III

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          06/05/1987 | Jeon Jungkook; 18 años || Park Jimin; 23 años  


Era casi insoportable trabajar allí. Sí, Park Jimin consiguió su ansiado puesto de enfermero hace un año, pero no era lo que él pensaba. Todo ser que llegaba allí podría ser cualquier borracho que se hubiera partido la cabeza o un niño con las rodillas raspadas. Ningún reto se le había presentado en aquel hospital en un pueblo de mala muerte. A veces fantaseaba con curar alguna enfermedad peligrosa, eso sí que sería algo emocionante. No podía creer que hubiera pasado cinco años de su vida estudiando medicina para simplemente posar su culo en un taburete durante varias largas horas en la mañana, y algunas veces hasta por la noche.

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  — Nunca aprendes, maricón. ¿No sabes cerrar la puta boca?

Jeon Jungkook rodó por los suelos tras la patada que uno de los tres chicos contrarios le propinó en el abdómen, después de esta recibió otra en las costillas, ahogándose.

  — ¿Te quedas sin aire? ¿No tienes práctica de chuparle la polla al enfermero? - el cabecilla del grupo se reía despectivamente detrás de los otros dos.

Él solamente estaba intentando volver a casa en su moto cuando esos tres interrumpieron su camino. Cuando Jungkook no buscaba la pelea... la pelea le buscaba a él. Y cuando la pelea le encontraba, se enteraba de todos y cada uno de sus secretos, como su mayor y más bonito secreto: Jimin. Su angelical imagen volvió una vez más de todas las del día a su mente, mientras su cabeza daba vueltas cada vez que recibía un golpe de aquellos cabrones. Puede que su recuerdo calmase el dolor, pero también provocó un huracán de emociones en Jungkook.

En el momento en el que las patadas cesaron por unos instantes, se pudo levantar del suelo, y con un repentito subidón de energía, dió un puñetazo en la mejilla a uno de los muchachos. Poco logró con eso, porque el cabecilla y el otro restante ya lo tuvieron reducido contra la pared en cuestión de segundos. Lo que recibió a continuación no fue un puñetazo en el torso, sino en la cara, en concreto en la nariz. Comenzó a sangrar manchando de sangre desde su barbilla hasta su ropa. Con un último esfuerzo, empujó a ambos lejos de él y corrió como pudo hacia su moto.

Sentía que podía caer al suelo en cualquier momento. La sangre brotaba por sus fosas nasales. Le costaba arrancar la moto. Su respiración iba a mil, pero a la vez era entrecortada. Consiguió que el motor se encendiera y se puso en marcha en dirección a su casa. Pero algo le interrumpió de nuevo. Una piedra de un tamaño considerable chocó contra su cabeza sin casco, el que no le dió tiempo a ponerse con las prisas y los nervios. Perdió el control de la motocicleta. Cayó, y rodó varios metros por el frío asfalto nocturno. Lo único que pudo oír antes de perder el sentido fue a uno de los chicos maldecir al otro y gritándole que llamase a una ambulancia.

Tras eso, sólo silencio y frío.

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Jimin se encontraba recostado en el sillón de su consulta, arreglando unos papeles. Que no se pierdan las costumbres. Cuando estaba dispuesto a recoger sus cosas, un gran alboroto se formó en la entrada. "Otro tío ebrio se que ha tropezado en un bordillo" pensó. Se asomó a la puerta de la pequeña sala y observó como una camilla pasaba rápidamente hacia urgencias. Suspiró. No le prestó mucha atención y volvió a su escritorio, pero una llamada al fondo del pasillo, entre el alboroto, le sobresaltó.

"Jimin..."

Conocía esa voz. La conocía a la perfección.

Sin pensárselo dos veces, dejó todo lo que llevaba en las manos y corrió hacia donde esa voz le llamaba. Quiso creer que se había equivocado. Que no era él. Que Jeon Jungkook se encontraba ahora mismo en su casa, acostado, durmiendo. Pero la realidad le golpeó tan fuerte como las heridas del chico. Sus rodillas comenzaron a temblar cuando vió a Jungkook rodeado de personas. A penas podía abrir los ojos, pero cuando lo consiguió levemente, se posaron en Jimin. Podía sentir la sangre en su boca, a parte de lo que suponía que eran huesos rotos. Pero no importaba. Ya estaba junto a Jimin. Si moría allí mismo, moriría sabiendo que lo último que vió fue a la persona más preciosa, en alma y rostro, que en su vida jamás había visto.



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nurse || jikook / kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora