Capitulo 3

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-bueno…gracias-dije tratando de esquivar su mirada, pues realmente me incomodaba un poco, él se limpió la sangre con el dorso de la mano así que guarde el pañuelo de vuelta en mi bolso. Cuando quise volver a verlo él ya estaba a unos dos metros de distancia, alejándose.-¡hey!-grite para que se detuviera, pero el pareció no escucharme, corrí para alcanzarlo

-¿qué haces?-pregunto viéndome como bicho raro

-¿Cuál es tu nombre?-el me observo como si mi pregunta fuera la más tonta del mundo

-¿no deberías ir a casa?-trato de evadirme y volvió a caminar-ya es tarde

-primero responde-realmente me inquietaba saber su nombre, y cuando algo se me mete en la cabeza es difícil que cambie de parecer.

-Jacob-comenzamos a caminar juntos y ninguno de los dos se atrevía a romper el silencio

-Katherine-dije mirando el suelo-mi nombre es Katherine

-deberías irte…Katherine

-primero déjame curarte ese golpe, se inflamara - sonrió de lado

-no es necesario, tengo cosas que hacer y te agradecería si dejaras de seguirme-pare en seco, ¿me salvo y ahora me trataba como un estorbo?.

-bien, lo siento-deje  de seguirlo y el continuo caminando y alejándose hasta que lo perdí de vista.

Me encontraba en medio de una calle desierta, solo con las luces de los faroles haciéndome compañía, esperando a que el bus que me llevaba a casa apareciera. Debía admitirlo, la razón por la cual estaba siguiendo a Jacob era porque no quería quedarme sola en la oscuridad eso y que quería saber más sobre él.

El bus se dignó a aparecer luego de 20 min, y  me subí  en él. Llegue a mi casa a las 12, rogaba para que mi madre este dormida y no me haga todo un interrogatorio queriendo saber el porqué de mi retraso, entre a la casa y subí a mi habitación sin hacer el menor ruido.

Me cambie de ropa y entre a la cama tratando de conciliar el sueño, pero cada que cerraba mis ojos solo aparecía la imagen de Jacob en mi mente, quería volver a verlo. Pero luego de unos minutos me quede dormida.

*****

Desperté al escuchar gritos, de nuevo, ya era algo muy común para mí así que no le preste mucha atención y fui  a darme una ducha.

Salí del baño, me cambie y fui a la cocina a preparar mi desayuno. Para mi mala suerte allí se encontraba mi padre.

-¿Qué pasa? ¿tú  ya no saludas?-dijo con voz grave mirándome fijamente

-disculpa estaba distraída-tome una manzana-buenos días- y luego me dirigí de nuevo a mi recamara.

La situación entre mi padre y yo era  pura etiqueta, solo consistía en saludos, preguntas y respuestas. Lo odiaba, pero no podía irme, no dejando a mi madre con el.

Eran las 8 así que decidí dar un paseo hasta que mi padre se fuera de la casa, tome mi chamarra negra de cuero y salí.

Camine hasta llegar a un parque, era muy tranquilo solo algunos niños corriendo y jugando. Me senté en una banca un poco apartada de la gente y saque la cajetilla de cigarrillos que siempre llevo conmigo y comencé a fumar. Era uno de mis placeres simples, lo había aprendido en una fiesta a la que fui, recuerdo la primera vez que fume, tosí  como idiota y jure no volverlo a hacer pero en menos de tres días yo misma me compre una cajetilla y comencé a fumar, sonara tonto pero me aleja de mis problemas solo un poco.

-te dije que dejaras de hacerlo-Amy se sentó a mi lado

-solo lo hago de vez en cuando-le sonreí y ella me quito el cigarrillo tirándolo al suelo para luego pisarlo.-me debes uno-agregue guardando la cajetilla antes de que me la quitara.

Amy es mi mejor amiga, nos conocimos desde los 8 años en el colegio, ella siempre fue como mi hermana mayor, cuidándome, y aconsejándome en los momentos de depresión que tenia

-sabes que odio que fumes-se cruzó de brazos

-sabes que no dejaré de hacerlo- la imite inflado los cachetes tal y como ella lo hace cuando me reprende, bufo.

-bien, solo no lo hagas en mi presencia-asentí-vamos a una fiesta-esta vez negué-necesitas despejar tu mente, y salir un poco

-hoy no-ella me rodeo con un brazo-sabes que no iré-me sonrió con picardía

****

-no, puedo creer que me hayas convencido-dije cruzándome de brazos.

Estábamos afuera de una casa que desconocía quien era el dueño, Amy solo me decía que no me preocupara, que estábamos invitadas y era todo lo que importaba. El truco que utilizo para convencerme fue hacerme cosquillas hasta que aceptara.

-hace meses que no sales, disfrútalo-me tomo del brazo y entramos. Lo primero que vi fue a varias parejas besándose y por poco teniendo sexo en el sofá.

-creo que tienes una rara forma de disfrutar las cosas-ella se rio

-ignóralos-pasamos por medio de todos hasta llegar al patio trasero de la casa. Ahí Amy se encontró con unos amigos y comenzó a presentármelos. Estuvimos hablando y tomando algunas cervezas, aunque yo solo había tomado un vaso, beber no me gustaba, por el simple hecho de que mi padre era un alcohólico.

-no es por arruinarte la fiesta, pero tengo que irme-dije susurrándole a Amy

-¡que!, pero si aún no es media noche-era cierto faltaba media hora para llegar a las 12-quedate un poco mas-rogo y yo acepte

- iré por una bebida-me levante y fui por una soda. Todo esto era extraño para mí, no conocía a nadie, solo a Amy y ella estaba ya un poco ebria, sin prestarme la más mínima atención. ¿Porque sigo aquí? A) Porque no tengo un auto para irme b) porque prometí divertirme y  C) porque no tengo motivos para volver a casa.

Bien esas razones eran suficientes para quedarme. Mire con dirección a la mesa donde se encontraba Amy y decidí no ir, me dirigí a una parte alejada del patio estar sola.

Pero entre la oscuridad reconocí la silueta de un chico, estaba apoyado en la cerca fumando un cigarrillo, me acerque a él.

-me invitas uno-el volteo a verme, y con la poca iluminación que me brindaba la luna logre reconocerlo, era Jacob.

-estas siguiéndome-pregunto dándole una calada a su cigarrillo

-claro que no-expulso el humo. La luna lo hacía ver pálido casi blanco, su cabello castaño resaltaba mas y sus ojos se veían mucho más profundos y gélidos que la anterior noche.-¿me invitas un cigarrillo?-el me regalo una media sonrisa torcida y me alcanzo la cajetilla. Tome un cigarrillo colocándolo entre mis labios, rebusque en mi chamarra para ver si llevaba un encendedor conmigo, pero Jacob fue más rápido y encendió el cigarrillo por mí, posicionándose en frente mío, muy cerca, podio oler su colonia.

Me paralice, pues lo único que hacía era ver sus ojos y luego sus labios, quería besarlo,  pero no me atrevía.

Always one, never brokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora