Cuando uno no tiene la costumbre de abrirse a todo mundo aprende a apreciar a un oyente dispuesto que no le engendrara desconfianza. Se volvía una costumbre para Jungkook o una cuestión acción-reacción, a saber: cada vez que se molestaba, se aburría, necesitaba hablar, a la casa de Jimin. Simple pero importante para ambos, necesario hasta el punto en que les hubiera sido muy difícil recordar cómo eran sus vidas antes del otro, opaca y sin emoción.
Por lo tanto, era de esperar lo siguiente. Tarde o temprano cualquiera de los dos lo diría, pero Jungkook tomó la palabra primero preguntando, estando en su departamento lo aprovecho, la noche del "baile de los idiotas" (epíteto que recibió el evento de manera oficial entre los dos, influenciado, ni duda cabe) tenía que decirlo ahora o nunca.
— Hyung –le llamó – ¿puedo pasar en su casa a dormir? –Pregunto. Ese día caía un fin de semana.
Jimin lo medito poco. No estaría mal que pasara la noche ahí, ya ha estado antes. Igual no tenía planeado que hacer para esa fecha por lo que aceptó sin pensarlo mucho.
Mientras otros jóvenes se entusiasmaban enviándose mensajes, chateando o llamándose unos a otros para hablar de lo que harían antes, después y durante la fiesta, Jungkook llegó al departamento antes de que siquiera anocheciera. Jimin confesó que lo esperaba para más tarde pero no importó, pues les daba tiempo de sobra para escoger un buen trío de películas, preparar un colchón extra en el cuarto principal y comprar todo lo necesario para entretener al estómago antes de ordenar la verdadera cena.
Jimin recordaba con un retazo de melancolía indefinible la otra única situación parecida a la presente. Su amigo por aquel entonces había tenido la idea de que se quedara en su casa para una maratón de un actor al cual los dos admiraban. Nada extraordinario había sucedido durante la noche: comieron, bebieron, jugaron, rieron, durmieron. Pero formó una de esas veces en las que uno se sentía tan satisfecho de estar vivo que era imposible eludir el recuerdo.
En medio de la noche, él tardó más tiempo que el otro en conciliar el sueño. Ambos colchones en el suelo, altura igual para que Jimin pudiera apreciar la forma desordenada en que la ropa de su amigo mostraba un vientre plano y ejercitado, algo pálido, con un pequeño ombligo como un agujero negro capaz de devorarlo todo a su paso. No pretendía abstraerse en esa imagen, pero así fue. Pensaba en los relatos fanfics que había leído por la red, donde el sexo entre los personajes impulsaba toda la trama y una parte de él se preguntó cómo reaccionaría si su amigo de pronto despertara y la noche diera un giro de ángulo desconocido como sucedía en ellos.
¿Se espantaría, intentaría echarlo hacia atrás, lo golpearía?
Y la respuesta que le envió su cuerpo fue bastante clara: no, no lo rechazaría. Puede que el miedo tuviera algo que ver (después de todo, jamás había vivido una experiencia de esa magnitud, sólo la había leído), pero en esencia, en lo más profundo de sí, Jungkook no lo rechazaría. Incluso puede que lo deseara. Si tan solo el otro quisiera tocarle o le permitiera tocarlo... pero en cuanto el calor comenzó a concentrarse en su sexo, se apresuró en darse la vuelta y dedicarse a la contemplación de la pared hasta que los ojos se le cerraron por fuerza mayor.
Esa, aunque nunca se lo dijera a nadie, era la confirmación que estaba esperando sin saberlo, le gustaba totalmente su amigo. La señal que sería tan obvia y esclarecedora que hacía a uno darse cuenta de las cosas y si no lo captaba no quedaba de otra que reconocerse un redomado imbécil.
¿Y Jungkook? ¡A saber! El sexo o derivados jamás constituyó un tema central en ninguna de sus conversaciones desde que se conocen, y en general el chico no se entusiasmaba por llevarlas hacia ahí. Bien los dos podrían haber sido seres asexuados provenientes de otra galaxia donde la reproducción iba por cuenta de cada uno y gran cosa no habría cambiado.
Lo único que se podía sacar en tema, Jungkook era que los fortachones juguetes de Hulk y otros héroes le parecían un espantoso ejemplo de abuso de esteroides, que no le cabía en la cabeza qué le podrían ver cualquier mujer a ellos por muy buenos que fueran cuando no estaban ocupados destrozando las calles o las camisas que llevaban, dejándose "casualmente" los pantaloncillos de siempre. Las figuras de Mujer Maravilla, Mujer Araña y otras Mujeres le dejaban indiferente al menor. Para él, Mary Jane era una estúpida, Halle Berry no sabía elegir sus roles y la princesa Leia, no sabía determinar la razón, era nada más que una mosquita muerta, biquini dorado o no.
Otro en el lugar de Jimin podría haberle dicho "hombre, algo tiene que gustarte" pero eso no iba con su personalidad. En primer lugar, el asunto no le quitaba el sueño. En segundo lugar, si a él nadie lo presionó para salir del armario no veía motivo para empezar a hacerlo con otro, que a saber si no resultará sólo más confundido, Jungkook debía hacerlo solo.
En su noche junta dejando atrás el evento del baile. La hora de la película iba remontando su tiempo. Los gritos de las personas se mezclaban con el sonido ensordecedor de los edificios destrozándose al paso de la bestia. Bolsas de papas fritas y golosinas decoraban la zona alrededor del televisor como un montón de planetas declarando su lealtad a aquel sol electrónico. Pizza sin humo que echar, desmembrada hasta que no quedarse más que con aceitunas indeseadas.
Coca burbujeando en los vasos, como alquitrán del que una bestia prehistórica quisiera emerger y exclamar "oigan, yo también puedo espantar" La película Jimin ya la había visto pero Jungkook no. Razón suficiente para que ahora los dos la estuvieran viendo. Antes de llevársela él pelinegro le había sometido a un apurado interrogatorio acerca de la trama para saber de antemano a lo que se encontraría. A Jungkook no le importaba llenarse de spoilers.
Aún mientras la veía, el más joven necesitaba más detalles como si no pudiera aguantarse a ver las profecías cumplidas para pedir otra.
— ¿La novia del protagonista muere? ¿Cómo se llama esa cosa? ¿Saben de dónde vino? ¿Y esas cosas? ¿No se reproducen? ¿Explotan, así nada más, sin ninguna cura? ¿Cómo acaban con él? ¿Cómo se llamaba ese tipo? Te apuesto lo que quieras a que eso lo sacaron de Jurassic Park.
Las preguntas a veces se volvían en nada a los diálogos, pero Jimin le contestaba con paciencia. Total, ya la había visto. Todos acaban muertos. Todos, todos mueren. Ni un miserable perro queda con vida. La ciudad entera arrasada por el gobierno para liquidar a la criatura. Jungkook estaba satisfecho con ese final.
— Hubiera sido demasiado fácil hacer que vivieran felices por siempre –comentó, acurrucándose en su rincón del sofá.
La noche ahora sí había caído. Las cervezas comenzarían a ser descorchadas en el baile de los idiotas. Un frío indefinido comenzaba a infiltrarse en el departamento. Jimin fue a por un par de mantas mientras Jungkook sacaba el DVD y colocaba uno nuevo, el de una película que ninguno de los dos había visto. Una vez de vuelta a su posición anterior, él rubio se encargó de cubrirlo con una de las mantas y la otra la dejó sobre sus rodillas como un abuelito en su mecedora.
Jungkook se convirtió en un ovillo en el acto, ayudándose con una mano cubierta a taparse los pies para no dejar ningún hueco sin abrigar y, satisfecho con su resultado, se sonrió satisfecho. Su cabeza descansaba en las piernas del mayor. Jimin al verlo así, un arrebato de ternura le llenó todo el pecho y sin meditaciones de por medio, estiró su mano a revolverle el pelo, su cabellera es suave ante el tacto.
◇◇★◇◇
En instante subiré el capitulo final. ¿Hasta ahora que les ha parecido la adaptación? Ya me dedicare únicamente a MSB 2 💕
ⓒJUNGB00K
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The night of the dance ❀ 국민; Kookmin
FanfictionDonde Jungkook decide pasar en casa con Jimin en el día del baile, sin saber que todo se saldría fuera de control. Adaptación: Candy Von Bitter - Relatos Homosexuales. ☞Jeon Jungkook; Top ☞ Park Jimin; Bottom •Duración 7 capítulos. •Relato homosex...