Cap.3 »Solo unos días más...«

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Acariciaba lentamente a Nicki por la espalda hasta bajar a su cintura y llegar a su trasero, subo mis manos metiéndolos a su blusa y quitándoselo. Ella hace lo mismo con mi camisa, quedamos completamente desnudos y es cuando Nicki decide agarrar mi pene y metérselo.

Justo suena la alarma, veo la hora y son las 7:00am, no me había percatado que me quedé dormido y hasta tuve sueños húmedos. De hecho la extraño muchísimo... Lástima no pudo acompañarme en estas vacaciones al igual que en las otras; siempre era la misma historia con Nicki.

«April tiene razón... El viaje a Japón me servirá para olvidarme de todo.» Pensé.

Tenía el jogger apretado, me levanté en dirección al baño para darme una ducha fría y así poder despertar.

Me vestí y bajé a la cocina a servirme jugo de naranja, me dirigí a la sala y justo cuando me iba a sentar en el sofá tocan el timbre.

¿Quién toca a estas horas? Me dije a mí mismo mientras dejaba el vaso en el mueble y fui para abrir la puerta.

—Buenos días Blue. –Saluda April sosteniendo una bandeja de comida china. —Quería preguntar si te importaba desayunar conmigo. –Sonríe.

—Claro que no April, pasa, eres bienvenida siempre y cuando traigas desayuno gratis. –Dije molestándola.

—Ha ha ha... Qué chiste... Créeme que el transporte no salió nada barato. –Contestó mientras dejaba la bandeja en la mesa.

Cerré la puerta a mis espaldas y me trasladé a la mesa para sentarme junto a April. Estábamos comiendo en un silencio sepulcral.

~~

Mérida Campbell
Escuché unas voces fuera de la cabaña y me oculté debajo de una mesa. No logré identificar cuántos eran pero pude llegar a escuchar lo que decían.

—¿Cuándo dijo el señor que sería bueno derrumbar esta cabaña? –Preguntaba una voz masculina mientras se escuchaba que revisaba unos papeles que traía en la mano.

—Luego de las vacaciones. –Menciona otra voz masculina un poco más grave.

—¿Y por qué alargaron el plazo? –Pregunta mientras se acercaba más a la ventana y dejaba ver su silueta en negro.

«El polvo que tenía esta cabaña no me dejaba identificarlos bien.» Pensé.

—Hay gente de otras partes del mundo, quieren venir a pasar sus vacaciones. –Responde mientras veía su dedo pasar por la ventana para verificar cuánto polvo había.

—Pero no creo que sea bueno cobrarles por unas vacaciones que no van a disfrutar, ya sabe por lo de...–

—Ya sé, no tienes por qué volver a mencionarlo. –Interrumpe.

En eso escuché que se alejaban y fue cuando salí de mi escondite y me asomé por la ventana para ver. Eran unos señores que trabajaban para el gobierno.

Tenían un traje negro, lentes oscuros y corbata negra. Los zapatos les brillaban como si fueran nuevos y bueno... Lo único blanco era la camisa que portaban dentro del saco.

No me había percatado cuando...

—Eh... Será mejor que nos vayamos. –Le jalaba de su camisa para que fijara su mirada en donde yo estaba.

—¡Oh mierda! –Le da un pequeño golpe en el brazo indicándole que se subiera al carro y rápidamente se fueron sin dejar rastro.

Y otra vez me volví a quedar sola, tan sola como la primera vez que llegué a este estúpido lugar.

¡Anhelo Salir!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora