―¡Bella ya estoy aquí!― cuando veo Brynda entrar por la puerta de la cocina le hago un gesto de silencio y apunto hacía el salón donde Freya estaba durmiendo.
Freya estaba tan agotada cuando llegamos a mi casa que poco después de tumbarse en el sofá se quedó totalmente dormida. No sabía exactamente cuánto llevaba viajando desde Sualbard pero conociendo a Freya y su precaución para que los Hijos de Caín no la encuentren, seguro que lleva viajando más de una semana.
Cuando los Laurios supieron de la existencia de una bruja gris, la última de su tribu e encima con una maldición de juventud eterna la buscaron por todo el mundo, deseaban tenerla en el consejo de los Hijos o a saber lo que realmente querían hacer con ella. El caso es que Freya se enteró de los planes de esos cabrones y desapareció en el archipiélago Sualbard, allí sería imposible que la encontraran. Un lugar frio y totalmente desierto, sin ni una alma caminando por ese lugar.
Conocí a Freya en uno de mis viajes en busca de grimorios de hechiceros. En Noruega una señora me contó que existía una bruja muy antigua que tenía dones extraordinarios y que si necesitaba ayuda ella sería la indicada para dicho trabajo, pero que solo la encontraría si la bruja realmente deseaba mostrarse, caso contrario perdería mi tiempo. Cuando fui en su búsqueda tardé casi una semana en encontrarla, Freya vivía en una cueva en el medio del desierto de hielo de Sualbard, jamás pensé que la encontraría hasta que utilicé hasta la última gota de mi poder. Llegué a ella enferma y casi sin vida, pero ella me cuidó y me enseñó muchas de las cosas que hoy en día sé. Fue una experiencia extraordinaria pero algo que no volvería hacer jamás.
―¿Te ha dicho que es lo que hace aquí? ― salgo de mis pensamientos con la pregunta de Brynda, que se encontraba sentada en una silla tomando té.
Al parecer estaba vagando en mis pensamientos varios minutos ya que Brynda se encontraba instalada en la cocina.
―Todavía no me ha dicho nada. Al llegar se duchó y poco después se quedó dormida en el sofá. ― me siento enfrente a Brynda y aprovecho su compañía.—Creo que no es nada bueno lo que tiene que decir. Freya tiene el don de ver cosas que pasan en el presente y cosas que pueden pasar en el futuro. ―
―¿Crees que tiene que ver con la masacre que está habiendo en el mundo sobrenatural? ― no quería admitirlo pero sabía perfectamente que tenía que ser eso ya que Freya jamás saldría de la protección de su casa para ponerse en riesgo en Irlanda, donde se encontraban los Hijos.
―No lo sé, pero puede ser algo grave si no jamás Freya vendría a buscarme aquí. Ella es demasiado precavida para poner su vida en riesgo por algo que no fuera importante, creo que la guerra va a empezar.― el miedo me estaba consumiendo en aquel momento, tenía miedo de que tuviera que intervenir en algo y que al fin me descubrieran.
―¿Crees que es hora de que nos preparemos? ― sentía algo de miedo en su voz y entendía él porque de ese miedo.
La guerra se avecinaba y con ella muerte de millares de seres sobrenaturales. Nadie estaba pronto para otra guerra como la de los Caídos. La gente se sentía cansada, ya no tenían la fuerza y esperanza que había en aquella época.
―Lo más probable es que nos tengamos que preparar. La guerra ya está más cerca de lo que podemos creer. ― en mis pensamientos venía solo gritos y sangre por todos los lados.
―Tu hermano me ha llamado. ― daba las gracias por Brynda cambiar tan repentinamente de tema.
―¿Qué te ha dicho? ―
―Llegará en algunos días y que debemos hablar todos. ― le escucho respirar hondo y volver a hablar poco después. ― Creo que algo gordo ha pasado en el castillo ya que he estado escuchando cosas estos últimos dos días. ―
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La Reina Celestial
FantasíaUna historia llena de misterios, secretos, un amor imposible y una guerra que ganar. ¿Podrán encontrar su final, feliz o no en esta historia? ¿Serán capaces de concluir su destino o acabarán desistiendo? Sinopsis: Para el mundo Isabella es apenas u...