Lucy temblaba, frente a ella se encontraba aquel hombre que habia visto dentro de una jaula en la feria. Era el mismo sin duda, sin sus majestuosas alas, pero el mismo. Sus ojos triste y llenos de amargura aun la estremecian y el tatuaje que llevaba la remontaban a épocas añoradas en que su abuelo aun vivia.
Él le contaba a Lucy historias increíbles de monstruos, caidos y angeles, de juicios y de guerras que aun no terminaban. Siendo una niña ella disfrutaba de aquellas historias y las crei reales, aun mas cuando el abuelo sacaba esos enormes y viejos libros de cuero. Que al ser abiertos testificaban de guerras, de signos y runas antiguas, de hombres con alas y monstruos enormes y temibles, con los que lucy muchas veces tuvo pesadilla. Su abuelo decía que todo era real y aun cuando ella se hizo mayor, el le aseguraba que ellos existian. Lo aseguro hasta su muerte,cuando lucy teni apenas 16 años.
Y ese dia en la feria,al verlo a el recuerdo de todas esas historias la inundo. Al ver esas hermosas alas delante de ella abiertas de par en par por cadenas sostenidas a los barrotes de la jaula. Cada pluma, cada detalle, era tan real... incluso el hombre que las portaba. Parecia un verdadero caido. Sus cicatrices tan autenticas y su ropa sucia y estropeada.
Tenia su cabeza inclunada mientras el presentador hablaba y exponia a su increible criatura.-Lo que han visto no se compara en nada a esta criatura aun mantenida con vida. Tiene mas de 1000 años. Un caido de las primeras guerras tienen frente a ustedes. Un guerrero sometido por su servidor- se inclino haciendo una reverencia antes de acercarse hasta el pobre hombre en el suelo tomarlo del pelo y levantarle la cabeza con brusquedad- levanta la cabeza animal. A estos mosntruos hay que mostrarles quien manda-.
Todos rieron, pero ella no puedo. Se quedi mirandolo, viendo cada detalle de su rostro golpeado y arañado pero hermoso, con facciones toscas pero varoniles, y aunque sucio, mostraba tal elegancia que solo sus ojos negros y profundos lograban opacar.
Desde ese día no podía quitarse la imagen de aquel hombre de su cabeza. Un nudo en la garganta la había perseguido durante todo el mes. Primero creyó que era por la impresión de ver que todas esas viejas historias eran reales, pero ahora pensaba que era más que eso. Ese hombre era lo que no podía olvidar, eran sus ojos, sus ojos tristes.
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Fallen
Bilim Kurgu"Porque si Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio." 2 Pedro 2:4