Primera parte 1/2

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-Ya sabes, si esto no fuera por una buena causa, no habría forma de que estuviera haciéndolo- le dijo Louis a su hermosa perra labrador de color chocolate, Godiva.

El medio esperaba que la perra le convenciera para librarse de esto, independientemente de la causa, pero su mascota sólo lo miró como si dijera -No me mires a mí, esta fue tu idea.- De hecho, por la sonrisa canina en el rostro de Godiva, casi pensó que al animal le hacía gracia todo el asunto.

-Por supuesto que encuentras esto gracioso- murmuró Lou. -Nadie te está pidiendo que te quites la ropa.

Godiva le dio una mirada intencionada que decía -Eso es correcto. ¡Y ni pienses en tocar mi collar!

Bueno, tal vez decir que se quitaría la ropa era una exageración. El podría hacer un poquitín de exposición artística de los hombros, quizás incluso mostrar un poco de pierna. Nada más que eso. -¿Cierto, Godiva? Trazaremos el límite en los hombros y piernas.

Realmente era para una buena causa. El refugio animal en donde obtuvo a Godiva dos años atrás, estaba organizando una especie de sexy calendario -desnúdate-para-la-causa- con el fin de reunir fondos. Lou y otros chicos y chicas voluntarios, habían accedido a hacer las fotografías.

Hubo una organización de rescate animal en Portland que había hecho lo mismo el año pasado y tuvo un gran éxito, obteniendo miles de dólares para ayudar a apoyar su refugio. Cuando la dueña, en donde Louis era voluntario, le preguntó si lo haría, no fue capaz de decir que no.

Ahora que se encontraba parado frente a la puerta del estudio de fotografía en el centro de Seattle, comenzaba a pensar que en su lugar debió donar algo de dinero. No es que fuera un mojigato o demasiado tímido ni nada de eso. Era sólo que nunca había hecho algo tan atrevido y audaz como posar medio desnudo para un calendario pin-up.

Pero el había dicho que lo haría, así que no se iba retractar ahora. Nunca podría enfrentar a los otros chicos y chicas del refugio si no lo hacía. Todos ya hicieron sus sesiones de fotos y no habían dejado de hablar sobre lo divertido que había sido.

Así que, tirando más de cerca la correa de Godiva, Louis abrió la puerta y entró. Una pequeña campana adherida a la parte superior de la puerta tintineó, anunciando su llegada. Miró alrededor del estudio, creyendo encontrar a la fotógrafa esperándolo, pero la mujer no se veía por ningún lado. Los otros chicos y chicas que hicieron la sesión de fotografía ya la habían descrito como alguien muy fácil con quien trabajar. Eso hizo sentir lo hizo sentir mucho mejor. Posar para una agradable mujer mayor no lo haría sentir tan avergonzado.

Después de que unos minutos pasaron y nadie salió desde la trastienda del estudio, pensó que la mujer no debió de escuchar la campana. Tal vez se hallaba ocupada preparando las cosas para la sesión fotográfica.

Ordenándole a Godiva quedarse quieta, se acercó para tocar la campanilla del mostrador. Era más ruidosa de lo que pensó que sería e hizo una mueca mientras hacía eco entorno a la sala. Le dio una mirada de disculpa a Godiva.

-Lamento eso. Estoy un poco nervioso.

Godiva le lanzó una mirada que Louis tradujo como -Lo que sea- antes que se echara para lamerse las patas. Probablemente quería que sus uñas lucieran bien para la sesión.

Sabiendo que sólo iba a ponerse más nervioso si continuaba pensando sobre las fotografías, dejó que sus ojos vagaran por la habitación. Además del sofá de cuero y dos sillas a juego, había una mesita de café y varias plantas en macetas que le entregaban a la habitación un ambiente cálido y acogedor. Pero fueron las fotos montadas en la pared lo que llamaron su atención. De todo, desde niños y animales, hasta bodas y retratos familiares, vida silvestre y paisajes, era una mezcla de color y blanco y negro, hermosas y artísticas. El pudo ver porqué los dueños de del refugio habían escogido a este estudio de fotografía para tomar las fotos de este calendario. Si salían la mitad de elegantes como las que se encontraban en la pared, el resultado sería una obra de arte.

-¿Puedo ayudarte en algo?

__Louis estaba tan hipnotizado por las fotografías que no escuchó a nadie entrar a la habitación y saltó al sonido de la voz de un hombre. Con una mano en su garganta, se giró para ver al tipo más magnífico en el que alguna vez posó los ojos, parado justo frente a el. Alto y musculoso con cabello castaño y risado y una mandíbula cincelada, él tenía el tipo de ojos verdes conmovedores con los que una cualquiera se perdería si no era cuidadoso. La sonrisa que le destelló era suficiente para hacerlo derretirse justo ahí, en ese instante.

-Lo Lamento- dijo. -. No quería asustarte.

-No lo hiciste.- Louis sintió que su cara se sonrojaba al darse cuenta cuan lamentable sonaba, especialmente cuando era obvio que sí lo había sorprendido.

-Bueno, tal vez sí me asustaste un poquito. Me encontraba observando las fotografías y no te escuché venir.

Antes de que pudiera decir otra cosa mucho más inteligente, Godiva se paró y caminó hacia el hombre para saludarlo, con su cola moviéndose violentamente.

Lou instintivamente abrió su boca para regañarla suavemente, pero el tipo ya se había inclinado sobre su rodilla para darle a la perra una caricia afectuosa.

-Godiva- le advirtió Louis, luego le dio al hombre una tímida mirada. -. Lamento eso. Es su primera vez en un estudio de fotografía, así que está un poco emocionada.

El chico se echó a reír. -Está bien. Sólo está siendo amistosa. ¿No es así, muchacha?

_Lou no pudo evitar sonreír mientras él le frotaba detrás de las orejas. No sólo este hombre era totalmente ardiente, sino que también le gustaban los animales. Se preguntaba si tenía novio o novia.

Le dio a Godiva otra caricia, y luego se levantó.

-Tú debes ser Louis Tomlinson, ¿cierto?

El asintió, preguntándose cómo supo su nombre. Su confusión debió de ser obvia porque él le explicó.

El fotógrafo |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora