10.- Perfecto San Valentín

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El sueño le invadía todo el cuerpo y en lo único que su cerebro podía pensar era en esa enorme taza de café hecho por Lucre que seguramente le estaba esperando en la cocina. Pero los gritos de sus hermanos en el piso de abajo llegaron hasta él despejándole un plumazo. Junior se rascó la cabeza despeinando su pelo y alborotándolo más todavía y terminó de bajar los últimos escalones de las escaleras que daban al living.

Romeo y Dante discutían junto a la mesa del living y Junior sintió que volvía el tiempo atrás y volvían a ser tres adolescentes viviendo bajo el mismo techo, aunque ahora ya sólo él permaneciera en la mansión de los Guerrico.

-Buen día Junior, yo también me alegro de verte, ¿qué tal estás, brother?- Ironizó el menor sentándose a la mesa y llamando la atención de sus hermanos.

-Callate, Junior.

-No es el momento, enano.

Junior rodó los ojos ante los dos comentarios. Eran ellos los que estaban discutiendo como si tuvieran doce años.

-Yo vivo acá, ustedes no, así que no hinchen las pelotas.- Se quejó sirviendo café en su taza.

-Si tu hermano fuese un poquito razonable no estaríamos hinchando nada.- Se quejó Dante.

-¡Yo planeé todo antes!- Protestó Romeo.

-¿Se puede saber de qué hablan?

Junior le dio un sorbo a su enorme taza blanca y miró a sus hermanos con las cejas alzadas, expectante por una explicación.

-¿Qué día es hoy?- Preguntó Romeo.

El menor de los Guerrico hizo un gesto pensativo mirando al techo.

-¿Jueves?

-¡Jueves catorce de febrero, salame!- Contestó Dante pegándole en el hombro.- Hoy es San Valentín.

-Ah sí, sí, claro.- Junior asintió, recordando una fecha que se le había olvidado por completo.- ¿Y qué pasa con eso?

-Llevo semanas planeando este día para Lula, iba a llevarla a un hotel a las afueras con unas vistas impresionantes.

-Un romántico, brother.- Comentó Junior.

-Sí, todo sería perfecto si Dante ni hubiera reservado la habitación de al lado.

-¡No fue a propósito!- Volvió a repetir el mediano por décima vez.

-¿Cómo crees que va a ser de romántico el día si tengo a mi hermano y a... ¡Simona! En la habitación de al lado?

-No tenemos por qué cruzarnos.

-¡Pero es muy raro!

-Mientras no hagan mucho ruido dentro de la habitación no debería haber problema.

Junior les guiño un ojo, insinuando la clase de ruido de la que hablaba, y comenzó a untar una de las tostadas que había sobre la mesa.

-¿No hay ninguna chance de que cambies de planes?

-Lo siento, Romeo, tampoco es el plan ideal para mí, ¿sí?- Comentó Dante mientras se sentaba al lado de Junior en la mesa.- Pero llevamos meses trabajando de jira y necesitamos un día para nosotros, desconectar.

Romeo se frotó la cara, dándose por vencido a regañadientes, y se sentó junto a sus hermanos.

-De acuerdo.- Accedió.- Pero si salen de la habitación me avisás por teléfono, preferiría no juntárnoslos.- Pidió.

-Trato hecho.

Dante sonrió triunfal y le arrebató la tostada ya untada a Junior de las manos, dándole un mordisco grande y recibiendo la mayor mirada de odio que podía echar Junior: Nadie se metía con su comida. Nadie.

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