Capitulo 2

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Capítulo 2

Mi día empezó desde temprano. Me levanté a las 6:00 a.m. Tomé una larga ducha, preparándome psicológicamente para cualquier cosa que pudiera pasar hoy. Sabía que me sería muy difícil no buscarlo con la mirada, pero tenía que ser fuerte y resistir.

Si el no me hubiera enseñado una de las cosas que en ese momento amaba más, me hubiera sido muy fácil darle por su lado. Sin embargo, había sido el, quien me había enseñado todo lo que sé de las carreras.

Si, carreras ilegales.

Cuando llegue a Monterrey, tenía cierta frustración por todos los cambios de mi vida. Y cuando lo conocí, el me había enseñado a sacar toda mi frustración pisando el acelerador de un automóvil. Haciendo que esa se volviera mi pasión. Amaba ir a toda velocidad, viendo como dejaba todo atrás, tenía la sensación de que podía pasar por delante de todos, y nadie podría detenerme.

Gracias a las carreras, tenía ya una gran colección de autos, en un garaje Secreto, ubicado en una parte de la cuidad de las más oscuras y secretas.

Obviamente no podía llegar con un auto nuevo a casa cada que ganara una carrera. Mi madre me mataría. Así que, aprovechando los beneficios de ser una de las mejores corredoras, obtuve mi garaje secreto.

Había aprendido rápido cuando el me enseñó, en menos de un año me había convertido en una de las más grandes corredoras del barrio.

Y aquí comenzaba mi primer problema, él siempre estaba en las carreras. Por eso me había costado mucho evitarlo en la vacaciones. Pero como dije antes, no podía evitarlo para siempre.

Baje a desayunar, mi madre estaba en la ducha. A las 7.10 estaba saliendo de mi casa. Iba por mi bebé, mi bello, nuevo, y hermoso Ferrari blanco.

Mi madre me lo había regalado por mi cumpleaños que había sido unos meses atrás.

Había quedado de pasar por Dinna, su casa quedaba a unas cuadras de la mía. Así qué eso no era mucho problema.

Llegamos a la escuela justo a tiempo. Tuve qué controlar el impulso de ir a toda velocidad en mi bebé, ya que Dinna no sabía nada sobre las carreras. Una vez que aceptabas unirte y ellos te aceptaban en el círculo de corredores, tenías muchos... beneficios, si así podemos llamarlo. Pero también, traía consigo un montón de cosas malas. Como por ejemplo, tener que escapar de la policía cada que sabían del paradero de una carrera. Y una vez te identificaban, toda tu familia y tus amistades estaban en riesgo. Y si alguna vez eso pasaba, no quería que ella supiera para que no tuvieran que torturarla para sacarle información. Aunque sabía que nunca irían detrás de mi... O eso era lo que esperaba.

Entrando a la escuela, tuvimos que ir a la dirección por nuestros horarios. Estábamos en grupos diferentes, pero eso no arruinaba nuestra amistad. Cuando sonó la campana, nos despedimos para irnos a nuestro salón. Camine sigilosa por los pasillos, esperando lo verlo. Y tuve suerte, no me lo encontré en el resto del día. Las horas se habían pasado rápido, y yo había estado muy concentrada en mis asignaturas. Ya que mi propósito era ser mejor este año, así que ya no me quedo tiempo de pensar en él.

Llegue a mi casa a las 3:00 de la tarde. Así eran mis días de escuela, salir temprano, llegar tarde. Me gustaba eso. Porque así no me quedaba tiempo de pensar en nada. Sólo en la escuela, en las asignaturas, y nada más.

El resto de la semana paso igual, saludaba a mis compañeros, me juntaba con Dinna, estudiaba y hacia mis deberes.

Rutina que no me dejaba tiempo para pensar en él.

Hasta el viernes por la tarde.

Sonó mi celular mientras estaba viendo una película. Decía número desconocido. Sabía de que se trataba. Después de un tiempo te acostumbras a las llamadas que no dejan rastro por si las cosas se complican.

- Diga - conteste al momento

- Amber-

- Aleph, ¿qué hay de nuevo?

- Hay una carrera en la 5ta. Con Zaragoza a las 11:00 p.m.

- ¿Buena competencia?

- Nada que no puedas ganar, preciosa.

- Estaré ahí, pasare al garaje para coger uno de los autos, estate al pendiente.

- Por su puesto, recuerda llevar el mejor, hay un premio gordo.

- Bien, iré preparada. - dije con mucha seguridad.

Colgué, y subí a prepararme para irme. Mamá no había llegado aún, y eso me facilitaba las cosas. Cerraba mi puerta con llave, y ella no se daba cuenta de que no estaba ahí.

Sabia que lo inevitable había llegado, era hora de verlo. Era hora de que el estuviera con alguien más, mientras yo lo observaba de lejos. Con el corazón aun más roto, por culpa de su indiferencia.

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N/A: Bueno, aquí el capítulo dos. Espero que les guste. Comenten y dejen un voto si gustan.

Gracias por leer.

Corazón de un cuento roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora