Capítulo 1

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El cáncer quizás la enfermedad más odiada por la gente por ser la causante de la muertes qué abarcan en esta putrefacta enfermedad. Y por más qué la odié yo señores y señoras tengo cáncer, y quién soy yo? Pues me llamó Anna

Tengo dieciséis años, vivo con mi madre tuerta, una jardinera profesional obsecionada con los tulipanes. Llevamos una vida normal de clase media-baja en una pequeña ciudad del centro de California, ah casí lo olvido tengo un hámster llamado Sísifo.

Todos los días me aplican miles de sustancias con la excusa de "Esto te puede curar del cáncer" Soy como su conejillo de indias. Y mi madre tiene siempre esa expresión de esperanza en su rostro, quisiera tener su fé.

Hoy nos fuimos a consultar con mi médico el Dr. Jeff Brown, sonriente como de costumbre con esa goma de mascar en su boca. Me contaba sus mejores chistes para qué nuestra visita al hospital sea un poco más divertida. Creo que su sueño era la de ser un comediante, pero resultó doctor.

Aveces me pregunto por qué no podemos realizar lo que en Verdad nos gustaría hacer, tenemos qué estar pendiente de lo que nos ordenen qué hacer y lo hacemos sólo para hacerlos felices.

Mientras la enfermera me sacaba la sangre con delicadeza el Dr. Jeff arrastró una silla hacia mí, lo puso por delante dejando la cabecera hacia mí y la otra parte hacia el sentándose defrente mío apoyó sus brazos por la cabecera y por ellos su cabeza y me dijo mirando hacia el suelo.

-Cómo estas Anna?

-Bien

Le respondí. Me miró a los ojos con una intriga. Y me preguntó

-¿Crees qué mis chistes son buenos?

-Supongo.

Le contesté.

-Creo qué son los únicos chistes qué hacen reír a mi madre, y si ella es feliz yo también lo soy.

Le explique. El Dr. seriamente miro al antiguo techo del hospital. Y dijo con un suspiro.

-Yo quería ser un gran comediante ¿sabes? Quería hacer feliz a las personas, qué se olvidaran de todos sus problemas en cuando escucharán mis bromas. Pero un día mi abuela estaba apunto de morir y lo último qué me dijo fue que curar a la gente para hacerlos felices.

Y a mi me venía denuevo la misma pregunta ¿Por qué no podemos hacer lo que nos hace felices a nosotros, pero infelices a los demás?

Le dije al doctor.

-Sabe doctor cuando tienes cáncer y estas las veinticuatro horas dentro de tu casa sólo con las redes sociales, libros y un hámster. Te preguntas millones de cosas, pero por lo general no hay respuestas y se quedan como simples preguntas sin razón.

Despúes de la inspección médica mi madre me sujeta del brazo y vamos hasta la oficina del Dr. Jeff, nos despedimos.

Mi madre:

-Dr. Jeff, ya nos vamos. Muchas gracias por su excelente atención.

El Dr. Jeff:

-Vale señora, es un placer siempre verla entrar a usted con Anna por estas puertas.

Yo:

-Gracias Dr. Jeff nos vemos en la próxima actuación de comedia. Vale?

Dr. Jeff:

-Anna te espero con ansias, cuidate mucho. Estas en buenas manos. Adios y suerte.

Un Dolor ImperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora