Amigos.

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El joven caminaba algo nervioso por el pasillo, sabía que esto estaba mal, que no era lo correcto, que la sociedad lo calificaría de raro y lo haría a un lado; pero no podía evitar sentirse de esa forma, no podía evitar ponerse nervioso cada vez que estaba junto con él, no podía evitar observar sus labios al hablar, quedar hipnotizado por esa sonrisa que mostraba la perfecta dentadura de su amado, esas perlas que brillaban a la luz del sol. Baruch estaba completamente enamorado de su mejor amigo, no pudo evitarlo, y aunque pudiera no lo habría hecho, verlo bajo la luz de la luna aquella noche la cual estaba completamente indefenso, había estado luchando consigo mismo durante meses, pero esa noche fue especial para él, ver a Ezequiel ese día, ver sentir su cálido aliento en sus frías manos no hizo más que hacer que aquellos sentimientos que creía incorrectos florecieran cual margaritas en primavera. Baruch se paró junto a la puerta del salón de su amigo a esperar que este saliera de sus clases.

No paso mucho tiempo hasta que la campana sonó, indicando que aquella hora había terminado, el joven esperó a que todos los alumnos salieran y cuando vio el momento entró al salón y cerró la puerta tras de él, al voltearse vio a Ezequiel guardando sus cosas en la maleta, este al ver a su amigo no pudo evitar sonreír, agarrar su mochila y caminar a su encuentro.

-Barch, que bueno verte acá ¿Nos vamos? –Dijo el chico agarrando del hombro a su amigo.

-¿Vamos a la espalda del instituto a fumar un cigarrillo? –Pregunto Baruch algo nervioso pero guardando la compostura.

-Claro te sigo –Dijo Ezequiel abriendo la puerta del aula y saliendo de esta.

Baruch camino a su costado conversando de temas sin importancia alguna, mantenía el habla con su amigo mientras que su mente estaba en otro lado, examinaba el rostro de Ezequiel, le gustaba mucho mirar sus ojos y observar a detalle las pecas que había en él. ¿Cuándo fue la primera vez que se conocieron? Fue hace como 12 años, cuando apenas tenían 8, él era un niño muy diferente a los demás, no le gustaba relacionarse con sus compañeros, era callado y siempre tenía con él una pequeña libreta en la cual escribía todo lo que sucedía a su alrededor, mientras que Ezequiel era todo lo contrario, era activo, muy social y carismático, siempre se lo veía rodeado de personas, los niños lo querían en sus equipos de deportes mientras que las niñas no paraban de perseguirlo para ganarse su atención, aun se acuerda la primera vez que hablaron, Baruch estaba sentado a una esquina del salón observando como sus demás compañeros se reían entre ellos, tenía su libreta sobre la carpeta, en ella tenía escrita algunos pequeños poemas que había hecho en el día, aquellos poemas que no se los mostraría ni a su madre ni a su padre, en ese preciso momento pudo sentir como alguien caía tras de él, y al girarse asustado vio a Ezequiel apoyado en su espalda y sonriendo, Baruch nunca habría imaginado que aquel niño carismático llegaría a entrar en su corazón poco a poco, y junto con eso nacería una hermosa amistad y un hermoso sentimiendo.

-¿Baruch me estas escuchando? –Pregunto Ezequiel mientras chasqueaba los dedos delante del rostro de Baruch.

-Siempre lo hago Ezequiel –Contesto este con una sonrisa.

-¿Qué es lo que te acabo de decir exactamente? –Dijo Ezequiel cruzándose de brazos.

-Que te aburre las clases de la señorita Karen –Dijo Baruch doblando la esquina.

-La verdad es que si, no entiendo en nada lo que dice en clase, hablamos diferentes idiomas –Dijo Ezequiel pasando su manos por su cabello pelirrojo, Baruch solo lo miro y sonrió -¿Qué te parece gracioso? Si no hago algo rápido puede que desapruebe este ciclo.

-No me causa gracia tus desgracias –Dijo Baruch mirando su móvil y sonriendo –Bueno quizá un poco, pero tampoco es todo problema de la señorita Karen, hasta donde yo sé, tú no pones de tu esfuerzo tampoco.

Momentos de inspiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora