19. Daddy.

4.3K 219 60
                                    

Jungkook estaba ardiendo por dentro, el coraje lo estaba matando. No podía seguir escuchando a Jimin decir que lo amaba.

-¿Porqué no Jungkook?, sabes qué, no me expliques, ¡está bien, si eso quieres, está bien!- Jimin subió a su habitación llorando.

Jungkook aventó su maletín lo más lejos que pudo valiéndole lo que pueda haber dentro de él, golpeó la pared sin importarle lo que pudiera pasarle, le dolía, le dolía saber que no podía seguir mirandolo de la misma manera que Jimin lo hacía. Decidió ir a tocar piano, ya que era lo que lo hacía relajarse, comenzó a tocar tecla por tecla, logrando hacer sonar una melodía relajante; hasta que sintió que alguien se sentaba al lado de él y ahí estaba, Jimin comenzó a tocar junto con Jungkook.

-Así no es.- Habló Jungkook colocando sus manos sobre las de Jimin, guiándolo a saber tocar la melodía correctamente a lo que Jimin lo miró serio y preguntó.

-Jungkook.

-¿Sí?

-¿Ya no me quieres?

-Ah, qué dices Jimin, te amo con todo mi corazón.

-Entonces, no quieres ni besarme.

-No puedo hacerlo, no debo besarte, eres mi hijastro, estuve casado con tu madre, se supone que debo cuidarte, no aprovecharme de ti, el amor que siento hacia ti debe ser puro y no lo es, no debo quitarte la ropa no hacer otras cosas contigo, ¿Acaso no te importa?- Habló Jungkook con tristeza, aún sin dejar de ver esos órbes cafés que lo hacían caer ante tal rubio.

-Jungkook.- Jimin tomó su mentón y lo llevó hacia él. -No me importa, no te aprovechas de mí porque yo así lo quiero, me cuidas mucho y quiero que me quites la ropa, sólo tú, todo en mi vida lo quiero hacer contigo.

Jimin se acercó lento a su pelinegro para plantar sus grandes labios en los del otro; claro, Jungkook no quería devolverle el beso, sabía que estaba mal, que no debía hacerlo pero... ¡a la mierda!, Jimin lo quería y Jungkook también. Era el beso, tal cual parecido como el primero que se dieron, estando en la misma posición y en el mismo lugar, era un beso lleno de recuerdos, los mejores de la vida de ambos.

Jungkook no aguantaba más, lo necesitaba, sólo 2 días bastaron para intentar olvidarlo, cosa que no logró. Cerró la tapa del piano y recargó a Jimin sobre ella, aún sin dejar de besarlo, posicionandose entre medio de las piernas de Jimin, creando un roce y la excitación por parte del otro que sólo Jungkook le podía dar.

Cada beso, cada caricia, cada toque en ellos era como si fuera la primera vez que lo hicieron, no se separaban para nada y si lo hacían, no era para más que dedicarse sonrisas.

Jimin comenzó a desabrochar los botones de la camisa de Jungkook para poder ver esa piel blanca, ese abdomen marcado que lo volvía loco, ese abdomen que le encantaba. El pelinegro por otro lado hacía lo mismo, quitando la camisa de Jimin de un solo jalón, la excitación de apoderaba en ellos y no había más que hacer.

-No sabes cuanto te deseaba, Jungkook.- Habló Jimin entre besos.

-Lo sé, también te necesitaba.

Jungkook bajó los pantalones de Jimin mientras continuaba besándolo. Bajaba su mano constantemente y provocativamente por el pene semi erecto del rubio, haciéndolo gemir por la excitación, el placer y la desesperación.

-Ahhh, Jung...

-Shhhhh, bebé, disfruta.

Jungkook continuaba besándolo, mientras que ahora, ya tenía el pene del rubio en sus manos, masturbandolo lenta y torturosamente mientras recibía los gemidos por parte del otro en su boca, sonidos que Jungkook callaba con sólo besarlo.

Padrastro//KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora