Día 4: Chispa

1.3K 116 81
                                    

Aviso: Temática escolar con quirk

En donde Jirou y Kaminari ansían tocarse... 


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Jirou y Kaminari llevaban saliendo aproximadamente tres meses. Viéndolo desde una perspectiva positiva, todo iba de maravilla. A pesar de sus variadas personalidades, siempre congeniaban. Los temas de conversación nunca terminaban, siempre tenían algo nuevo por hacer —la mayoría de las veces cosas sugeridas por el rubio— y parecía que los sentimientos aumentaban día tras día.

Kaminari disfrutaba pasar el rato en el cuarto de Jirou cuando no tenían clases o alguna lección de héroes. A veces veían películas juntos o escuchaban música en aleatorio, intentando adivinar la canción que seguiría.

A Jirou realmente le gustaba Kaminari. Y Kaminari cayó rendido ante Jirou después de casi un año estar en la misma clase.

Pero, como todas las parejas, tenían problemas. Por supuesto, discutían en ocasiones por tonterías sin sentido, como esa vez en la que Kaminari dejó un calcetín sucio sobre la cama de Jirou y ella casi muere por intoxicación. Estuvo a un paso de clavarle los auriculares en los ojos hasta hacerle sangrar, mas tuvo que reprimir sus instintos.

Aunque eso no se comparaba para nada por lo que estaban pasando ahora. Usualmente, las parejas después de un tiempo se volvían más... íntimas. Empezaban sosteniéndose las manos, luego dándose unos cuantos besos hasta llegar a ese punto que todos conocían.

No era como si ellos pensaran que las relaciones sexuales fueran algo extraño, de otro mundo. De hecho, pensaban que era un aspecto bastante común siendo ellos adolescentes, aunque tampoco se enfocaban en aquello.

No obstante, el problema de Jirou y Kaminari se enfocaba en todo eso. O más bien, radicaba en que no había nada de nada en su relación. Nada.

—Okay, intenta calmarte. Lo haremos a la una, a las dos y a las tres... —contó Jirou, mirando con atención el nervioso rostro del rubio.

La mano de Kaminari se dirigió con temblor hacia la palma abierta de Jirou. Se tardó más de lo acostumbrado en llegar a tocar la piel de su novia debido a las sacudidas de la mano. Estaba seguro que sudaba como demente, mas no podía evitarlo.

Finalmente, cuando se rozaron y pensaron que por fin iba a funcionar, unas chispas saltaron de la mano de Kaminari, provocando que Jirou pegara un salto hacia atrás en la cama y emitiera un siseo de dolor.

—¡L-lo siento, Jirou!

—No hay problema, no me lastimó.

Ambos soltaron suspiros pesados.

—Otra vez fallamos —murmuró Kaminari apesadumbrado con la cabeza baja.

—Bueno, no podía ser tan fácil —contestó Jirou, intentando subirle el ánimo a su novio.

Nuestro cielo estrellado |KamiJirou Week 2018|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora