Capitulo 29

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Playa, cocteles, comida, risas, la incomparable sonrisa de Alex que demostraba que el mundo giraba al rededor de Piper, era una bendición. Bruselas fue una bendición y una maldición para las dos porque marcó un antes y un después. Porque sabían que después de eso nada volvería a ser igual.

"Tengo que salir" Alex dijo recién despertaban un domingo. La noche anterior habían vuelto a Paris completamente agotadas y ambas llegaron solo a dormir.

"Esta bien" Piper la miraba desde la cama mientras se ponía una camisa que estaba en el piso y que apenas le cubría el trasero.

Ese día Alex no la miró desde el marco de la puerta sonriéndole como normalmente lo hacía. Piper decidió ignorarlo y centró su atención en el desastre que tenían al rededor de la cama,en las mesas, en el pasillo. La noche anterior no parecía tan desastroso pero hoy podía contemplar la magnitud de lo que la rodeaba.

Estando en la cocina para prepararse un café sintió como Alex se iba sin ni siquiera despedirse, pero decidió pasarlo por alto.

Paris podía ser la ciudad del amor pero Piper pronto descubrió que una ciudad no hace milagros. Pasaron unas semanas en las que las dos aparentaban que estaba todo bien pero aún cuando Piper se convencía a si misma de qué tal vez todo era como en España, que el estrés de Alex solo era por conseguir un par de chicas que llevaran unos cuantos kilos de droga a otro país, ella sabía que estaba tomando más tiempo y que Alex estaba más distanciada que nunca.

Una noche Piper había preparado la cena como los últimos días pero ya sin la esperanza de interactuar con Alex, sin la esperanza de siquiera verla. Comió acompañada de una botella de vino en el balcón que le ofrecía la mejor vista de Paris como algún día ella lo prometió y empezó a recordar todo lo que eran. Sintió una leve presión en su pecho algo que no había sentido nunca, unas náuseas por la comida que le quedaba y unas ganas de tomar más vino para distraerse de lo que empezaba a sentir. Entre más miraba a Paris y miraba el interior del departamento, más incomodidad sentía en la mitad de su pecho. Pronto se dio cuenta que estaba llorando como nunca nadie la había hecho llorar, lloro en silencio pensando en ella y observando las luces de la ciudad. Después de un rato río de lo patético de la situación, se levantó recogiendo los platos y los dejo en la cocina.

Alex llegó mucho después, a las horas de la madrugada completamente angustiada y llena de cosas en la cabeza. Cosas que le hacían ignorar que había un plato de comida servido para ella en la cocina y que la mujer de su vida se había dormido en el sofá. Se dirigió al cuarto descartando todas sus prendas de ropa en el piso y dejándose caer en la cama completamente exhausta.

Lo peor de despertar luego de una noche llorando es saber que aún la herida está abierta. Piper miró el techo sintiendo como sus músculos dolían por la incomodidad e inmediatamente después pensó en Alex.

Se levantó con cuidado sintiendo sus pies dormidos por el frío y caminó a la habitación. Ella estaba allí en su lado de la cama inmersa en un sueño profundo, se acercó arrodillándose en el suelo y poniendo sus brazos en el borde de la cama. La detalló por un tiempo que pudieron ser segundos o horas. Miró sus labios, esos que podían llevarla al cielo y al infierno. Su cuello, su pecho, su cabello, sus cejas, su respiración. Estaba tan calmada que Piper deseo que nunca se despertara pero luego recordó lo mucho que extrañaba el color de sus ojos y su sonrisa.

El sonido de un celular la hizo volver a la realidad. Alex despertó ignorando completamente el vacío en la cama y a la mujer que estaba al otro lado admirándola.

"¿Si?" Contestó sin mirar el teléfono mientras llevaba una mano a sus ojos fastidiada por la luz del sol.

"Esta bien... ya nos vemos" se levantó casi corriendo para meterse a la ducha y ni los lentes que usaba normalmente la ayudarían a ver de lo que se estaba perdiendo.

Piper aún en el piso se quedó paralizada por la reacción de Alex ¿en que momento ella se había convertido en alguien tan invisible? Se levantó sin ánimos de nada y se acostó en la cama. La noche anterior había bebido tanto vino como para producir un poco de resaca así que decidió dormir de nuevo para poder salir en la tarde sin sentirse mareada.

Al final del día solo se la pasó viendo series envuelta en una cobija sin pensar en nada más que no fuera lo que sus ojos registraban del televisor. Alex llegó pasadas las dos de la mañana, con el olor impregnado a drogas.

"Hola Pipes" se recostó en el marco de la puerta cruzando sus brazos.

"Hola" respondió Piper increíblemente nerviosa al escucharla y verla de nuevo como antes.

"¿Cómo estuvo tu día?" Estaba muy tranquila y por un momento Piper se preguntó si estaba drogada.

"Tranquilo" respondió queriendo evadir el bien o mal.

Alex se acercó a ella, sentándose en sus piernas y la tomó por el cuello para besarla. Piper respiró de nuevo sintiendo el desespero de Alex por besarla como diciéndola que la había extrañado. Pero poco después cuando Piper al fin decidió meter sus manos debajo de la camisa de Alex ella se detuvo.

"Lo siento"

"¿Qué?"

"Estoy demasiado cansada..." Alex se alejó un poco, mirándola, buscando por una señal que indicara alguna reacción en Piper pero ella solo asintió y alejó sus manos.

Alex se levantó de la cama, desvistiéndose completamente y acostándose de nuevo.

"Descansa Pipes" dijo antes de quedarse completamente dormida.

Piper la observó unos segundos pero no pudo resistir mirar para otro lado. Su belleza la ataba de una forma que no podía controlar, era una fuente de poder que Alex utilizaba consciente e inconscientemente para adquirir lo que quería y en ese momento Piper no se sentía ni más ni menos que una adquisición.

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