Púrpura

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Capítulo 8



Había pasado casi un mes desde entonces. Aquella mañana estaba acabando de hacerme una trenza cuando llamaron a la puerta


Bajé terminando de arreglarme el pelo, y abrí la puerta... Me encontré a Yuuma, que cargaba enorme ramo de rosas rojas, y tenía a su lado en el suelo una caja de un importante tamaño


Ya había estado en mi casa en fin de semana, pero ¿Tan temprano y con todo eso?



-Buenos días

-Buenos días... -Murmuré. Acababa de descolocarme la mañana-

¿Cómo tan temprano?

-Tenía ganas de verte -Me sonrió. Me volvió a sacar los colores...- Además, quería darte esto -Me ofreció el ramo-

-¿Um? ¿Qué día es hoy...?

-¿Tiene que ser un día especial para que pueda hacerte un regalo?

-Vale, tienes razón -Le sonreí- Muchas gracias, Yuuma...


Me aproximé para cogerlas, y creí ver algo moverse entre las flores...

Echando un vistazo de cerca no vi nada y pensé que lo había imaginado, pero me acerqué a olerlas y me encontré con un diminuto hocico rosado

De repente asomaron de entre las rosas dos criaturitas adorables con los ojos muy grandes, parecidas a ardillas


-¿Y-Yuuma? ¿Qué son? -Pregunté. Acababa de quedarme perpleja-

-Petauros del azúcar

-¿Qué?

-Creo que se llaman sugar gliders en inglés. Son unos bichitos muy cariñosos y divertidos, pensé que te animarían, ya que tu conejo murió hace poco...

No pasa nada si no los quieres, pero tenía que probar suerte -Me sonrió-


Sabía que su intención no podía haber sido más buena, pero no tenía ni idea de qué eran esos animales ¿Cómo los iba a cuidar?


-No, está bien -Le sonreí- Pero creo que no voy a saber cuidarlos...

-Ah, no es problema. Vamos dentro, te enseño un par de cosas y montamos la jaula -Dijo, cogiendo la enorme caja en brazos-

-De acuerdo -Sonreí-


Entramos dentro y me echó una mano para montar y decorar la jaula, conforme me explicaba qué comían esas ardillas del azúcar, cómo tratarlas... Que menuda jaula


Al terminar les dimos de comer un poco de maíz y estuvimos jugando con ellos...

Eran adorables, y muy cariñosos. A penas me conocían de nada, pero ya se me subían encima y se deslizaban bajo mis manos para que los acariciara

Además, volaban. Una se subió a la barra de las cortinas y saltó a la cabeza de Yuuma como si nada. Y la verdad es que saltaban por todas partes, tuve que cerrar la terraza incluso. Pero me divertía verlos corretear por la habitación, curioseando por cada rincón

{Nosaka Yuuma} As  a MirrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora