Last omega Ω Vkook

05: Poción de amor fallida.

Como no me quiero enredar con esto de los papeles de los padres.

Madre: que concibe un ser y lo da a luz, sea hombre o mujer.
Padre: que aporta esperma para la madre, sea hombre o mujer.

Punto xD

Y gracias a los que no me han dejado de seguir<3 y a los que no han dejado de esperar mis historias<3 uwu

Curvó una sonrisa cómplice, como si mi condición desorientada fuese un pequeño teatro. Cruzó por la habitación totalmente calmo, a espera de alguna cuestión mía pero cuando no obtuvo nada, por mi silencio inminente, él mismo decidió desatar la tensión.

—Creo que fue impulsivo... eso que dije —sonrió avergonzado. Me pareció insufrible cuando ese encantador gesto se esfumó con uno serio y apacible—. Sé que ahora estás muy confundido. No pretendía atormentarte.

—¿Somos hermanos? —sólo quería una respuesta simple, un sí o un no. Me encontraba tan aturdido que no buscaba seguir oyendo su voz, por mucho que me gustara.

—No adelantemos los hechos —colocó pétalos de flores en dos pequeñas tazas de mármol y luego les virtió agua hirviente a poco más de la mitad.

—Soy poco paciente —intenté respirar sin trabar el aire a mitad del camino de mi laringe.

Mis manos temblaban, algo así como cuando los nervios me empezaban a atacar por encima de mi propia voluntad.

—Te conozco poco —vino hacia mi con ambas tazas. Encontré el aroma del té muy relajante por alguna razón—. Es Valeriana —me dijo—, para calmar los nervios. Ahora, por favor, ven y toma asiento —señaló con la mirada a la pequeña mesa de centro, donde yacían varios cojines a su alrededor en el suelo.

Hice lo que me pidió, porque la verdad necesitababa que él aclare mis preguntas... y el té olía demasiado apetitoso.

Al encontrarnos frente a frente, disfrutando de la tranquilizante Valeriana, Taehyung decidió hablar por fin—: Tuve mis razones para rescatarte.

—¿Y cuáles fueron?

—No quiero que llegues a pensar que miento, así que te mostraré algo antes —desenvainó la espada que sobresalía de su espalda y me la mostró tendida delicadamente entre sus manos separadas conforme a la longitud de esta—. Como sabrás, a los alfas se les cede una espada al cumplir los diez años de edad, únicamente por sus progenitores. Sé que posees una similar a esta, hecha de acero de damasco y...

—Con el mismo sello —completé lo evidente. Toqué mi nuca en busca de mi espada, pero no estaba, ¿en algún momento me la arrebataron y no me percaté?, aquello me descolocó y entré en pánico, pero frente al príncipe decidí no mostrar mi desconcierto. Detallé el sello y, como sospechaba, eran exactamente idénticas.

—Son similares, ¿no crees?. A excepción por el color.

Intenté buscar alguna razón por lo cual nuestras armas resultaran tan parecidas.

No había ninguna.

—¿El sello tiene algún significado? —tuve la intención de rozar con mis dedos el sello del mango de su espada, pero me contuve, no me atrevía a tocarla, me parecía muy ajena.

—Sí, de hecho, al igual que el material. El sello pertenece a un omega varón, el emperador segundo —sabía sobre eso, muchos decían que el emperador marcaba como ganado a sus omegas, cada uno con un diferente estigma. Cuando uno de sus omegas daba a luz, marcaba al bebé con el estigma de la madre, así sabía de qué omega pertenecía cada hijo. Pero en este caso se trataba casi de una máxima autoridad, casi tan poderosa como el propio emperador—. Y el damasco...