Toqué el timbre, estaba sin llaves otra vez. Me abrió Gabi la puerta y me pregunté:
- Kate cariño, ¿estás mejor?
- Sí Gabi, muchas gracias por preocuparte.
- Pasa anda tu padre te está esperando.
Entré y ahí estaba mi padre sentado en una silla de la cocina sosteniéndose la cabeza con la mano. Me partía el corazón verlo así y pensar que estaba así por mi culpa. Entonces me acerqué a él me vio y se levantó:
- Dios Kate que susto me has dado, ¿dónde has estado? ¿estás bien?- Parecía haberse preocupado mucho.
- Papá lo siento, no tenía que haberte dicho todo lo que te he dicho, es que... estaba enfadada y... no sé...
- Tranquila hija, te entiendo. A mi tampoco me gusta la idea de tener que abandonar nuestra casa con todos nuestros recuerdos pero no hay mas remedio...
- Lo sé, lo entiendo. Pero papá, podríamos... ¿podríamos vivir en una casa de madera?
A mi madre le gustaban mucho las cosas de madera, se pasaba su tiempo libre tallando figuritas. Después colocaba las figuritas en una estantería que construyó ella con ayuda de su padre cuando era pequeña. Mi padre contestó a mi pregunta:
- Eso es un poco difícil...
- Por favor papá, solo te pido eso... nada mas.
- Haré lo que pueda cielo.
Después de esas palabras me abrazó y me dió un abrazo y un cariñoso beso en la frente. Volvimos al salón donde estaban María y Gabi y mi padre se despidió.
- Bueno chicas, yo me tengo que ir a preparar las cosas de la mudanza y tal.
Todas nos despedimos de él y se fue. Yo no paraba de pensar en el extraño chico que me había salvado la vida. Christian. Tenía que contarselo a alguien así que María y yo subimos a la habitación a hablar un rato.
- María, no te vas a creer lo que me ha pasado mientras he estado fuera.
- Cuenta cuenta, soy toda oidos.
- Bueno, puede que haya cosas que no te gusten pero no te enfades por favor.- al decir eso puso una cara de "¿Qué me he perdido?".
- Bueno, lo intentaré, venga venga, no me dejes así ¿Qué ha pasado?
- Pues mira, he ido al lago donde solía ir con mi madre y pasaron demasiados recuerdos por mi mente entonces he tenido una idea no muy buena que digamos, me he ido al sitio con las peligro de todo el lago y... tenía en mente tirarme, ir con mi mamá, estar con ella para siempre,- su cara de sorpresa y miedo me hizo sonreír.- pero un chico súper majo llamado Christian me ha agarrado y no sabes todo lo que me ha ayudado hablar con él.
- No me gusta nada la idea que se te ha ocurrido, pero nada de nada. Aun que gustaría conocer al chico que te ha salvado la vida ¿tienes su numero o algo?
- Que va, no me ha dado tiempo a nada, casi me voy sin saber su nombre, le tenías que ver ademas era muy guapo.
- Oooh, es como un príncipe azul salvando a su amada del peligro, pero en el siglo XXI y lo que pasa es que no sabéis que estais locamente enamorado uno del otro.- dijo con una sonrisa pícara y juguetona.
- ¡MARÍAA!- Le chillé y le di un golpe con su almohada haciendo que se riera aún más, y las dos estallamos en carcajadas.
Y así estuvimos hablando de una cosa y de otra hasta las dos de la mañana que decidimos acostarnos. Nadie se puede imaginar todo lo que quiero a esta tonta que tengo como mejor amiga. Nadie.
