McLennon One-Shots

Afterlife

John

En realidad, la muerte es mucho más divertida de lo que se podría pensar. Claro, el hecho en si, sentir las balas atravesando su cuerpo, la caída,sangre corriendo, los gritos y el caos a su al rededor no lo fueron. Eso si fue algo traumático. De verdad, no le deseaba a nadie una muerte tan violenta cómo la suya.

Pero una vez que eso término, cuando se separó de su cuerpo, todo fue mejor. Había luz,muchísima luz. Y paz. ¿Eso era el cielo? No estaba seguro. Al menos, no se parecía a ninguna descripción del infierno.

Podía lucir tan joven cómo quisiese. "Estar"dónde se le antojara. Y con pensarlo, tener casi cualquier cosa que deseara. Total, ya estaba muerto. Incluso podía observar lo que pasaba en el mundo que había dejado. (No le gustó ver personas llorando por él. Tuvo ganas de tranquilizarlos, decirles que de verdad estaba en un mejor lugar.)

Además, a penas llegó, empezaron los reencuentros. Con su Madre, con Stu, con Brian. Había muchas cosas que decir. Por suerte, literalmente tenían toda la eternidad para hacerlo.

Al menos, estaba satisfecho de que le hubieran entregado a Paul las cintas que le dejó.

Lo único que odiaba de la muerte era que esta había llegado en forma demasiado repentina. Una persona había decidido arrebatarle la vida, y ahora estaba allí. Hubo demasiadas cosas que no pudo hacer, demasiado que jamás pudo decir o escuchar.

A veces sentía pena por los que aún estaban vivos. Los extrañaba tanto. Pensaba demasiado en ellos. Y en todo lo que hubiera hecho de haber tenido más tiempo.

Criar a Sean, arreglar las cosas con Julian.
Terminar todo formalmente con Yoko.
Disculparse con Cyn.
Escribir más canciones. Seguir componiendo
Reconciliarse con Paul. Y con George y Ringo.

Reunirse con los chicos, todos al mismo tiempo, de nuevo. Hacer música otra vez. Cantar hasta perder la voz, llenarse los dedos con cayos. Enloquecer de nuevo al mundo.

Y quizá, con ello, cambiar al mundo. Revolucionarlo.

Otra vez.

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El tiempo, después de la muerte carecía de significado real. Lo único que le indicaba a John su paso eran las personas que morían y con las cuales se reencontraba.

Le pareció sumamente extraño que, cuando llegó, lo primero que hizo Linda McCartney fuera abrazarlo.

—Lo sé todo. Y lamento tanto no haberlos podido ayudara. —le dijo la mujer.

John se sorprendió, realmente lo hizo. No cualquiera le hablaba así a alguien que, prácticamente, era el ex de su marido. Por Dios, si que había juzgado mal a esta mujer.

—Pensé que me odiarías cuando lo supieras.

Contestó, correspondiendo el abrazo.

—¿Cómo podría? Él te sigue amando, John. A pesar de todo, sigues en su corazón. No estoy celosa, el corazón de Paul es lo suficientemente grande para los  dos.
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George llegó demasiado pronto para su gusto. Aún en el más allá seguía mirándolo con admiración. Fue bueno reunirse con el mocoso.

A Cyn le pidió perdón. Le dijo todo lo que, cuando ambos están vivos, no pudo. Ella realmente fue una mujer fuerte que pasó todo su tiempo luchando por seguir adelante. John le confesó que la admiraba por eso. Ella le otorgó su perdón.

La aparición de Ringo fue cómo la del primer rayo de sol después de una larga tormenta. Sus ojos azules y su brillante sonrisa lo hicieron sentir casi vivo.

No podía esperar para encontrarse de nuevo con Paul. Por suerte, sólo era cuestión de tiempo.

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Paul.

Cincuenta años después de aquel fatídico ocho de diciembre dejó este mundo. La muerte le llegó sin dolor, acostado en su cama y con una guitarra a su lado. Estaba acompañado de Nancy y sus amados hijos. Contaron chistes y viejas historias. Intentaron no estar tristes.

Sonaron campañas y también se cantó. Y Paul supo que iba a ser recordado con sonrisas.

El final del final es el comienzo de un viaje a un lugar mejor. Y el anterior no fue malo. Así que un lugar mejor tenia que ser especial.*

No había necesidad de estar tristes:  Volvía a sentirse lleno de energía. Su cuerpo había dejado de ser el estorbo en que se había convertido durante los últimos años. Además, todas las personas que había amado y que, lamentablemente habían partido antes que él, estaban allí cuando llegó.

Sus padres, Linda, Cyn, Brian, George Martin.  Al fin pudo volver a abrazarlos.

En medio de los saludos, abrazos y conversaciones, escuchó una voz extinta hacia tiempo atrás

—Te tardaste mucho, Macca.

—¿Johnny?

Se giró y, después de cincuenta años estuvo de nuevo frente a John Lennon.

Entonces, fue cómo regresar a aquel seis de julio, tal lejano ya, que cambio su vida para siempre. De nuevo esta en Woolton. Todo es tal cómo recordaba  que fue la primera vez. Incluso pudo sentir la calidez del sol de verano en su piel.

Sus ojos se encontraron con los de John. El milagro del amor a primera vista se repitió. Pero ahora, estando donde estaban, ya no había nada de qué preocuparse. Eran libres para amar.  Paul usó esa libertad para lanzarse a los brazos del chico que tenía justo a unos pocos pasos de si mismo.

Se besaron. Otra ventaja de estar muertos es que ya no tienen que respirar. Sólo se separaron cuando escucharon George gritando, cosa algo rara en él.

—¡No pueden pasarse toda la otra vida en esto!

Luego se rió. Entonces se acercó para poder unirse al abrazo. Ringo también lo hizo, pero él llegó corriendo con toda la intención de hacerlos caer. Terminan tirados, unos encima de otros, y riendo a carcajadas otra vez.

Después de tanto tiempo, los Beatles volvían a reunirse.

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¡Hola!

*The end of the end. Una canción de Paúl sobre su muerte :')

No sé a qué quería llegar con esto, prácticamente se escribió solo mientras escuchaba la canción anterior  No tengo mucho que decir al respecto, excepto que lo siento si quedó demasiado triste.

Les debo una boda y Lemon.

¡Muchas gracias por leer!