantener una vida completamente normal dentro de los parámetros de la enfermedad, desde ese entonces siempre parecía con miedo a morir sin disfrutar lo que realmente debía y quería.

Por esta misma razón, siempre estaba peleando con Brian acerca de que el rizado se pasaba horas dentro de la oficina arreglando las cosas que "los demás" hacían mal.

"Diviértete un poco más, sal, viaja, pasa tiempo con Chrissie, pero no te pases horas encerrado en esa jodida oficina, que un día de estos te llegará la muerte y te darás cuenta que lo único que tienes es una jodida mansión y un montón de papeles que no le importan a nadie"

— Sí, ha venido a casa a comunicarme que hemos terminado—. Dejó escapar con tranquilidad, sabía que Bulsara comenzaría a pelearlo y a incentivarlo con que la reconquistara, cosa que Brian sabía que era muy poco probable.

Sin embargo, quedó sumamente perplejo y sorprendido tras la respuesta de su amigo.

— Mejor, ¿Sabes? Es momento que empieces a vivir un poco más, y aquella rubia teñida no me caía para nada bien—. Y su voz sonó suave y somnolienta. Y con un tinte divertido que le dió a entender que Bulsara en el fondo ya esperaba que eso sucediera y quería que su dolor fuera el menos posible.

Dejó escapar una leve carcajada, Freddie sabía cómo y cuándo levantarle el ánimo, así que simplemente se dedicó a seguir la conversación con temas triviales acerca de como había sido su día y a averiguar cómo estaba el novio de Farrokh.

Sinceramente no lo veía hace ya algunas semanas y lo extrañaba bastante, por eso fue una alegría escuchar su voz y sentirlo tan contento de hablar con él.

Cuando se dió cuenta el reloj de su Pc marcaba la una de la mañana y el sueño ya hacia que se le cierren los ojos, por lo cual se despidió de su amigo recibiendo un "Y comienza a vivir, coño" como saludo y colgó el teléfono para dirigirse a su habitación sin ni siquiera apagar la computadora.

Se cambió de ropa y quedó solo en boxers, se acostó sobre la cama que estaba perfectamente tendida por su mucama y reviso el celular una vez más antes de dormir.

Se llevó la sopresa de ver un mensaje de Freddie luego de estar casi una hora y quince minutos hablando, y curioso lo abrió.

Se le escapó una sonrisa al ver el contenido. Farrokh solía comportarse de manera calmada, pero otras veces, tenía arranques de locura donde parecía que lo único que importaba en su vida eran las fiestas, las drogas, el alcohol y sobre todo el sexo.

Se rió, apagó el móvil y se acomodó para dormir, pero sin embargo no eliminó el mensaje.

Al día siguiente vería que haría con él.

El mensaje solo decía:

"Hey, por si te atreves a vivir un poco más, te dejo el número y la página de un amigo que te puede ayudar:

Roger Taylor, escort, 23 años"

                                                                            

A/N: Hey, qué tal? Volví con este nuevo ff y ya sé que ni siquiera terminé el otro, pero es un ataque de inspiración que no pude evitar.

Escort para las que no saben es unx prostitutx o trabajadorx sexual.

Are You Mine? (Maylor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora