C u a t r o

27.6K 901 85
                                    

26 de Agosto del 2014

Branden y yo nos habíamos ofrecido a ayudar a Layla cuando se mudara. Y heme aquí, estábamos de camino hacia su nuevo apartamento compartido llevando algunas cajas en el auto. Branden estaba de mal humor y supuse que era porque hoy domingo, era el único día que descansaba, y en vez de eso íbamos a trabajar duro todo el día.

Yo moría de la curiosidad por saber cómo era, Layla no me había mostrado fotos ni descrito el lugar. Cuando llegamos allí, ella nos abrió la puerta, era el único apartamento de ese piso por lo que supuse era grande. Sonreí cuando entré porque tenía razón. La sala era el doble que la nuestra, pero curiosamente estaba amueblado. El lugar era increíble, con pisos laminados y muebles modernos, era un sueño.

—¡Lay, es hermoso! —exclamé sonriendo, dejando las cajas en el suelo. Miré alrededor y me di cuenta que todos los ambientes estaban amueblados—. ¿Y tu compañera de cuarto?

Branden suspiró detrás de mí, dejando un par de cajas en el suelo al mismo tiempo que Lay me sonreía.

—Compañero, querrás decir.

Fruncí el ceño.

Creí que ella tendría «compañera» de apartamento, no «compañero».

En ese momento salió un chico a medio vestir de una de las habitaciones del pasillo. Su pecho desnudo estaba a la vista, se veía sus abdominales marcados y los músculos de sus brazos se contrajeron cuando se estiró como si recién se hubiera despertado. Admitía que era guapísimo, pero sus ojos marrones nos miraron con curiosidad, momento después nos sonrió con alegría.

—Hola, chicos, soy Connor. Ustedes deben ser los amigos de Layla. —Alzó una mano para estrechármela primero, pero escuché el bufido de Branden antes de que se acerca a mí y me tapara la vista con su cuerpo ya que era más baja que él.

Escondí mi sonrisa.

—Ponte una camiseta —gruñó Branden. Connor no estaba desnudo, pero su pantalón de deporte colgaba sobre sus caderas, mostrando la cinturilla de sus bóxers. Era incómodo tener a alguien así de expuesto frente a nosotros.

Connor alzó las manos, como si quisiera apaciguar las cosas.

—Eh, cálmate, hermano. Acababa de levantarme.

Por el rabillo del ojo vi a Lay divertida viendo a Branden. Luego volteó a mirarme y sonrió antes de voltearse hacia Connor. Se acercó a él y le pasó un brazo por hombro.

—No te preocupes, Connor. Branden es demasiado celoso con su esposa.

Connor abrió los ojos como platos al escuchar la palabra «esposa».

Mierda. Todas las personas reaccionaban igual al escuchar eso. ¿Acaso era muy joven para casarme? De cierta manera algunos creían que sí. Mis padres me lo prohibieron pero fui muy decidida en ese tema. Ya había encontrado al amor de mi vida, Branden, ¿por qué esperar más? Él opinaba lo mismo. Y nuestros amigos igual, ellos vieron nuestro amor era real, como ningún otro. El tipo de amor que sabes que será eterno, para toda la vida.

—Ponte una camiseta —repitió Branden dirigiéndose a Connor. Él se giró y volvió a su habitación cerrando la puerta detrás de él sin decir nada. Intuí que Branden lo había asustado—. No puedo creer que te vengas a vivir con un exhibicionista.

Lay rodó los ojos, su bueno humor esfumándose.

—Pues ya lo hice. —Luego me miró—. ¿Trajeron mis cosas?

Asentí, señalando las cajas que tenía a mis pies. Aún faltaban las cajas que estaban en nuestro auto. Había recogido sus cosas de la casa de Ian y ahora era nuestro turno de seguir ayudando. Agradecía que este lugar tuviera ascensor, porque no podría soportar estar subiendo escaleras en mi condición.

—Dame las llaves, dulzura, yo iré por las demás cosas —dijo Branden extendiendo su mano. Ya estaba más calmado. Hurgué en mi bolso hasta dar con las llaves y se las di haciendo una mueca—. No me hagas pucheros, nena, aún no estás del todo bien.

Anoche había tomado varias pastillas para mi insistente dolor de cabeza y cuerpo que no me dejaba dormir. Habían hecho efecto, pero seguía algo cansada.

Branden del departamento dejando la puerta abierta. Lay me miró.

—Voy tras él, no vaya a ser que romper alguna de mis cosas —dijo rodando los ojos—. Sírvete algo si quieres, compré un pastel en la cafetería para comerlo después de mudarme, pero puedes sírvete ahora, está en la refrigeradora.

—¿De chocolate?

Lay asintió divertida.

—Sí, tu favorita. —Mi ánimo mejoró gradualmente—. Branden y yo nos encargaremos de las cajas. Tú quédate aquí y come tu torta de chocolate.

Se fue del apartamento dejando la puerta semi-abierta mientras yo corría hacia la refrigeradora a cortar una porción de mi pastel favorito mientras ellos hacían todo el trabajo.

Se fue del apartamento dejando la puerta semi-abierta mientras yo corría hacia la refrigeradora a cortar una porción de mi pastel favorito mientras ellos hacían todo el trabajo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Infiel | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora