She's Weak -[Ayato Kirshima] [TOKYO GHOUL]

|CAPÍTULO 3|

-----------------------------------

|MIEDO|

-----------------------------------

Me despierto sobresalta, empapada en sudores fríos y con la sensación de que me observan. 

Estoy en mi habitación, con la ventana abierta de par en par y con las cortinas meciéndose por la suave brisa del exterior. ¿Cuánto llevo desmayada? El último recuerdo que tengo es de Touka ensangrentada, los chicos desmayados y la suela del zapato de Ayato golpeando mi cabeza repetidas veces en unos minutos; y después el dolor que se convierte en nada porque caigo dormida de nuevo.

    He tenido una pesadilla cuando recobré la poca consciencia que me quedaba después del ataque. Todo estaba oscuro, sin ningún tipo de iluminación a mi alrededor. Pensaba que estaba muerta. Las gélidas manos de la muerte me rozaban las mejillas y mi cuerpo se estremecía bajo la suave danza de unos cascabeles en el aire. De repente, dos focos aparecían de la nada como única iluminación notoria. Pero no eran luces ni nada parecido. Era los ojos inyectados en sangre negra de Ayato llenando la sala y las venas rojas alrededor de sus cuencas marcadas en su piel. El viento mecía su cabello azul -igual al de su hermana- y las nubes de concentraban por encima de nuestras cabezas amenazando con llover.Parecía un dios, uno de los más poderosos y temibles. Como Hades en la mitología griega, cuyo resultado en el sorteo de los tres reinos había sido el Inframundo, condenado a decidir los castigos de las almas mediante sus propios actos. O la diosa creadora del mundo y el Inframundo japonés, Izanami, cuya lanza había cortado parte del mundo para hacer surgir la vida.

    Y entonces me volví a desmayar y no cobré consciencia hasta ahora, que estoy sana y salva en mi pequeño, caliente y acogedor apartamento. Estoy a salvo.

    Paso la palma de mi mano diestra entre mi pelo para recogermelo en una coleta. También está empapado. Alguien debe de haberme traído aquí y cambiado de ropa. Opto porque haya sido Touka quien lo haya hecho, pero ella también estaba desmayada la última vez que la vi en la cafetería. Hinami no estaba por aquí, ni el Gerente o algún otro conocido. ¿Quién lo habría hecho?, me pregunto terminando de recogerme los pelos negros que me cubrían la cara. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras hacia la cafetería, pero unas voces en una de las salas de la planta superior capta mi atención. Antes de darme cuenta ya estoy escuchando a hurtadillas lo que hablan.

-Con o sin usted...iré a salvar a Kaneki -dice una voz. Es la de Touka.

    ¿Salvar a Kaneki? Cuento el número de personas que hay presentes en la sala desde la rendija de la puerta. Nishio, Hinami, Irimi y Koma están sentados en los sofás escuchando como Touka discute con Yoshimura. El único que faltaría ahí presente sería Kaneki, obviamente. Creo que ya comienzo a entender lo que está pasando sin ayuda de nadie. Esos desgraciados de hace rato han secuestrado a Kaneki y no piensan dejarlo por ahí como un mero objeto. La razón: el olor que desprende, creo. Rize forma parte ahora de él, por lo que está claro que van a interrogarlo hasta que termine confesando algo que no debe no de saber.

-Touka, no digas eso, por favor -ruega Irimi intentando calmar el ambiente.

    Todos están rígidos por el secuestros, y ni siquiera deben de haberse dado cuenta de que estoy detrás de la puerta escuchando la conversación.

-No pensaba dejarte sola si es a lo que te refieres -interrumpe el Gerente alzando la voz-. Todos iremos a salvar a Kaneki. Aunque nos cueste la vida.

    De repente escucho a unas personas subiendo las escaleras, cerca de mi posición. Maldigo mentalmente mirando a todos lados. Si descubren que estoy aquí sin permiso y escuchando algo que no debería de importante -aunque luego intenté convencerme- me van a castigar como si no hubiera un mañana. Llevo ropa limpia, estoy peinada y si retrocedo unos pasos parecerá que me haya acabado de levantar. Puede que nadie se dé cuenta si me revuelvo un poco la cabeza, incluso. Y eso hago. Me revuelvo el pelo con ambas manos, aliso levemente y vuelvo sobre mis pasos. Intento sonreír cuando veo a las personas que chocan casi directamente conmigo.