Hola, mi nombre es Cora Priscila Rinaldi De Luca, tengo 16 años y vivo en Italia.
Lo sé, un nombre muy largo, pero el apellido Rinaldi es por parte de mi madre y De Luca por parte de mi padre.
Mi madre murió al darme a luz y fui criada por " El rey...
Por suerte las clases terminaron. Por hoy, pero bueno no todo lo que brilla es oro.
He quedado con mi padre para entrenar a su nuevo "guardaespaldas" sí es que a ese intento de mono se le puede decir así.
Voy a casa (foto en multimedia) y me doy una ducha me vestí con esto
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Lo sé, es un poco provocativo, pero estoy muy cómoda mientras hago ejerció.
Cojo mi cabello en una coleta alta y tomo las llaves del Camaro negro de mi padre.
Hay que admitir que para ser sólo dos personas vivimos en una enorme casa, tenemos una colección de motores y armas.
Pero a mi padre y a mi nos encanta la velocidad y aunque el es más de los autos y yo de las motos nos llevamos muy bien.
En fin, me subo al hermoso Camaro y voy a la base.
Después de diez minutos llegue y fui a la sala de entrenamientos. Digamos que soy la más fuerte de aquí y por eso los novatos son probados por mi.
La verdad es que toda mi vida me entrene para ser la mejor en esto, pero mi padre no me permite ser su mano derecha.
Para él yo tendría que ser como las otras idiotas sin cerebro, tendría que tener una vida "normal" como la llama, pero vamos, teniendo un padre que es el "Rey de la Mafia Italiana" no sé puede llevar una vida normal.
Al menos eso creo...
Al llegar al piso 38 las puertas del ascensor se abrieron dejándome ver al imbécil, mi padre y unos cuantos más.
Mi padre me miraba con reproche ya que llegue unos minutos tarde y él odia la impuntualidad, pero bueno ¿qué se le va a hacer?
Salude a todos y una vez que llegue a mi papi le di dos besos.
- llegas tarde - dice a regaña dientes.
- lo sé, pero estoy aquí ¿no? - digo tierna.
- esta bien. Quiero ver que tan bueno es -dice resignado.
Sólo asiento y me quito los zapatos para subir al ring, el idiota no paraba de mirarme de arriba abajo y aproveche eso para poder propinarle una buena patada en sus costillas logrando que suelte un quejido.
- nunca, pero nunca te distraigas - digo burlona.
Él me mira impresionado, pero se levanta y suelta otro quejido - creo que me he pasado un poquito - se pone en guardia y me tira un golpe que logro esquivar fácil mente, pero se abalanzó sobre mi haciendo que ambos caigamos.
Su cuerpo quedo pegado al mio y su respiración golpeaba en mi cuello y debo admitir que se sentía bien.
Sus manos estaban presionando mis muñecas y ahora nuestros rostros estaban a tan sólo centímetros.
Nuestras miradas se encontraron y note un brillo raro en su mirada, sonreí victoriosa y acerque mi cara hasta que nuestros labios se encontraron.
Estaba tan concentrado en el beso que no noto cuando me zafe de su agarre, en un movimiento hábil logre quedarme encima de él y me levante con gran sonrisa.
- eso es trampa - dice aún en el suelo.
- se le llama saber astuta, cariño - digo divertida.