Roomies.

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El trabajo ya empezaba y yo no encontraba departamento en Toronto. Me necesitaban ahí para empezar el nuevo proyecto.

- Andrew, me preguntaba si podría quedarme una semana más en el hotel. Aún no encuentro departamento.

Mi jefe resopló, ya me había quedado 10 días en el hotel para presentar el plan de trabajo y conocer al equipo.

- No creo que sea posible.- Empezó, un poco apenado.- Como sabes tenemos el nuevo proyecto, y si no funciona nos quedamos quebrados. Ya no tenemos fondos...

- Hola, olvidé mi celular en el escritorio.- dijo Shawn entrando a la oficina.

Lo tomé y lo extendí a su mano. Esperamos a que saliera para retomar la plática pero se quedó mirando su celular recargado en el umbral de la puerta.

- ¿Tienes algún familiar o amiga con quien te puedas quedar? - preguntó Andrew.

- No...

- Tal vez podrías preguntarle a la nueva interna dónde se está quedando.

- Espera, ¿no tienes departamento aún? - preguntó Shawn levantando su vista hacia mi.

Negué con la cabeza e hice una mueca.

- Te podrías quedar en mi depa, tengo otro cuarto.

- ¿En serio? - asintió con la cabeza.- No me gustaría incomodarte. - Le comenté.

- Para nada. Además casi nunca estoy en el departamento; siempre ensayando, eventos... ya sabes.

- No sé qué decirte...

- Sólo di que si.

Si le digo que no, no tengo ni idea de dónde me quedaría... Pero me conoce muy apenas. Eso sí, en lo poco que hemos convivido nos hemos llevado súper bien.

Voltee a ver a Andrew y me miró con súplica. No quiere quedar mal conmigo cuando apenas estamos empezando el proyecto, pero entiendo la situación financiera.

- Acepto el trato, serán sólo unos días.- afirmé.

- Lo que necesites.- dijo relajado mientras una pequeña sonrisa se formaba en su rostro.

Mi jefe dio una palmada en su hombro diciendo "gracias".

- Asunto resuelto, adiós.

Pasaron tres noches que me había quedado en el departamento de Shawn. En la mañana salía a correr, después desayunar, bañarme, y prácticamente cuando ya me iba al trabajo Shawn se despertaba. Y cuando me estaba a punto de dormir él llegaba.

Ya hasta me quería quedar en esos edificios, debería de preguntar si tienen un loft disponible. Estaba súper cerca de la oficina y con mil cafeterías y restaurantes cerca.

El sábado en la noche quería quedarme a ver películas, pero me dio antojo de pasta y decidí salir para traer a casa.

- Shawn - toqué su puerta y abrí, estaba sentado tocando la guitarra,- iré por pasta, ¿quieres?

- Sí, un fettuccini por favor.- Asentí y salí de la casa.

Volví con la bolsa y los dos refractarios, haciendo malabares para que no se voltearan. Dejé la comida en la mesita de la sala y me dirigí al cuarto de Shawn.

Abrí la puerta, desprevenida. No esperaba lo que estaba a punto de ver. Estaba ahí, masturbándose. Solté un pequeño gritito esperando que no me oyera y cerré la puerta.

Segundos después, salió alborotado con sólo un bóxer.

- Lo siento, lo siento. Debí tocar antes.- empecé a disculparme.

- Mi error, no puse seguro.- me interrumpió, estaba bastante relajado.

- ¿Quieres tu pasta?... - pregunté intentando cambiar de tema.

Me dirigí a la cocina y cuando recordé que había dejado la bolsa en la sala Shawn se acercó a mí.

- No quiero pasta ahora. Te quiero a ti.

Me arrinconó cerca del refrigerador, sentía su respiración tan cerca...

- ¿Qué no te habías dado cuenta de lo mucho que te deseaba? Quiero que me ayudes a terminar lo que interrumpiste.- Clavó sus ojos en los míos, sus ojos tan decididos y desesperados.

- No puedo...

Sus labios se dirigieron a mi cuello.

- Sé que quieres.- dijo entre besos.- Nadie sabrá de esto.

Sí que quería. Moría por tenerlo, porque me hiciera suya. No puse resistencia. Lo tomé de la barbilla, acercando sus labios a los míos, esbozando una sonrisa.

- Entonces más te vale hacerlo bien - solté, antes de una guerra de besos desesperados.

Besaba tan bien, que no pude evitar soltar un gemido. Y otro tras sentir lo mucho que deseaba esto sobre mi ropa.

Me giró hacia el lado contrario para subirme a la barra de la cocina. Bajó mis jeans hasta que quedaran en el suelo y se colocó entre mis piernas. Seguimos besándonos y empezó a bajar sus besos de nuevo a mi cuello.

Se deshizo de mi blusa, de mi brassier. Dejando besos mientras bajaba. Ya estaba cerca del ombligo, necesitaba que llevara su boca más abajo.

Y así, se deshizo de mis pantis. Masajeó mis muslos con sus manos, preparándome para lo que venía. Metió un dedo en mí y lo lamió.

- Sabes tan bien. Necesito más.

Bajó su cabeza y lamió cada centímetro de mí.

- Shawn... - gemía, una y otra vez.- ¡Shawn!

Después sustituyó su lengua por sus dedos, introduciendo uno, después dos...

- Te necesito dentro de mí.- exclamé.

Me levantó y me cargó hasta el sillón, mi intimidad mojada pegada a su abdomen. Ya se había despojado de sus bóxers.

Me recostó con cuidado en el sillón sin respaldo. Se colocó un preservativo que tomó en el camino a la sala y sin previo aviso entró. Una y otra vez. Más y más rápido.

- Vamos preciosa, grita mi hombre.

- Shaaawn... Quiero más. Más.

Sabía hacerlo tan bien...

La sala se llenó de gemidos, ambos pidiendo más hasta llegar.

Entré respiraciones agitadas y cortadas Shawn dijo:

- Puedes quedarte aquí todo lo que quieras.

Shawn Mendes. One Shoots (HOT) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora