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          15/03/1981   |  Jeon Jungkook; 12 años 


No podía alzar la cabeza. Si lo hacía, el pánico volvería a correr por mis venas. Oí mi nombre. Apreté la mano de mi madre. "¿No eres un poco mayorcito para tener que darme la mano?" en mi cabeza resonaban las palabras de mi madre hace unas semanas, en la visita mensual al hospital. No, no soy 'un poco mayorcito' para darte la mano, soy MUY mayorcito para tener que venir aquí a dejar que me torturen. Noté que mi madre se levantaba del reconcomido asiento de la sala de espera y estiraba de mi mano para entrar a la consulta y me puse aún más nervioso de lo que estaba. La miré con ojos de cordero degollado, pero eso no funcionaba, y nunca funcionó. Al borde de las lágrimas, entré a la siguiente habitación con ella y nos sentamos en los mismos sillones de siempre, delante del escritorio de madera del doctor.

Odiaba a ese señor, no porque le diese miedo, sino asco. Era un viejo que seguramente estuviera a punto de jubilarse o de morirse, cualquiera valía, con unas gafas enormes que parecían de culo de botella. Le recibía con una sonrisa forzada que mostraba sus dientes amarillos por el tabaco, ya que sabía que tenía que andarse con cuidado con Jungkook: no sería la primera vez que tendría que perseguirle para poder tomarle medidas. Mascando lo que fuera, por fin nos dirigió la palabra a ambos.

  — Buenas, señora y señorito Jeon -miró al chico-. ¿Listo para la revisión de hoy?

Todos sus sentidos le llevaban al mismo sitio: no.

Pero como siempre hacía, se mantenía en silencio, casi escondiéndose recostándose en el sillón. Ahora venía la parte en la que su madre y el doctor dialogaban por unos minutos que al chico se le pasaban en meros segundos, ya que lo próximo era lo que le involucraba. Mientras estos hablaban, se oyó a alguien entrar en la sala sin llamar que exaltó al hombre mayor.

  — Uh, Jimin... sabes que tienes que llamar antes de pasar... sobretodo en medio de una consulta... -le regañó el doctor, frotándose la frente.

  — Lo siento, JeongJi. Traigo los papeles del paciente Jeon -dijo mientras dejaba una carpeta en la mesa y tomaba asiento en un taburete a su lado.

  — Gracias, los estaba buscando. Perdonad, esta semana hemos comenzado con los adolescentes en prácticas y todavía están aprediendo mucho -el doctor echó una mirada de reojo a Jimin-. ¿Les importa si se queda?

  — Ah, no, no. ¡Puede que tengamos aquí a un próximo doctor del hospital! -dijo la señora Jeon.

  — Gracias. Buenas, soy Park Jimin. -el jóven extendió la mano y se la estrechó a la mujer, y luego la llevó hacia el chico.

Jungkook ojeó la mano del recién llegado y le miró a la cara por primera vez. Era un chico unos cuatro o cinco años mayor que él, vestido con una bata blanca típica de los hospitales y pelo color oscuro; sus ojos desaparecían y sus labios se estrechaban al sonreírle amablemente. Se lo pensó unos segundos y, ruborizado, le estrechó la mano de vuelta. Le pareció muy apuesto. Tras retirar la mano, volvió a mirar hacia otro lado.

  — Tengo nuevas noticias -esto llamó la atención del menor-, ya ha llegado el aparato a medida para el chico.

Oh, no. Jungkook padecía de escoliosis* desde temprana edad, así que cuanto más grados aumentaba la curva de su columna, más peligro corría de tener que usar un corset durante un tiempo. En la última visita a la que asistió, le comunicaron que su curva había subido a unos veintidós grados, y eso significaba que era obligatorio el uso del aparato. Ahora que tenía que encarar la realidad, estaba atemorizado. Observó como el aprendiz se levantaba e iba a un pequeño almacén al fondo de la sala, para traer a continuación lo que parecía una máquina de tortura medieval.

