TEMPESTAD.

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Charles

La vida pasaba tranquila, impartir diferentes sesiones en la Universidad me tenía ocupado el día entero y en cierto modo era un alivió no tener que regresar al departamento, procuraba llegar apenas con vida para tirarme sobre el sofá y dormir hasta el día siguiente, nunca volví a ocupar nuestra cama. Los fines de semana eran un tortura llena de recuerdos, y esa estúpida nota en mi mano no me dejaba escapar de la realidad, justo ese fin de semana salí a despejarme y volví al anochecer a mi morada.

Y regresó ese día, casi tres años después y tocó a mi puerta como si el tiempo no hubiese pasado. Vino a buscarme y beso mis labios, no hubo palabras, ni saludos, mucho menos formalidades. Logró llegar a cada parte de mi ser, removiendo el pasado, abriendo la herida que aún sangra mentiras, de él. Erik puso sus ojos en mi quietud y encontró mis despojos. Con sus manos me tenía prisionero contra la pared, volvió a poner sus labios en mi, con toda esa pasión y salvajismo que siempre lo caracterizó haciendo subir la marea, y todo esté odio que quemaba en mi pecho actuaba por mi y me trague sus besos veneno envuelto en flor, y me busque en sus huesos para encontrarme, pero yo ya no estaba ahí.

Fui arrastrado por una marea creciente con su cuerpo, tomó mi cintura y me arrojó con fuerza sobre el polvoriento colchón, mi desbordante pasión era una mezcla de dolor y desilusión, Erik regresó a terminar lo que dejó inconcluso tiempo atrás, y yo estúpidamente acepté con toda ese deseo quemándome la piel, lo besé con furia y desesperación; rompió mi camisa y yo hice lo mismo, arrancó mis pantalones y lo imite, las lagrimas traicioneras querían escapar de mis ojos, pero no me permití ser débil ante él, y con el alma destruida vertí mi corazón para perderlo en sus pezones. No hubo preparación previa y no era necesaria, toda la mezcla de dolor, necesidad y excitación me tenían a tope, me penetró sin piedad y fue hasta entonces que descubrí que me quedé vacío como la primera vez.

Desperté en una cama vacía y fría que de nuevo me hacía compañía, ahora no había notas y está ocasión él logró llevarse "todo". Erik volvió esa noche a mi, fingiendo que aún podía amarme. Me odio más que nunca y lo amo como siempre, y no entiendo como habiendo tantos otros, me volví a perder en él.

¿A DÓNDE VOY? (CHERIK) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora