Pero todo eso paso mucho antes de que yo interviniera, pero eso formo el mundo en el que crecí. Yo nací cinco años despues de que se terminara con la última resistencia en la batalla de Mandena, pero esta historia comienza cuando tenía 14 años, mi primer día en la especialización. La escuela que se formo para que los jóvenes usen su dote para sacar adelante a la humanidad, una ves que nos separaron de los no dotados después de 9 años estudiando como cualquiera, estaba optimista, en el mundo solo alrededor del 15% de los sobrevivientes éramos dotados y no había conocido a muchos antes y los que conocía no era que me cayeran particularmente bien.
Entre a mi salón solo reconocí a 3 caras, una especial mente molesta. Nadie se hablo en un principio, solo estábamos sentados cada quien buscando como distraerse y yo desde una esquina los observaba a todos, todos en nuestra familia somos científicos, analizar y razonar está en nuestra naturaleza, estudiar el comportamiento de las cosas y tratar de saber como actuar para resolver cualquier problema, pero 7 caras despertaron especial mente mi curiosidad.
Un chico muy simpático, aunque estaba serio como los demás se podía ver en sus ojos que no estaba nervioso. Un chico y una chica, los únicos que estaban sonriendo, la chica un poco más tímida que el chico, se volteaban a ver y el chico le hacia gestos como si señalara a alguno de los demás, después hacia un gesto que nunca pude descifrar, y ella le contestaba con una pequeña risa, savia que se estaban burlando del aspecto de todos pero no supe bien que decían. Un chico sentado hasta atrás en el centro del salón. Con una cara seria, pero no un serio estoico sino un serio que solo está así por que no lo habían hecho cambiar su expresión. Un chico que pude notar que hacia lo mismo que yo, analizaba a cada uno pero debes en cuando soltaba una pequeña sonrisa, y cuando chocamos miradas hizo una leve sonrisa y me saludo con la cabeza y le respondí de igual modo. Una chica sentada alado de la puerta, bailaba la mirada por el lugar como si buscara algo que ver, no estaba impaciente solo estaba aburrida. Y por ultimo ese chico con su sonrisa altanera y ese aire de superioridad demasiado pesado como para evitar verlo.
Unos minutos después llego el profesor, un joven de no más de 10 años mayor que yo, alto y de complexión delgada con unos grandes lentes, se movía muy poco fluido para ser tan joven. Llego y se presento – soy el maestro Alberto Ochoa- su vos era mas gruesa de lo que esperaba obligándote a ponerle atención – seré su maestro de entendimiento del dote, el grupo es muy pequeño pero eso es por que la materia es muy particular como para un grupo grande, ahora sé que la mayoría no se conoce así que arreglemos eso, levántense digan su nombre y hagan una demostración de su dote, algo solo para saber que tan bien lo dominan. Empiezas tú- señalando al chico con la mirada segura.
-soy Lucas Solomon- una vez que se levantó pude analizarlo mejor, era de piel clara y cabello negro y rizado, ex e espalda ancha y cara ovalada y alargada, se acerco al marco plateado del pizarrón y rosándolo junto el índice y el pulgar, uno de los lados del marco se doblo por la mitad y resonó un ruido metálico. -controlo el aluminio-. Lo dijo con una serenidad sorprendente después del escándalo que hizo, el profesor rompió el silencio – muy bien, gracias Lucas, acomoda el marco y selecciona a alguien más- Lucas estiro los dedos y la pieza volvió a estar recta y la fijo al pizarrón, se dio la vuelta y señalo a un chico en medio del salón. -ella y díganme Luck por favor-. La chica paso al frente y saco un polvo amarillo de un dije que llevaba en su collar e hizo una pequeña explosión, controlaba el azufre, en ese entonces e incluso algunos ahora acostumbran llevar algo de su dote con ellos por si acaso, pasaron otros 3 que ya no recuerdo antes de que escogieran a la chica de la sonrisa tímida.
Era pequeña, tenia el pelo castaño obscuro largo y rizado, con una piel blanca y unos ojos grandes que junto con sus demás rasgos la hacían tener una cara muy simpática. Ella se paro y con una voz aguda dijo -yo soy verónica muños- cerro los ojos y se podía ver que intentaba concentrarse, entonces se estremeció un poco y recupero la compostura, en ese momento me di cuenta de que la chica se estaba elevando, cuando tuvo la altura suficiente para que todos se diera cuente, abrió los ojos y embozo una pequeña sonrisa, -yo controlo el helio- bajo poco a poco y le toco el hombro al chico que le estaba haciendo gestos, - vas- le dijo riéndose , en la miro y sonriéndole entrecerró los ojos y agito lado a lado la cabeza con un gesto de desaprobación.
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la segunda incursión
Fiksi Ilmiahen un mundo que hace décadas fue devastado por unos extraños visitantes que llevaron a la humanidad al borde de la extinción a la vez que le otorgaron a las siguientes generaciones extraordinarias habilidades, el nieto de uno de los héroes de la hum...