  — Bueno, voy a explicar cómo va esto. Se coloca como...

El doctor se vió interrumpido por el estruendo que hizo Jungkook al levatarse estrepitosamente, con los ojos enlagrimados. Las tres personas restantes le miraron con una mezcla de confusión, sorpresa y preocupación. Acto seguido, el pequeño abrió la puerta y comenzó a correr. Los dos mayores se sobresaltaron, pero Jimin tomó el mando de la situación. "Yo voy, sé cómo tratar con niños" tranquilizó a la madre y salió a buscar al niño.

Pudo ver una pequeña sombra moverse rápidamente y sin dudarlo la persiguió; pero llegó un punto en el que no pudo seguirle el ritmo. Iba a darse por vencido, hasta que sus ojos se posaron en unos columpios que parecían moverse solos tras unos matorrales, en la parte trasera del hospital. Salió fuera y se encontró con que el niño que antes estaba en la consula había llegado hasta allí. Retomando el aire perdido en la carrera, se acercó a él intentando no asustarle. Si se escapaba de nuevo, creía que no era posible volver a encontrarlo.

  — Hola... -llamó suavemente Jimin mientras se sentaba en el columpio contiguo- ...¿cómo te llamas?

No recibió respuesta. El niño seguía balanceándose.

  — ¿No quieres hablar...? No pasa nada. Ya sabes mi nombre, pero puedes llamarme solo Jimin, como amigo. 

  — ...soy Jungkook.

  — ¡Ohh! ¡Jungkookie, qué guay! ¿Cuántos años tienes?

  — Doce.

  — Yo tengo diecisiete, estoy estudiando enfermería en el instituto local. Por cierto, ¿por qué has salido corriendo? -miró al chaval dulcemente.

Jungkook mantuvo el silencio un par de minutos, mientras seguía balanceándose y mirando sus pies. No quería que ese chico le volviese a llevar a la consulta, pero su madre le había enseñado a ser educado con las personas que le trataban bien. Tomó aire y paró el columpio.

  — No quiero ponerme eso.

  — Ah... lo suponía. Oye, pero es por tu bien.

  — Pareces mi madre. -declaró Jungkook, aguantando una pequeña risa.

  — Por algo será. ¿Qué te parece si volvemos dentro? -intentó tomarle del brazo delicadamente, pero el otro se retiró- Hmm... ¿qué te parece si hacemos un trato? 

El menor se mostró interesado ante las palabras de Jimin, que se había puesto de cuclillas delante de él, para hablar mejor.

  — Si me prometes que vas a portarte bien cuando vengas aquí, yo te prometo que voy a ir a todas las consultas contigo. ¿Trato?

Jungkook observó con detenimiento la cara de su nuevo amigo. Volvía a sonreír como antes lo había hecho allí dentro, brindándole confianza ciega. De momento era el que mejor se había portado con él en ese entorno, y de todas formas le iban a obligar a seguir con el tratamiento. Esa confianza que irradiaba iba acompañada por un sentimiento de comodidad e incluso algo hogareño, como si fuese su hermano mayor. Alguien que le iba a proteger del doctor. Ahora, Jimin había subido la mano y había sacado el dedo meñique, dando a saber que quería firmar esa promesa. El niño hizo lo mismo y ambos entrelazaron sus dedos, dando un pequeño apretón.

  — ¿Volvemos ahora con tu madre? Debe de estar preocupada.

  — Sí...

Cuando llegaron a la sala de espera donde a la mujer casi le da un paro por pensar en su hijo, le recibió con un abrazo, no muy entusiasmada. Por dentro estaba furiosa, pero por el mal rato que Jungkook le hizo pasar, ¿y si le hubiese pasado algo? Ya recibiría un escarmiento en casa... de momento se limitó a darle las gracias al aprendiz y a tomar de la mano al niño para volver a su casa.



 ...                              

escoliosis: desviación lateral de la columna vertebral.

nurse || jikook / kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora