Blas tiraba con fuerza de uno de los extremos de su zapatilla mientras intentaba por todos los medios que Toribio dejara de morderla. El perrito que habían adoptado hacía ya más de un año tenía una debilidad especial por esas zapatillas en concreto y en cuanto las veía se echaba encima de ellas para morderlas.
-¡Toribio! ¡No! ¡Basta!- Le gritó mientras seguía tirando para que el perro la soltara de la boca.
-Toribio, suelta la zapatilla.- Le ordenó Junior con un tono calmado mientras entraba al salón con el correo en la mano.
El perrito, en cuanto escuchó el mandato de Junior, soltó la zapatilla y dejó de gruñir, recibiendo las caricias de su amo en agradecimiento. Junior, dejando de prestarle atención al perro, le dio un beso en la majilla a su novio.
-Hola, amor.- Lo saludó y siguió caminando hacia la cocina para dejar el correo encima de la mesa.
-Esto es increíble.- Se quejó Blas poniéndose la zapatilla mordida.- Soy yo el que lo saca a pasear todos los días, soy yo el que lo baña y lo lleva al veterinario... ¡Pero sólo te hace caso a vos!
-Es un perro listo.- Dijo Junior con una sonrisa burlona.
-Lo que pasa es que sabe quién es el que le da de comer.- Razonó Blas.
-¿Estás insinuando que sólo me quiere por la comida?- Fingió indignarse.
-Es al único que te he visto darle algo de tu plato. ¡Ni si quiera conmigo compartes la comida!
-Es que me mira con esos ojitos y no lo puedo evitar...- Junior se acercó hasta Toribio y empezó a rascarle detrás de la oreja.- ¿Verdad que sí? ¿Eh? ¿Quién es el perrito más lindo?
Junior le hablaba poniendo voces y haciendo gestos con la cara mientras Toribio movía el rabito rápido, feliz de la atención que estaba recibiendo. Blas los miraba riendo, enternecido y a la vez divertido por la situación.
-¿Es necesario?- Preguntó Blas, que más de una vez se había reído de la forma de hablar que tenía Junior con el perro.- Ni a Truman le hablás así.
-No compares a mi hermano con un perro, che.
Junior le hizo una última caricia a Toribio y fue a la cocina a servirse un vaso de jugo. Blas lo siguió con la mirada a través del salón, que estaba lleno de cajas de cartón a medio cerrar. Llevaban unos meses viviendo juntos cuando el casero les anunció que iban a vender el edificio, así que habían tenido que buscar otro sitio donde vivir en menos de dos semanas. Por suerte, un cliente asiduo del bar les había dejado a muy buen precio un departamento un poco más grande que ese y muy cerca de "El Blasnior", por lo que el cambio había acabado siendo a mejor.
-¿Terminaste ya de empacar todo?
-Sí.- Contestó Junior dejando el vaso vacío de un trago.- Sólo me faltan algunas remeras que están secándose en el tender.
Junior miró a su alrededor con gesto pensativo y luego a Blas.
-¿Qué te pasa?
-Nada.- Contestó en un suspiro.- Me pone un poco triste dejar esta casa, tenemos muchos recuerdos acá.
-Mmmm.-Sonrió Blas mirando las paredes.- ¿Te acordás cuando la pintamos?
-No estábamos juntos todavía.- Recordó.
-Y tuvimos que engañar al casero y decirle que Ailín era mi novia.
-Pero esa noche...-Junior lo miró sugerente.
-Se largó a llover.- Bromeó Blas sabiendo que eso no era lo que quería escuchar su novio.
-Pero qué gil que sos...-Junior negó con la cabeza acercándose a él.- Esa noche te besé.
-Yo te besé a vos.- Dijo abriendo los brazos y recibiéndolo en un abrazo.
-Nos besamos.- Sentenció Junior.- Nuestro segundo primer beso.
Blas sonrió al escuchar esas palabras. Con el tiempo, siempre recordaban ese día como "el día de su segundo primer beso", uno que había marcado un antes y un después en muchas cosas. Junior le acariciaba la espalda, moviendo las manos de arriba debajo de modo cariñoso, parándose en los lugares que sabía que a Blas más cosquillas le hacía. Entonces, con una sonrisa en la cara, terminó de cortar la distancia que había entre ellos y lo besó. Junior se separó enseguida de él y pudo notar la cara de desconcierto y ganas que tenía Blas. Estaba claro que no quería dejar de besarlo tan rápido.
-Aunque tengo ganas de mudarnos al departamento nuevo.- Le confesó Junior.- No sé... siento que esta siempre ha sido tu casa.
Junior se encogió de hombros, ni él mismo entendía muy bien lo que quería decir con aquello. Pero una parte de él quería empezar una etapa juntos, en una casa a la que desde el principio los dos la consideren propia. Ese departamento, aunque plagado de muy buenos y memorables recuerdos, también le recordaba una época a la que no quería volver.
-Pensaba que te gustaba vivir acá.- Dijo Blas confundido.
-Sí, no me malinterpretes, he amado cada día que hemos pasado acá juntos, es la casa donde nos besamos aquel día de lluvia y donde me refugié cuando me escapé de la clínica, ¿te acordás?- Blas asintió, mirándole fijamente a los ojos, atento a cada palabra.- Pero también es la casa a la que volvías vos solo cuando nos separábamos, la casa que compartiste con Fran...- Blas suspiró empezando a entender.- Este siempre ha sido tu departamento... Y tengo ganas de empezar una etapa en una casa que podamos decir que es de los dos.- Blas sonrió al escucharle.- Soy un boludo ¿no?
-No... Sos un tierno.- Blas volvió a besarlo.- Vení.- Le dijo tirando de su brazo.
Blas le agarró de la mano y lo condujo hasta el marco de la puerta bajo la que un día se besaron. Parecía que había pasado una eternidad de aquel día y a la vez se sentía muy reciente y cercano, como si aún pudieran sentir la humedad de la lluvia en el ambiente y escuchar sus corazones latir acelerados.
-¿Te acordás de lo que pasó acá?- Preguntó colocándose a él mismo y a Junior tal y como estaban ese día.
-Que por fin dejamos de dar vueltas y nos besamos.- Recordó sonriendo.
-Sí... Por fin.- Blas agarró sus manos y las acarició con ternura.- Han pasado casi dos años desde aquel día y cuando te veo sigo sintiendo las mismas ganas de besarte.
-¿Las mismas ganas?
-Las mismas ganas.- Afirmó Blas.- Hoy no hay mate, ni goteras.- Junior sonrió al escuchar esas palabras.- Pero sigo sintiendo lo mismo por vos y lo voy a seguir sintiendo en esta casa o en cualquier otra.
-Te amo.- Junior dijo esas palabras con tanta seriedad y profundidad que a Blas se le erizó el bello de la nuca.- Te amaba ese día y te sigo amando ahora.
Blas tiró de las manos de Junior hacia él para que este lo abrazara y, alzando el cuello ligeramente para llegar a la altura de su novio, lo besó. Lo besó con las mismas ganas que lo había besado aquella tarde de lluvia. Aunque hubiera pasado mucho tiempo, aunque ya no hubiera mate, ni goteras, ni lluvia... Seguían siendo ellos dos. Junior y Blas vedándose con las mimas ganas.
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Relatos Blasnior
RomantikDiferentes relatos y oneshots sin relación a lo largo de la historia de Junior y Blas, Blasnior.